Un español al servicio de la colonia española durante 50 años
Un español al servicio de la colonia española durante 50 años

Fue el pasado 12 de mayo de este año de gracia de 2022 cuando el Hospital Español, que tiene su sede en la Muy Noble y Leal Ciudad de México, lució sus mejores galas. La ocasión no era para menos puesto que precisamente en este 2022 el Padre José Rodríguez Gutiérrez (cariñosamente conocido como “El Padre José”) cumplió medio siglo como capellán del Sanatorio Español.

Durante estas cinco décadas, este buen religioso que pertenece a la Orden de los Sagrados
Corazones, a la cual perteneció el Padre Damián, apóstol de los leprosos, ha ejercido su ministerio en favor de los enfermos con un celo realmente ejemplar. Prudente será que empecemos por el principio…

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El Padre José nació en Osorno, pequeña población de Palencia (España) el 15 de enero de 1933 y fue ordenado sacerdote en El Escorial el 19 de julio de 1959.

Al igual que antes lo hicieron miles de misioneros españoles, también el Padre José abandonó su querido terruño para venir a México a donde llegó con 26 años recién cumplidos.

En un principio se desempeñó como capellán del Estadio Azteca a la vez que daba atención espiritual en la cárcel de mujeres. Se encontraba en el seminario cuando las religiosas que atendían el Hospital Español le pidieron que les oficiara Misa puesto que el capellán se había enfermado.

Así lo hizo y, justo cuando se retiraba, las monjas vuelven a llamarle para pedirle que se espere
puesto que estaba a punto de llegar una ambulancia que traía a don Pablo Diez, el gran filántropo benefactor del Hospital Español y entusiasta promotor de la causa de beatificación de Isabel la Católica.

Así lo hizo, atendió espiritualmente a don Pablo dándole la extremaunción y desde entonces el
Hospital Español se convirtió en el hogar del Padre José. Corría el año 1972. Desde entonces este misionero español de los tiempos modernos ha vivido experiencias que darían material más que suficiente para escribir unas Memorias; tales como el haber tratado cercanamente a Plácido Domingo, como el haber preparado espiritualmente a una mujer que le anunció que iba a morir esa noche -lo cual fatalmente ocurrió- como tener palabras de consuelo para desahuciados o para la pobre anciana abandonada una numerosa familia a la cual ella sola
sacó adelante, etc. La gran obra realizada por el Padre José en el Sanatorio Español en gran medida puede compararse con la de aquellos padres camilos de la Buena Muerta que tanto ayudaron en tiempos pasados a enfermos incurables.

Y es que la hora de la muerte es el gran momento de nuestra vida. Es el momento en el cual se puede perder todo lo que se ha ganado o recuperar todo lo que se ha perdido. Si la vida del hombre es milicia sobre la tierra, ni duda cabe que el gran momento de la muerte representa la batalla final que lo decide todo porque va a tener consecuencias de eternidad. Todo esto lo tiene muy presente el Padre José y prueba de ello son las declaraciones que, en febrero de 2008, hizo al diario “Castilla y León en el mundo”. Citamos textualmente:

“Estoy convencido de que el enfermo, al final de su vida, se vuelve religioso… Al final de sus días, el enfermo se vuelve callado, no le importa la relación con los demás. Deja la tensión y los nervios, deja de mirar al médico para volver su mirada hacia Dios. Y se prepara para morir más que para vivir (…) Es curioso, pero el problema del hospital para mí no es tanto el enfermo sino el familiar. Acepta la muerte más fácilmente un enfermo que un familiar”.

El Padre José va cada dos años a Palencia y cada vez que viaja nota el cambio. Volvemos a citar textualmente:

“Se han perdido muchos valores. Cuando voy a España veo que la familia está totalmente rota y que hay un abismo muy grande de padres a hijos…..Por ejemplo, en México no hay asilos como en España. El abuelo y el padre vive en la familia y ambos siguen teniendo una fuerza muy grande para los hijos”

Un sacerdote jovial y siempre bromista que con su sonrisa muestra esa primera faceta de la
caridad que no es otra más que la amabilidad. Un sacerdote al cual acuden un gran número de españoles residentes en México (más de 50 mil) para pedirles que los case, les oficie Misas de difuntos o que les bautice y les dé la primera comunión a sus hijos.

Durante medio siglo, el Padre José ha realizado 28,170 bautizos e impartido más de 600 primeras comuniones. Esa es la explicación por la cual nos atrevemos a decir que el Padre José es el párroco de la Colonia Española residente en México. Una parroquia muy extensa puesto que cuenta con feligreses repartidos en la Ciudad de México y alrededores. Una parroquia extensa y dispersa, como hay pocas a todo lo largo del mundo católico.

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Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).