
Este año se conmemoran 80 años del inicio de la Guerra Civil. La sublevación del general Francisco Franco que dio pie a tres años de conflicto entre españoles hace tiempo que traspasó el debate entre historiadores para convertirse en munición con la que disparar a la trinchera política enemiga.
El mejor ejemplo ha sido la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, un intento de imponer una versión de la historia desde el poder político. A pesar de las pasiones que despierta, la Guerra Civil y la figura de Franco no son capítulos que los españoles conozcan en profundidad.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraAsí lo asegura el hispanista norteamericano, Stanley G. Payne, que analiza en El camino al 18 de julio (editorial Espasa) los meses previos a la guerra con especial atención a la llegada al poder del Frente Popular. Unos meses decisivos en la historia de España y que, sin embargo, «no hay interés en investigar lo que pasó».
¿Por qué en gran parte de los círculos académicos y políticos de la izquierda se sigue manteniendo que el levantamiento del 18 de julio de 1936 fue contra un gobierno legítimo y democrático?
Porque no hay interés en investigar exactamente lo que pasó en España durante los seis primeros meses y medio de 1936, puesto que se acuñó la interpretación oficial durante la Guerra Civil, y la actitud guerracivilista o se mantenía, o hacia el fin del siglo XX se volvía, entre las izquierdas. En la medida que se admite la historia, tiene que ser restringida o manipulada para caber o cuajarse dentro de estos moldes. La verdad es irrelevante comparada con la insistencia en tratar de mantener un sentido de privilegio, de hiperlegitimidad.
¿Se hubiera sublevado Franco sin el asesinato de José Calvo Sotelo?
No se puede demostrar de modo convincente una propuesta contrafactual, pero es cierto que no lo hubiera hecho al menos en esa fecha misma. De otro modo, todo habría dependido del desenvolvimiento de las circunstancias.
¿A qué sería hoy equivalente el asesinato de Calvo Sotelo?
No hay ninguna comparación aprovechable, porque entonces existía una gran polarización totalmente crispada, y había muchos centenares de miles de personas ya psicológica y emocionalmente movilizadas. Puesto que estas condiciones generales no existen, no puede haber acontecimiento equivalente.
«La de España de hoy se parece a la del Frente Popular en el deseo de la extrema izquierda y los nacionalistas de romper la estructura constitucional y de crear un régimen diferente»
¿En qué se parece la España del Frente Popular a la de hoy?
En el deseo de la extrema izquierda y los nacionalistas de romper la estructura constitucional y de crear un régimen diferente. Pero todo el andamiaje ideológico es muy diferente, y ahora falta el terrorismo, que ha sido abandonado a los yihadistas.
¿Qué hace imposible hoy que pueda volver a producirse una Guerra Civil en España?
Hay muy poca motivación de violencia y, como digo, no hay violencia dentro del mundo político actual. En 1936 había muchísima movilización crispada, y masiva acción directa por las izquierdas. Ahora mismo los votantes de izquierda, etc., son mucho más pasivos. La acción directa es de un modo muy secundario.
No, no conozco a ninguno. España es diferente. Los norteamericanos, por ejemplo, son mucho más crispables, y han sido los portaestandartes de la democracia. ‘El español es paciente’, como decía Franco.
«No sólo se desconoce a Franco, sino cualquier aspecto de la Historia: una directora de la Biblioteca Nacional dijo que hasta 1978 España sólo había conocido ‘tiranías y monarquías absolutas'»
¿Cree que los españoles que nacieron después 1978 desconocen la figura de Franco y su obra política?
Claro que sí. Pero no es una cuestión meramente de Franco. Desconocen cualquier aspecto importante de la historia. Y no es meramente los jovenes. Hace pocos años, una directora de la Biblioteca Nacional había dicho que antes de 1978 España no había conocido más que ‘tiranías y monarquías absolutas’. Lo de Franco puede ser lo de menos.
¿Qué opinión le merece la Ley de la Memoria Histórica?
En un lado, refleja la tendencia general del progresismo multiculturalista occidental de querer inculpar a la historia como atrasada y meramente obra de perpetradores que abusan de víctimas, a quienes se puede reivindicar para sacar ventaja política. Eso pasa en todas partes.
¿Persigue la verdad histórica o el revanchismo?
Lo que es específico en el caso de España es el deseo de utilizar argumentos sacados supuestamente de la historia como armas electorales, rompiéndose con las normas de la Transición, cuyos participantes consignaron la historia a los historiadores. El primero en utilizar supuestos argumentos de la historia reciente fue González en 1993, temeroso de perder las elecciones. Luego con la hegemonía breve de Aznar, se plasmó en un movimiento para esgrimir contra el PP y así confirmar la permanencia de las izquierdas en el poder.
Entrevista realizada a: Stanley G. Payne