El número de niños que se han sometido al tratamiento transgénero en la Seguridad Social en Inglaterra ha aumentado en un 944% en los últimos cinco años, según afirma el portal The Sun.
En 2009 atendieron en la salud pública británica a 97 niños diagnosticados con Disforia de género, en 2010 se elevó el número en 139, pero en 2015 , un total de 1.013 niños acudieron al servicio de salud pública entre abril y diciembre con el deseo de cambiarse de sexo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLos médicos, según medios britanicos, están “sobrepasados” por el elevado número de menores que ha acudido a los centros médicos el último año.
La organización cristiana ‘Christian Concern’ ha mostrado su preocupación porque cada vez más niños menores de 10 años están tomando una medicación, que ellos consideran como una droga, que frena la pubertad y les prepara para cambiar su sexo biológico.
Andrew Marsh, Director de Campaña de la organización asegura que “en Reino Unido los menores no pueden conducir hasta los 17 años, no pueden votar hasta los 18, pero sí que pueden con 10 años tomar una decisión que les marcará el resto de su vida. Creemos que realmente a esa edad no son conscientes de las consecuencias ni del gran cambio que les supondrán en el futuro cambiarse de sexo”.
“Estaba preocupado de que empezara a cambiarme la voz o a salirme barba, porque no iba a ser sano para mi”
Alex tiene 15 años y es uno de los chicos que ha empezado el tratamiento para frenar su pubertad con el deseo de ser mujer. En una entrevista para Europa Sky News ha explicado que ya lleva más de 13 meses de medicación.
“Estaba preocupado de que empezara a cambiarme la voz o a salirme barba, no quería empezar a desarrollar mi masculinidad, porque no iba a ser sano para mi”.
Los médicos en Inglaterra discrepan sobre cómo reaccionar y qué tipo de tratamiento médico ofrecer a los niños que sufren Disforia de género. Algunos expertos apuntan a que todavía hay que investigar más a fondo los efectos y las consecuencias a larga distancia que los tratamientos de identidad de género provocan en los menores.
