Un grupo de manifestantes en el Orgullo LGTBI de Madrid en 2019. /EFE
Un grupo de manifestantes en el Orgullo LGTBI de Madrid en 2019. /EFE

La última edición del Orgullo Gay en Madrid ha destapado el sectarismo y fanatismo de muchas de las organizaciones que organizan o participan en el evento. El último ataque a miembros del partido Ciudadanos durante la marcha del pasado sábado es tan solo la punta del iceberg ya que, tras ello, se esconde un utilitarismo partidista regado de dinero público. 

El Orgullo Gay se celebra por toda España y tiene especial repercusión en ciudades como Barcelona, Valencia y Madrid. Es en la capital donde más se concentra el interés mediático y político por ser lugar de las sedes de algunos de los colectivos más importantes LGTBI como COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Madrid) y FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales), además de dónde radican las sedes de los partidos políticos nacionales.

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En la marcha del Orgullo Gay se concentra la flor y nata de los partidos progresistas, dispuestos todos a competir a ver quién es más inclusivo, gay friendly, etc., durante unas horas. Los partidos ponen toda la carne en el asador juntos a algunas empresas como Newtral de Ana Pastor (así demuestra su neutralidad a la hora de tratar las noticias), y plantan en mitad de la Castellana trolebuses tronando música por los cuatro costados con decenas de personas mostrando su orgullo homosexual a todo el que quiera verlo.

Según parece, cada año estos colectivos necesitan una cabeza de turco más allá de los típicos fascistas clásicos (léase Partido Popular o Vox, ahora que ha saltado a la palestra). Hace unos años fue UPyD -el partido de la exsocialista Rosa Díez- el que fue vetado por no ser suficientemente progresista. Este año le ha tocado el ‘premio’ a Ciudadanos, donde algunos miembros, incluida Inés Arrimadas de la Junta Directiva, fueron increpados por los inclusivos y respetuosos de todas las ideas mientras eran rociados con, presumiblemente, agua (que de bendita no tenía nada).

Este ataque ha dado titulares y declaraciones vergonzosas como las del ministro de Interior, el homosexual reconocido Grande-Marlaska que vino a decir que si les habían agredido “sería por algo” y que tenían que reflexionar. ‘Sabias’ palabras viniendo de un socialista al que su compañera de equipo, la ministra de Justicia Dolores Delgado, le llamó “maricón” y no dijo nada al respecto.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la manifestación del Orgullo LGTBI 2019 en Madrid / EFE

La imparcialidad brilla por su ausencia, pero es que todo vale para fortalecer el relato de una izquierda que siempre ha sido asesina de homosexuales, pero que ahora intenta arrogarse el derecho de defensa exclusivo de todos estos colectivos homosexuales, bisexuales… Y es que ahí está el problema. 

Regar para controlar

Para ganarse los adeptos a la causa izquierdista es necesario regar con dinero público a estos colectivos, así podrán ser utilizados como arma política arrojadiza contra la derecha o contra cualquier otro adversario que ose molestar o interrumpir la agenda programada por estos partidos. 

COGAM es uno de los organizadores del Orgullo Gay en Madrid y en su portal de transparencia son accesibles ciertos datos aunque no indican quiénes son los financiadores claramente. El mismo informe de auditoría del año 2017 señala que existe un riesgo por la “alta dependencia, en los ingresos de la Asociación y su financiación corriente, de las subvenciones vinculadas con las actividades de la referida Asociación, que otorgan a la misma, Organismos Públicos”. El documento indica de igual manera que el 66% de los ingresos son por subvenciones públicas y que estas ascienden a 286.000 euros. 

Gracias a datos recopilados por Israel Cabrera (Absolutexe en Twitter) hemos podido conocer el origen de esos fondos. En el año 2016, COGAM recibió un total de 66.309 euros repartido en cinco subvenciones del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y del Ministerio de Sanidad. En 2017, los 286.000 euros mencionados en el informe anterior provienen nuevamente del Ayuntamiento y de la Comunidad. Algunos de los proyectos tienen como enfoque “los derechos LGTB+ por todo el mundo” o para la organización del World Pride 2017. En 2018 la suma asciende a 220.645 euros con enfoques como “tratamiento a población vulnerable”.  

Otras asociaciones como Arcópoli ha recibido en los últimos tres años 340.500 euros y Triángulo hasta 3.061.788 euros. 

Con esta dependencia del dinero público uno entiende fácil por qué se comportan de determinada manera y por qué nunca atacan a los partidos que se encargan de que reciban dichas cuantías. Los perros no muerden a sus amos como norma general.

se han creado y subvencionado de manera expresa chiringuitos para ciertas personas y que controlen, a modo de mafia, la opinión de todas las personas que se incluyan en el llamado LGTBI

La cara oculta de la financiación

Muchas de estas subvenciones son para proyectos con un supuesto enfoque sanitario o para luchar contra la discriminación LGTBI. A priori se lucha por los derechos de las personas y para evitar el acoso a ciertas personas por el hecho de ser homosexuales o bisexuales. Es innegable que existen casos de este tipo, pero desde luego distan mucho de ser como estos colectivos plantean. Ni existen batidas nocturnas de homosexuales, ni nada por el estilo.

Ahora bien, lo que no está claro es para qué se usa gran parte del dinero que reciben porque está claro que para concienciar a los ciudadanos no es necesario subvencionar con millones de euros a estos colectivos. Esto demuestra que se han creado y subvencionado de manera expresa chiringuitos para ciertas personas y que controlen, a modo de mafia, la opinión de todas las personas que se incluyan en el llamado LGTBI. Esto es radicalmente falso ya que ni todos los homosexuales son de izquierdas, ni mucho menos están de acuerdo con que el ir desnudo por la calle o tener sexo drogado sea representativo de ser homosexual. Algo, por otro lado, completamente razonable.

¿Por qué digo esto de ir desnudo o tener sexo drogado?

Para la última edición del Orgullo Gay en Madrid se contrató por un valor de 14.900 a una empresa catalana llamada Guatex Médica SL para “lubricante y empaquetado de preservativos extraforte (para sexo anal), para la prevención de enfermedades de transmisión sexual y VIH en hombres que tienen sexo con hombres, en el orgullo LGTBI de Madrid”. 

Es decir, que todos los españoles hemos financiado las relaciones sexuales de miles de hombres homosexuales para el Orgullo LGTBI de Madrid. ¿Es esto un ejemplo de gestión del dinero público?

En la página del Orgullo LGTBI de este año, vienen una serie de pautas o recomendaciones a seguir para tener “sexo seguro”. Estas son algunas:

  • ¿Qué sabes de las relaciones sexuales bajo la influencia de las drogas? Si participas en fiestas con #ChemSex, disfruta del sexo, reduce riesgos. #SafeChemSex  #SafeSexSummer.
  • ¿Sabes qué problemas puede ocasionar no hacer #ChemSex seguro? ¡No te la juegues! Conoce las precauciones que puedes tomar #SafeChemSex #SafeSexSummer

La misma organización da por hecho de que se tiene sexo bajo los efectos de las drogas. Según fuentes contactadas por este periódico, se ha perdido gran parte del miedo al VIH por existir medicamentos que controlan la enfermedad, lo que ha rebajado el uso de la protección a la hora de tener relaciones sexuales. Se nos ha informado de orgías bajo los efectos de las drogas y sin protección alguna; ruletas rusas donde algún participante tiene el sida y se juega a ver quién se contagia, etc. 

Prácticas que contradicen todas las campañas de prevención del contagio del VIH. Entonces, ¿para qué se financia esto con dinero público si la gente no usa la protección como debería?

Es el colectivo gay, por lo tanto, el principal foco de infección y de contagio VIH

COGAM pedía el año pasado “acelerar la implantación de los PrEP”, es decir, profilaxis post-exposición. Son pastillas para prevenir el contagio por VIH llamadas en el mundo LGTBI como las “pastillas del día después” a imagen y semejanza de las consumidas por las mujeres para impedir o eliminar un posible embarazo tras mantener relaciones sexuales. Esto puede resultar gracioso para muchos jóvenes, pero dista mucho de serlo. 

La PrEP puede tomarse a diario para prevenir la transmisión aunque no es efectiva al 100% por lo que muchos practican sexo sin protección o a posteriori para evitar el contagio una vez se ha sido expuesto al virus del sida. 

La misma FELTGB reconoce que cada año hay alrededor de 3.500 infecciones más y la población con VIH en España se estima entre los 180.000 y los 200.000 individuos. Eldiario.es señala que “la mayoría de los nuevos casos se dan en hombres (84,6 % ) y la media de edad se sitúa en los 35 años”. Es el colectivo gay, por lo tanto, el principal foco de infección y de contagio VIH. 

Durante el World Pride 2017, estas pastillas se agotaron y los hospitales de Madrid como el 12 de Octubre, Clínico San Carlos o Fundación Jiménez Díaz tuvieron que pedir de urgencia más existencias a comunidades cercanas. El tratamiento debe iniciarse antes de las 12 horas de exposición con un infectado y debe mantenerse durante 28 días. El coste de la pastilla oscila entre 20 y 50 euros, es decir, que el tratamiento total costaría a las arcas públicas entre 560 y 1.400 euros por persona. 

¿A qué están jugando estos colectivos de riesgo de VIH además de con su salud? ¿Es justo que se pague con dinero público tales tratamientos cuando en muchas ocasiones se han tenido prácticas sexuales sin protección deliberadamente? ¿Acaso señalar esto es homofobia? ¿Por qué hablar de esto es un tabú cuando se trata de la salud de cientos de miles de personas? Juzguen ustedes mismos.

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