Pedro Sanchez con Fernando Simon
Pedro Sanchez con Fernando Simon

En la escena final de El caballero oscuro en la que el cadáver enloquecido del fiscal Harvey Dent permanece inerte mientras Batman y el comisario James Gordon observan perplejos como el Joker ha conseguido su propósito de oscurecer a el caballero blanco de Gotham, el protagonista toma la decisión de señalarse a sí mismo como verdugo de todos los policías ejecutados por el fiscal para no mancillar el pulcro recuerdo ficticio del héroe que la ciudad necesitaba para reconstruirse. «A veces la verdad no es suficiente, a veces la gente se merece una recompensa por tener fe», sentencia el murciélago mientras se prepara para exiliarse fugitivamente en la oscuridad del anonimato.

Esta escena me recuerda mucho a lo que ha maquinado el Gobierno de España, ósea se Iván Redondo, con algunos de sus cargos. Dibujan a Fernando Simón como un referente popular, -el propio Presidente de Gobierno alabó su función en público en uno de sus sermones dominicales del confinamiento-, como el héroe que nos protege, el que necesitamos para derrotar al virus. Hace unos meses leía en el periódico satírico El Mundo Today que el ejecutivo alertaba de que si decaía el Estado de Alarma el director del Centro de Emergencias Sanitarias dejaría de comparecer en la caja tonta. Ha pasado a ser uno más de la familia, se ha unido al elenco fraternal de Jordi Hurtado o Roberto Brasero.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Mientras algunos le ven como un técnico reconvertido en funcionario servil de Salvador Illa, otros le imaginan como referente de hombre feminista

Le queremos, o eso es lo que quiere hacer que sintamos el Gobierno. Mientras algunos le ven como un técnico reconvertido en funcionario servil de Salvador Illa, otros le imaginan como referente de hombre feminista. Figura que quizá hubiera sido modélica de no haber sido víctima de sus propias contradicciones cayendo en la mentira no solo mediante sus palabras sino a través de sus actos como cuando se paseó sin mascarilla por una playa de Portugal a la par que pedía responsabilidad a los españoles.

Ciudadanos empachados de comparecencias triunfalistas como las de Pedro Sánchez en las que utilizando un lenguaje bélico calificando a la Covid-19 de enemigo al que había que derrotar en esta guerra sin cuartel se proclamaba como guardián de todas las almas. Recuerdo cuando cínicamente Pedro Sánchez presumió en el Congreso de los Diputados de haber salvado a casi medio millón de personas de haber perecido en manos del virus sin ni siquiera tener conocimiento del número real de víctimas.

¿Cómo es posible ser consciente de las vidas salvadas sin saber de manera plausible la cifra real de muertos? Es la pescadilla que se muerde la cola, o más bien, la serpiente que se arrastra por la mentira. 

Los valores son la flecha que nos indica el camino y el problema reside en la ausencia de cabezas integras que devuelvan la ilusión a la ciudadanía

Escuché de boca de una publicista decir que el marketing sin verdad es maquillaje, y lleva razón. Un ungüento filtrador de la verdad ocultada en la falacia que cuando se desvanece revela la verdadera cara del mal. Como refleja precisamente El Caballero oscuro: La leyenda renace, cuando se descubre la mentira sobre la que esta cimentado el mito del fiscal que le da nombre a la norma que ha limpiado Gotham de delincuentes, todos los oprimidos se levantan desvaneciéndose el orden floreciendo el caos. Anarquía consecuencia de la perdida de esperanza. Desaliento de la masa ante la ausencia de un referente, de un guía que señale el camino.

Falta la presencia de un líder en nuestra sociedad y sobra la existencia de falsos Mesías que a la par que dan ejemplo de sus actitudes mienten de manera flagrante disolviendo todo atisbo de credibilidad. Los valores son la flecha que nos indica el camino y el problema reside en la ausencia de cabezas integras que devuelvan la ilusión a la ciudadanía. Estamos huérfanos de referentes, no tenemos espejos en donde mirarnos en esta democracia que ejerce como tutora de una masa, -como señaló Tocqueville-, incapaz de entender de prudencia sin que exista prohibición sobre las conductas. Ya vimos la semana pasada como la gente ignoró las advertencias sanitarias de no fumar en la calle en cuanto un juez del TSJ de Madrid levantó la restricción decretada.

Líderes insostenibles basados en el engaño que no suelen perdurar salvo en las mentes de los fanáticos con miedo a la realidad

Vivimos a expensas de lo que diga el falible derecho positivo por la pérdida de ciudadanos ejemplares, por no obtener ninguna recompensa pese a tener fe. Confianza que por mucho que se empeñe el ministro de Sanidad no la vamos a encontrar en influencers, – lo digo por el llamamiento de Illa a estos personajes para concienciar a los jóvenes-, ni en otros símbolos vacuos sin soporte alguno.

Líderes insostenibles basados en el engaño que no suelen perdurar salvo en las mentes de los fanáticos con miedo a la realidad. Verdad relevadora de las atrocidades de un Che Guevara referente de los homosexuales a los que él mismo maltrataba, o del carácter ladrón de un Jordi Pujol que mientras acusaba a España de robar a Cataluña se llenaba las alforjas con el dinero de los catalanes. 

Anhelamos un liderazgo autentico, una cabeza integra basada en la verdad, no en una mentira maquillada para salir al paso a corto plazo. Puede que así nos mantengan entretenidos durante una temporada pero no conseguiremos un proyecto de país, una razón para luchar, una esperanza verdadera por la que tener fe.   

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