El narcotrafico quiebra la esperanza del pueblo
El narcotrafico quiebra la esperanza del pueblo

Durante las últimas semanas, la noticia más trágica que ha ocupado titulares de noticieros y primeras planas de los diarios es la guerra de Ucrania.

Un conflicto que se complica conforme el tiempo pasa y que, al igual que ocurre con todas las guerras, sabemos cómo empezó pero ignoramos como habrá de terminar.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

Suscríbete ahora

Sin embargo, aunque suene extraño, la guerra de Ucrania no es el único conflicto que causa muerte y desolación.

Existe otro conflicto que lleva mucho más tiempo que la guerra de Ucrania y que solamente preocupa a quienes, por vivirlo de cerca, lo padecen en carne propia.

Nos referimos a la guerra que tiene lugar en México.

¿Guerra en México? Es posible que se pregunten con incredulidad e incluso con una sonrisa irónica la mayoría de nuestros amigos lectores.

Sí, queridos amigos, aquí en México padecemos desde hace años un conflicto bélico en toda su magnitud y que se agrava conforme pasa el tiempo.

Nos referimos al desafío descarado que las bandas de narcotraficantes han lanzado en contra del Estado Mexicano.

Es tal el poder de dichas bandas que controlan ya vastas extensiones del país, poseen armas de alto poder propias de un ejército, cuentan con abastecidos arsenales e incluso se dan el lujo de que en reportajes televisivos muestren a sus sicarios vestidos con uniformes militares.

Mucho se habla acerca de que más de dos millones de ucranianos han huido de su patria buscando asilo en los países vecinos.

Si deseamos darnos cuenta de las dimensiones de esta guerra mexicana, bastará con decir que –debido a las presiones de estos grupos criminales- pueblos enteros han sido abandonados por sus moradores dejando casas, muebles e incluso ganado a disposición de los narcos.

Aunque suene rudo, hay que reconocer la realidad: México entero está ensangrentado, la población se encuentra aterrorizada, no existen garantías para propietarios y comerciantes y, en muchas regiones, el único ordenamiento jurídico (si es que así puede llamársele) es la ley del más fuerte.

Hace algunas semanas, en el pueblo michoacano de San José de Gracia, los narcos fusilaron (sí, como lo están leyendo fusilaron) a diecisiete personas, tuvieron tiempo más que suficiente de recoger los cadáveres e incluso limpiar la sangre de los ejecutados.

Y en el colmo del cinismo, las autoridades –sobornadas o amenazadas por los criminales- dijeron que, al no aparecer los cuerpos de las víctimas no había delito que perseguir. A pesar de que por televisión se mostró el momento del fusilamiento gracias a quien lo grabó con su teléfono, todo

hace suponer que este crimen, al igual que la mayoría de los que se cometen en México, acabará también quedando impune.

Por otra parte, algo que es del dominio público es el hecho de que las bandas de asesinos no solamente se dedican a vender drogas; también extorsionan a pequeños comerciantes exigiéndoles semanalmente el pago de cierta cantidad (esto es lo que se llama derecho de piso) si desean mantener sus negocios a salvo pues de lo contrario se los destruyen.

Como es lógico suponer, esto desalienta a campesinos y pequeños comerciantes.

¿Qué ocurrirá cuando la mayoría de los campesinos dejen de cultivar la tierra? ¿Qué pasará cuando los aterrorizados comerciantes prefieran cerrar sus negocios?

La respuesta a dichas preguntas es la siguiente: Habrá carestía de alimentos y los pocos que se puedan conseguir en el mercado negro tendrán precios elevadísimos.

Por otra parte, el cierre de pequeños negocios causará que mucha gente quede sin empleo…¿Qué harán para sobrevivir? ¿Emigrarán al extranjero como hacen los ucranianos o serán afiliados por grupos delincuentes?

Si hubiera que resumir la actual tragedia mexicano podríamos hacerlo con la siguiente frase: Nos angustia saber que hoy estamos peor que ayer pero en cambio nos consuela saber que hoy estamos mejor que mañana.

Los asesinatos de periodistas, pequeños empresarios, alcaldes y gente de cierta relevancia con el amargo pan cotidiano.

Guerra en México, un conflicto sangriento del cual poco se habla pero que es urgente denunciar para que el mundo se entere de lo que está sufriendo un pueblo noble y trabajador.

Comentarios

Comentarios

Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).