Los excesos de la policía de frontera estadounidense no existen en España
Los excesos de la policía de frontera estadounidense no existen en España

Incontables y de un tremendo dramatismo son las penalidades que sufren los mexicanos cada vez que se juegan la vida cruzando el Río Bravo deseando ver hecho realidad el “sueño americano” que significa una mejor calidad de vida en los Estados Unidos.

Y al igual que los mexicanos sufren iguales penalidades sus hermanos cubanos, hondureños, venezolanos, nicaragüenses y demás pueblos del Mundo Hispánico.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Y si acaso logran entrar en la Unión Americana se habrán de encontrar con la triste realidad de que son rechazados por el imperio de las barras y las estrellas.

Con lo fácil que podrían remediar sus penas si se decidieran volver la mirada hacia otras latitudes.

Concretamente hacia España.

Aunque pudiese parecer una ironía, no es así puesto que, si esos miles de mexicanos que pasan las de Caín al intentar cruzar la frontera, mejor viajasen hacia España se encontrarían con un pueblo que los recibiría con los brazos abiertos.

Hubo un tiempo en que Hispanoamérica y México de modo más concreto recibieron a miles de españoles que llegaron a su territorio buscando el futuro que su patria les negaba.

Hoy ocurre al revés puesto que –debido a una serie de circunstancias- España es tierra de acogida, especialmente para quienes proceden de tierras del Mundo Hispánico.

Es algo público y notorio el grave problema demográfico por el que atraviesa España, país en el cual mueren más españoles de los que nacen.

Es tan grave dicho problema que en algunas regiones españolas –Galicia, por ejemplo- hay más de mil ochocientas aldeas deshabitadas que venden sus casas a precios ridículos.

Esa es la razón por la cual, sin temor a equivocarnos, decimos: BIENVENIDOS, MEXICANOS para ellos, al igual que para otros hermanos del mismo continente, España será la puerta de América.

Por otra parte, los españoles –salvo ridículas minorías- recibirían con júbilo y alivio la llegada de esos inmigrantes que hablan el mismo idioma y profesan la misma religión.

A diferencia de lo que ocurre con otros inmigrantes –como podrían serlo musulmanes o rumanos- la integración será sumamente fácil.

Una vez instalados en territorio español, esos mexicanos y demás hermanos del continente ayudarán a que la economía crezca puesto que lo que España con urgencia necesita son brazos que trabajen y no fanáticos que se conviertan en terroristas.

La mejor noticia que España podría recibir ante el problema de baja población que padece sería el que miles de mexicanos y demás inmigrantes hispanos le hiciesen el favor de residir en la antaño Madre Patria.

Un mexicano se integrará más fácilmente que alguien que no conoce el idioma español.

Al mismo tiempo, al llegar a la tierra de la cual hace siglos partieron sus antepasados, verá como en España ni se jugará la vida para entrar ni será recibido con la hostilidad con que lo reciben los yanquis.

Actualmente son miles los ecuatorianos, colombianos, paraguayos, bolivianos y dominicanos que han elegido España como meta; sin embargo, son muy pocos los mexicanos que lo han hecho.

Quizás lo que esté haciendo falta es que, así como les han dado facilidades a otros hispanoamericanos, se las den también a los mexicanos.

Esa sería una manera de proporcionar una válvula de escape al problema de desempleo existente en México así como de ayudar a resolver la crisis española al carecer de mano de obra.

Hubo un tiempo –repetimos- en que América fue la puerta a los españoles que acudían buscando un mejor futuro.

Hoy en día la situación es a la inversa puesto que es España la puerta de entrada a sus hermanos que llegan desde el Mundo Hispánico y de modo muy especial a lo que lleguen desde México.

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Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).