Con una treintena larga de libros sobre Política, Historia o Religión, algunos verdaderos best-seller como Los gansters de la Guerra Civil o La pasión de José Antonio, sobre el fundador de la Falange, José María Zavala (Madrid, 1962) es uno de los más conocidos escritores divulgativos. Ha investigado sobre asuntos tan dispares como los Borbones, Isabel la Católica, o el padre Pío de Pietrelcina, cuyo libro Padre Pío. Los milagros desconocidos del santo de los estigmas ya ha superado las 16 ediciones.
Colaborador de ‘Cuarto Milenio’ (Cuatro), con Iker Jiménez, Zavala se ha adentrado también en los secretos de la Virgen de Fátima, con aportaciones documentales que detalla en su libro El secreto mejor guardado de Fátima (Planeta), que va por la 4ª edición.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraActuall le entrevista a raíz de la visita del Papa Francisco a Cova da Iría, con motivo de los cien años de la apariciones de la Virgen a los ninos Lucía, Francisco y Jacinta, el 13 de mayo de 1917.
-Dos anuncios que la Virgen hizo a los pastorcitos de Fátima se refieren al fin de la I Guerra Mundial -en 1918, un año después de las apariciones- y la II Guerra Mundial… Se cumplieron a rajatabla.
-Sin duda. ¿Cómo no iban a cumplirse si Ella es «Regina Profetarum», Reina de los Profetas?
-¿No se murieron de miedo Lucia, Francisco y Jacinta? resultaba todo un tanto apocalíptico.
-Con razón, y pese al mensaje de optimismo infundado de algunos jerarcas de la Iglesia, Lucia lanzó esta clara advertencia: «Está todo en los Evangelios y en el Apocalipsis. Leedlos…».
Pero Juan XXIII, encargado de dar a conocer el Tercer Secreto de Fátima en 1960 por expreso deseo de la Virgen, además de no hacerla caso renegó de los que él mismo denominó «profetas de calamidades» en su discurso inaugural del Concilio Vaticano II. Aviso a los maledicentes: los santos son personas de carne y hueso, que también se equivocan.
-Dijo la Virgen en 1917 que si la humanidad no retornaba a Dios llegaría una contienda aún peor…
-En efecto. Y llegó, la II Guerra Mundial, como volverá a suceder si se sigue haciendo caso omiso a sus mensajes.
– También pidió que Rusia se consagrara a su Corazón para que se convirtiera y si no, “esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras” ¿se refería al comunismo?
-En mi entrevista inédita hasta ahora con Gabriele Amorth, antiguo exorcista oficial del Vaticano e hijo espiritual del Padre Pío, él explica con todo lujo de detalles por qué no fue válida la consagración realizada en marzo de 1984; entre otras razones, porque no se hizo mención expresa de Rusia, como pedía la Virgen. Amorth estuvo junto al Papa aquel día y lo explica ahora en El secreto mejor guardado de Fátima.
–El cardenal Ratzinger interpretó que el tercer secreto aludía al atentado contra Juan Pablo II (a manos del turco Alí Agca) que se salvó de la muerte por la intercesión de la Virgen ¿es así?
-Esa es su interpretación teológica, la cual él mismo admitió que era una mera hipótesis y relegaba el Tercer Secreto al pasado, cuando Fátima es presente y sobre todo futuro.
-Pero Ratzinger no excluía otras hipótesis.
-El propio Ratzinger había declarado en 1985 al vaticanista Vittorio Messori, en su ya clásico libro Informe sobre la fe, que el Tercer Secreto podía encerrar «los peligros que se ciernen sobre la Humanidad».
Y el papa Wojtyla había confirmado también, el 13 de mayo de 1982, esto mismo: «El sucesor de Pedro se presenta aquí también como testimonio de los inmensos sufrimientos del Hombre, como testimonio de las amenazas, casi apocalípticas, que pesan sobre las naciones y sobre la Humanidad».
Del peligro de la apostasía dentro de la Iglesia avisaron el padre Pio y lo aseguró el cardenal Ottaviani, testigo presencial de la apertura del Tercer Secreto junto a Juan XXIII
– De esa parte del tercer secreto habla usted en su libro: una apostasía dentro de la Iglesia.
-Así es. Pero eso no lo afirmo yo solo: se lo dijo el Padre Pío de Pietrelcina a Gabriele Amorth; lo aseguró también el cardenal Alfredo Ottaviani, testigo presencial de la apertura del Tercer Secreto junto al Papa Juan XIII y su secretario Loris Capovilla; o el cardenal Mario Luigi Ciappi, entre otros testigos de excepción.
-¿En qué documentos o declaraciones se basa usted?
-Es importante distinguir la existencia de dos documentos distintos sobre el mismo Tercer Secreto de Fátima. El primero, dado a conocer por el cardenal Sodano en el año 2000, consta de cuatro hojas y de poco más de 60 renglones, y alude al «Obispo vestido de blanco».
El segundo documento, que se publica ahora por primera vez en un libro, consta de una sola hoja y de 24 renglones exactamente. Se trata del mismo documento o de uno parecido al que vio el cardenal Ottaviani, respaldado también por el valioso testimonio de monseñor Venancio, Obispo de Leiria-Fátima, encargado de llevar en su día el sobre lacrado con el Tercer Secreto a la Nunciatura de Lisboa.
Monseñor Venancio pudo distinguir entonces a contraluz la existencia de una sola hoja de entre veinte y veintiséis renglones que nada tiene que ver con las cuatro páginas de más de sesenta líneas dadas a conocer en el año 2000.
-Qué autoridades avalan su investigación ¿además del exorcista Gabrielle Amorth?
-Además de Amorth, del vaticanista Marco Tossati, y de otros que he citado, figura la perito calígrafo judicial Begoña Slocker de Arce, una de las profesionales más cualificadas del mundo, quien concluye en su dictamen de 24 folios elaborado por encargo para el libro y reproducido íntegro en el mismo, que el documento del Tercer Secreto no revelado fue escrito por la misma mano que la de los dos primeros secretos; es decir, por la de Sor Lucia de Fátima.
Y tras la publicación del libro, el prestigioso catedrático de Derecho Canónico Carlos J. Larrainzar ha autentificado también el documento no revelado. Durante una conferencia organizada por el Apostolado de Fátima en Cuenca y en presencia del obispo, Larrainzar ha afirmado:
[…] Me ahorro ahora todos mis discursos remitiendo al reciente libro publicado por José María Zavala, titulado «El secreto mejor guardado de Fátima». Ahí se incluye ese documento y, lo mejor para mí, un peritaje grafológico de absoluta solvencia profesional cuya conclusión es que la mano que ha escrito el ‘tercer secreto’ divulgado en el año 2000 es la misma que ha escrito ese otro manuscrito. Este dato confirma o rubrica la conclusión de mis análisis filológicos de crítica textual y, sobre todo, de exégesis bíblica que, en su día, me convencieron de la autenticidad».
-Pablo VI llegó a decir que el humo de Satanás había entrado dentro de la Iglesia ¿a qué se refería?
-Era una clara constatación de lo que ya entonces sucedía y un anticipo de la apostasía en la Iglesia desde sus mismas entrañas. Lo advirtieron también el Padre Pío y Gabriele Amorth, y por supuesto mucho antes Ana Catalina Emmerick, San Francisco de Asís o San Juan Bosco. Por no hablar de los mensajes de advertencia lanzados por la Virgen en otras apariciones aprobadas por la Iglesia, como La Salette.
Juan Pablo II dijo en Alemania, en 1980, «debemos prepararnos para sufrir, dentro de no mucho tiempo, grandes pruebas”
– ¿Conocía Juan Pablo II, que trató y fue amigo de Sor Lucía, esa parte del secreto?
-San Juan Pablo II declaró en Fulda (Alemania), en noviembre de 1980, que «océanos inundarán continentes enteros y morirán millones de personas en minutos», así como que «debemos prepararnos para sufrir, dentro de no mucho tiempo, grandes pruebas que nos exigirán estar dispuestos a perder inclusive la vida y a entregarnos totalmente a Cristo» para renovar la Iglesia.
Estas declaraciones fueron admitidas de modo implícito por el cardenal Bertone y, en última instancia, por Benedicto XVI, como puede comprobarse en la página 175 de mi libro.
-¿Cuándo cree que se producirá ese cisma y esas catástrofes de las que habla el secreto?
-Yo no soy ningún profeta, ni mucho menos Dios. Sólo Él conoce el día y la hora.
–Ud es autor de una treintena larga de libros… ¿qué ha aprendido investigando y escribiendo sobre Fátima?
-Me ha servido para acercarme a la verdad sin prejuicios y no caer en la ignorancia culpable.