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El otro día leí en la prensa que jugador profesional de fútbol se ha negado a reincorporarse a su club. A pesar de que la Liga ha prescrito que todos los futbolistas se hagan un test antes de incorporarse a los entrenamientos, este futbolista de 26 años de edad ha declarado que está dispuesto a perder su contrato con el club e incluso su carrera como futbolista profesional con tal de no correr el riesgo de contagiarse.

Este caso no es más que un ejemplo del miedo al virus que se ha instalado entre la mayoría de los españoles. Llevamos en esta crisis sanitaria más de 27.000 fallecidos. Muchos para una sociedad como la nuestra, que ha conseguido que la esperanza de vida ronde los 85 años y que ha reducido de forma espectacular el número de enfermedades incurables.

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Pero los números, vistos en bruto, suelen llevarnos a conclusiones engañosas. Si analizamos las cifras que nos da el Ministerio de Salud en su Informe del 14 de mayo, veremos que más de un 86% de los fallecidos son mayores de 70 años. La tasa de letalidad del virus, que se calcula como el número de muertes entre el total de casos detectados es, para los mayores de 80 años, del 21,6%. Para los que tienen entre 70 y 80 es de 14,3%. Para los sexagenarios la letalidad baja ya al 5%, y para los que estamos en los cuarenta, es de solo un 0,6%. Y para la franja de edad de entre los 15 y los 29, estaríamos hablando de un 0,2%.

Un reciente estudio de serología realizado a nivel nacional ha descubierto que el número de españoles que ha pasado el virus es diez veces superior a los casos declarados

Pero es que, además, la tasa de letalidad se calcula como el número de fallecimientos entre el número de casos detectados, muy inferior al número real de infectados. Un reciente estudio de serología realizado a nivel nacional ha descubierto que el número de españoles que ha pasado el virus es diez veces superior a los casos declarados. Eso significa que la probabilidad de que un cuarentañero que enferma de COVID muera es del 0,06%. O lo que es lo mismo, 6 de entre 10.000. Y para ese futbolista del que hablamos, que está dispuesto a dejar el fútbol profesional, la probabilidad sería de 2 de entre 10.000.

Viendo las cosas así, ¿está justificado tanto miedo? Parece que los mayores de setenta, o incluso de sesenta tienen motivos para estar asustados. Pero el resto de los ciudadanos no tenemos motivos para vivir con tanta angustia.

Sin lugar a dudas, este miedo paralizante que la mayor parte de la población está mostrando y el alargamiento del confinamiento al que nos está sometiendo el Gobierno están causando perjuicios mucho más graves que la enfermedad.

Lo más probable es que esta pandemia se supere de la misma forma de la que se han superado todas las pandemias a lo largo de la Historia: gracias a la llamada inmunidad de rebaño

En primer lugar, el exceso de confinamiento puede estar alargando en exceso la duración de la pandemia. No sabemos cuando va a llegar la vacuna. Recordemos que la vacuna del SIDA y la del SARS siguen sin llegar ¿de verdad vamos a estar varios años encerrados por miedo a contagiarnos?

Lo más probable es que esta pandemia se supere de la misma forma de la que se han superado todas las pandemias a lo largo de la Historia: gracias a la llamada inmunidad de rebaño que consiste en que el virus pierde su poder de propagación cuando un 60%-70% de la población ha generado anticuerpos contra la enfermedad. Un confinamiento excesivo de la población retrasaría la llegada de esta inmunidad de rebaño y nos condenaría a vivir varios años en la situación actual.

En segundo lugar: ¿Qué es preferible? ¿Correr un riesgo de morir de 6 entre 10.000? ¿O perder el trabajo, los ahorros y ser desahuciado de tu casa? Y así terminaremos millones de españoles que estamos en edad de trabajar si el gobierno sigue con el estado de alarma y continúa dictando normas que hacen inviables el funcionamiento de las empresas.

Según el propio Gobierno, el PIB caerá este año un 9,5%. Eso nos llevará a tener seis millones de parados, a un déficit público del 15% y, probablemente, a un rescate por la UE con recortes de sueldos públicos y pensiones del 20%. Si, como parece, este virus ha venido para quedarse ¿seguiremos también con la economía paralizada en 2021? ¿Hasta dónde va a llegar el paro? ¿Cuántas empresas van a cerrar? ¿Qué va a pasar con nuestro sistema bancario cuando las empresas y los particulares no puedan devolver los créditos?

El Gobierno trata de tranquilizar a la población con su famoso escudo social. Pero los recursos públicos no son ilimitados. La deuda pública supera con creces el PIB y después de esta crisis será ya impagable. La realidad es que, si la economía colapsa durante tres años, el estado no tiene capacidad para salvar a los españoles del desastre.

Por ello, parece que lo sensato es plantarle cara al virus. Las medidas de confinamiento han sido necesarias para evitar el colapso del sistema sanitario. Pero ahora que el virus está controlado y nuestro sistema tiene capacidad para tratar a los enfermos, lo mejor es que los ciudadanos reanudemos nuestra vida y vayamos generando anticuerpos. Con higiene, sí y con cierto distanciamiento social para evitar que la curva se dispare y el sistema colapse de nuevo. Pero sin perjudicar el funcionamiento de sectores estratégicos para nuestra economía como son el turismo, el comercio y la hostelería.

Los mayores de setenta años tendrán que protegerse. Pero al resto de españoles no nos queda más remedio que hacer frente a este virus y dejar que nuestro sistema inmunológico haga su trabajo. Seguir acobardados en nuestras casas nos traerá perjuicios mucho mayores que pasar esta dichosa enfermedad.

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