La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena
La exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena

Una, a ciertas edades, cree que lo ha visto y oído casi todo. Pero un buen amigo me ha enviado un artículo que da cuenta de la última aventura de la ex alcaldesa de Madrid, feminista de pro y veterana comunista (por cierto, les invito a pedir a nuestros partidos que condenen el comunismo como ha hecho el Parlamento Europeo). Resulta que la buena señora, aburrida en su jubilación forzada por las elecciones municipales del pasado mes de mayo, se ha puesto a contar batallitas a las nuevas generaciones. O, como ella dice, “compartir mis experiencias” en un libro titulado ‘A los que vienen’. 

Por ejemplo, dando lecciones acerca de la sexualidad. No me consta (no voy a leer el libro) que la abuela roja cuente a los jóvenes sus intimidades. Pero no se pierdan estas perlas.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Resulta que la exedil de la capital de España se siente más o menos a la altura del llamado ‘mejor alcalde de Madrid’, es decir el rey Carlos III, y se ha introducido en la biografía del monarca y recuperado una carta en la que éste narra su noche de bodas con su esposa María Amalia de Sajonia a sus padres con bastante detalle. Dice la señora Carmena que «la historia no puede ser una sucesión de acontecimientos bélicos ni un reportaje de avatares políticos», ha dicho. «Y yo creo que los niños deben disfrutar aprendiendo la historia de la vida cotidiana, de la sensibilidad, del afecto y del amor». 

Me sorprende enormemente que la ex alcaldesa desconozca que en la historia de España y en la historia general las relaciones íntimas entre hombre y mujer no han sido tabú en absoluto. Basta con darse una vuelta por nuestros museos y leer algunos libros clásicos. Hasta en ‘El cantar de los cantares’ de la Biblia lo encontramos.

En concreto, para los reyes de España la noche de bodas era fundamental para certificar que el matrimonio se había consumado y anticipar si había alguna posibilidad real de sucesión, motivo fundamental de los matrimonios reales porque lo que estaba en juego no era la felicidad de los cónyuges sino la supervivencia del reino. Y si no que se lo digan al denostado Enrique IV de Castilla. De ahí que se mostraran incluso las sábanas en las que habían yacido por primera vez los nuevos esposos. Así que, de momento, el tabú sobre el sexo está sólo en la venerable cabeza de la anciana comunista.

Pero eso no es todo. La ex alcaldesa se permite juzgar y valorar la conducta del monarca Borbón afirmando que «expone un concepto de la sexualidad completamente falso, masculino, (…), que es una fantasía del joven Carlos, y que sorprende porque muchas chicas siguen viviendo con esos modelos de la sexualidad masculina». Para ella, eso es precisamente lo que «genera mucha frustración y muchos problemas», y está relacionado «con la violencia de género».

Menos mal que hay venerables ancianas dispuestas a decirnos qué tenemos que hacer en momentos tan importantes de la vida como la noche nupcial

Toma castaña. Esto sí es noticia: Manuela Carmena descubre que en la conducta sexual de Carlos III está implícita la violencia de género. Señora alcaldesa, echamos de menos que nos comparta usted una guía detallada de cómo debe ser una noche de bodas (perdón, la palabra “boda” a lo mejor es machista, arcaica e inductora del maltrato a la mujer) políticamente correcta, es decir feminista, ecologista, vegana, no sexista, para nada homófoba y, sobre todo, respetuosa con el medio ambiente. Sin olvidar el amor a los animales, tan injustamente tratados a lo largo de la historia de la humanidad (con excepción de Noé, que los acogió para que sobrevivieran al diluvio y ¡procrearan!).

Así que quedamos a la espera de una nueva publicación de la abuelita roja (que ahora se ha convertido en verde, proceso inverso al de los tomates) sobre ‘Cómo llevar a cabo una noche de bodas como Manuela Carmena manda’.

Pero eso no es todo, amigos. Además de no comprender cómo “muchas chicas siguen viviendo con esos modelos de sexualidad masculina (supongo que se refiere al de Carlos III), la exalcaldesa les explica el abecé de las relaciones sexuales y les detalla cómo masturbarse animandoles a aprender a hacerlo. Vamos, que quiere también dictar cómo tiene que que ser la educación sexual de los jóvenes. Lo cuenta aquí

«Los hombres sienten el orgasmo cuando descargan el semen a través del pene. Las mujeres, no. Las mujeres sentimos el orgasmo a través de la excitación del clítoris, por medio de la penetración o por otros medios. Por eso las mujeres nos podemos masturbar acariciándonos con los dedos. Ya habréis notado el gusto que puede dar. A todo hay que aprender».

Y prosigue doña Manuela: “Y que el sistema educativo (que empieza en casa y sigue en las aulas) le guíe a encontrar las respuestas adecuadas. Que no le imponga sordinas ni velos ni mordazas. Que no le imponga modelos ni tabúes”.  

Menos mal que hay venerables ancianas dispuestas a decirnos qué tenemos que hacer en momentos tan importantes de la vida como la noche nupcial. Ojo, que sólo quieren nuestra felicidad. Carlos III era un machista, modelo de maltratadores. Sólo la señora Carmena posee las claves de la felicidad conyugal. Y lo quiere llevar a la escuela, que debe tener “respuestas adecuadas” (¿quien decide la adecuación?) a los deseos sexuales de los jóvenes en las aulas. 

Carlos III fue Rey de España desde 1759 hasta su muerte en 1788.

No sé si la abuela roja y verde está desocupada pero parece que se postula para impartir talleres de educación afectiva y sexual en los colegios. Por ejemplo, a invitar a las chicas a masturbarse y a disfrutar con “otros modelos” de masculinidad. Y a los chicos a no ser machistas en sus relaciones íntimas, no vaya a ser que le suspenda Manuela. Eso sí, sin mordazas, ni sordinas, tabúes ni modelos. Bueno, sólo el modelo de la catedrática de sexología Manuela Carmena.

Les he invitado antes a firmar para solicitar la condena del comunismo. Ahora les imploro que firmen para que se implante en todos los centros educativos, con carácter urgente, el PIN Parental, un documento a través del cual los padres solicitan a la dirección del centro educativo que se les informe previamente sobre cualquier actividad, charla, taller o similar que afecte directamente a los valores del alumno en materia afectivo-sexual, “identidad y expresión de género”, “diversidad sexual y afectiva”, “diferentes modelos de familia”.

Y se exige igualmente el consentimiento expreso de los padres para asistir a las mencionadas actividades. En el documento se solicita también información previa detallada especificando los objetivos, contenidos, programaciones, materiales, fecha y horario y personas o entidad que las van a impartir o dirigir. 

¡Por favor, que se imponga obligatoriamente en las aulas el PIN Parental antes de que Manuela llegue a los colegios a dar lecciones de moral sexual! 

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