Todo empezó en 2003, con Aquí no hay quien viva (Antena 3), serie pionera en introducir personajes LGTBI en la pequeña pantalla. Y ha llegado hasta First Dates (Mediaset)… de momento.
El productor de Aquí no hay quien viva, José Luis Moreno, introduce con las manos abiertas a Mauri, un vecino gay del edificio del de tres plantas, una portería antigua y un local donde se desarrolla la serie. A día de hoy, su predecesora, ‘La que se avecina’, ha heredado la representación LGTBI en esta comunidad de vecinos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraYa teníamos el universo LGTB en una escalera, como la de Buero Vallejo. Nada más cotidiano, cercano al espectador y hasta entrañable. Ponga un gay en su casa, aunque sea, de momento la comunidad de vecinos.
Después los personajes o contenidos LGTB lo han copado casi todo: series, realities, sit-com, tertulias y por supuesto la publicidad. La pequeña pantalla ha hecho que estén en todas partes, adquiriendo así un estatus de visibilidad incontestable. Y por lo tanto de normalidad.
¿Es casual que ‘Aquí no hay quien viva’ se inicie sólo un año antes de que el PSOE de Zapatero incluya en su programa electoral el matrimonio homosexual?
¿Es casual que la serie se inicie en 2003, sólo un año antes de que el PSOE de Zapatero incluya en su programa electoral el matrimonio homosexual? Y en cuanto llegó al poder, una de las primeras medidas de su Gobierno fue aprobarlo (2005).
La secuencia es elocuente: primero introduces la agenda LGTB en los hogares a través del televisor; luego la ley, a través del Parlamento.
Lo cual da la razón al famoso aserto del sociólogo francés Pierre Bourdieu: “La televisión, que pretende ser un instrumento que refleja la realidad, acaba convirtiéndose en instrumento que crea una realidad”.
Eso puede explicar que, en muchos casos, el modelo de familia español haya pasado de padre, madre, varios hijos y uno (o dos abuelitos) a núcleos monoparentales o directamente a dos padres o dos madres.
Por supuesto debido a la fuerza de las leyes (la de divorcio-expres que ha contribuido a romper más hogares, a mayor velocidad que antes y por cualquier fruslería; o a la del matrimonio homosexual), pero antes que eso, de manera calculada, por el impacto social de la televisión. Primero el share, y luego el BOE.
En medio siglo hemos pasado de series como La casa de los Martínez o Crónicas de un pueblo a Modern family, en las que el matrimonio monógamo y estable ha sido sustituido por la relación promiscua, la pareja gay y la inestabilidad adolescente entre adultos.
Y esas pautas de conducta han sido copiadas por las últimas generaciones de espectadores, consumidores compulsivos de televisión desde antes de aprender a leer y escribir.
En la tele de los años 90 los personajes gays apenas tenían visibilidad en series, realities o tertulias. Existían sí, pero eran considerados marginales. Y no en sentido despectivo, sino descriptivo: al margen, porque sociológicamente su papel era muy secundario en la sociedad.
Pero en sólo veinte años el porcentaje de contenido gay friendly que se cuela en los hogares ocupa un 30% del contenido que se emite en televisión.
Gran Hermano VIP bate récords en concursantes LGTBI en 2017: la casa en Guadalix acoge a muchos personajes LGTBI
Y con gran éxito de audiencia. Lo que certifica su aceptación social… o quizá el carácter acrítico y totalmente entregado de un público cautivo del pan y circo.
Ejemplo, Gran Hermano VIP bate récords en concursantes LGTBI en 2017. En esta temporada, la casa de Gran Hermano en Guadalix acoge a un gran colectivo de personajes LGTBI.
El ‘reality show’ emitido por primera vez en enero de 2004, muestra la convivencia durante semanas entre un grupo de «famosos» que intenta superar las expulsiones que la audiencia decide para así, optar por el premio final.
Entre los concursantes destaca Aless Gibaja, 27 años, se define por ser «una fashion victim» y una estrella incomparable de las redes sociales con sus más de 620.000 seguidores.
Este madrileño de familia italiana es la Paris Hilton española. Con su larga lista de seguidores se ha convertido en una celebrity que causa sensación entre los jovenes.
¿Cómo se puede explicar el fenómeno? ¿Hasta qué punto una sociedad ha cambiado y ha pasado de seguir masivamente series como La casa de la pradera -el colmo de la inocencia y la ingenuidad- o tan “blancas” como Verano azul, del célebre Antonio Mercero, en los años 80, a aceptar como normal el estilo de vida LGTB o incluso a consumir incestos, como el que proclamó entre dos hermanos en directo en el plató de “Cámbiame” (Tele 5)?
Se pueden destacar tres factores.
En primer lugar, la agenda LGTB del llamado Nuevo Orden Mundial, que se impone -vía Naciones Unidas- a finales del siglo pasado, tras la Conferencia de Pekín (1995) con la finalidad explícita de deconstruir la familia, al deshacer su núcleo antropológico (la unión de varón y mujer).
Lo decía la propia Hillary Clinton, una de las impulsoras del movimiento, o Judith Butler, líder de la revolución de género, declarando que las palabras «sexo» y «género» ya no son sustantivos, sino… verbos. De manera que, «ser hombre o mujer no es algo que se es, sino algo que se hace».
En segundo lugar, la aplicación de esa revolución anti-familia al mundo de la cultura y la industria del ocio (con el cine y la televisión en primer término). Hollywood en concreto desvirtúa por completo la imagen del matrimonio de todo la vida en las comedias y dramas de los años 90, y paralelamente impone la agenda LGTB.
Desde el personaje gay de La boda de mi mejor amigo (Rupert Everett), una de las comedias de referencia de los año 90, hasta la historia de amor romántico entre dos cowboys (Heath Ledger y Jake Gyllenhall) de Brokeback Mountain.
Ingenioso y comprensivo, el de Everett es el personaje más brillante de La boda de mi mejor amigo. Y lo más decisivo, parece no estar sujeto a los vaivenes del amor y del desamor que sufren los desnortados heteros que le rodean. Ha alcanzado una suerte de ‘nirvana’ moral que le preserva de esas tormentas. Hasta el punto de que Julia Roberts acude frecuentemente a él para pedirle consejo, porque sabe decir la palabra oportuna.
‘Brokeback Mountain’ introducía la relación homosexual en un universo tan varonil como el western, género americano por excelencia. La Academia le premió con 3 Oscar
Y Brokeback Mountain, dirigida por un cineasta de prestigio (Ang Lee), era un disparo en la línea de flotación en la cultura norteamericana al introducir la relación homosexual en un universo tan épico y varonil como el western, género americano por excelencia.
Ni que decir tiene que el filme estuvo nominada a la mejor película en 2006; no lo ganó pero -atenta al signo de los tiempos- la Academia le premió con tres Oscar -entre ellos al mejor director, Ang Lee-.
En España hay un tercer factor. La brutal competencia por ganar audiencia cuando, a comienzos de los años 90, llegaron las cadenas privadas y tuvieron que repartirse la tarta publicitaria.
La tele -hasta entonces sumamente correcta, casi remilgada- se convirtió en un circo de tres pistas en la que Antena 3, Tele 5, y luego Cuatro, LaSexta etc. luchaban por reclamar la atención del público.
Y si era un circo, el secreto estaba en el más difícil todavía… el resultado es la salsa rosa, la chabacanería, los contenidos próximos a la pornografía… la televisión basura.
Desde los programas de cotilleo/famoseo donde determinados frikis despellejaban la vida y milagros de los otros, hasta los Gran Hermano y Hombres, mujeres y viceversa, donde se exhiben en el escaparate las intimidades, desterrando por completo el pudor, aquella antigualla, incompatible con el share.
Es lo que el crítico de El País, Carlos Boyero, ha llamado “pornografía de los sentimientos”.
Mediaset lidera el ranking de contenidos LGTBI
Y en este circo televisivo de las últimas dos décadas, una de las grandes estrellas son los personajes y contenidos LGTB.
Ya no bastaba con mostrar una familia peculiar de por un viudo y sus tres hijos que convive bajo el mismo techo con las dos hijas de Lucía, una mujer divorciada, como mostraba Los Serrano, comedia producida por Globomedia y emitida en Telecinco durante ocho temporadas entre 2003 y 2008 creada por Daniel Écija y Álex Pina.
Había que dar un paso más en la deconstrucción de la familia. Y mostrar una boda de dos lesbianas. Lo hizo ‘Hospital Central’, serie emitida en Telecinco con Santiago G. Lillo y Santiago Oliver como productores.
Una pediatra y la jefa de enfermeras del hospital celebrarán la primera boda del mismo sexo en la televisión de nuestro país en el año 2008. Este episodio tuvo una gran acogida entre el público LGTBI.
Después lo excepcional se ha convertido en normal. Así, Atresmedia, a través de Neox, emite la muy popular serie norteamericana ‘Modern Family’, con boda gay incluida. Los guionistas Christopher Lloyd y Steven Levitan desarrollan la historia de Cam y Mitch, dos hombres que adoptan al inicio de la serie a su primera hija en Corea.
Con cinco temporadas, en España puede verse de lunes a viernes por las tardes y las noches de los domingos en Neox. En la quinta temporada se celebra la boda gay de sus protagonistas principales.
Como consecuencia, la cadena estadounidense ABC organiza una campaña para pagar todas las bodas gays celebradas el 12 de mayo en Nueva York.
Asociación Americana de la Familia: ‘Modern Family’ es “veneno” porque está diseñada para pensar que las familias monoparentales son el entorno perfecto para educar a los ninos
Según la Asociación Americana de la Familia, ‘Modern Family’ es “veneno”. Alegan que la serie está diseñada para pensar que las familias monoparentales son maravillosas y que viven en el entorno perfecto para educar a los ninos.
Éstos últimos son las grandes víctimas del proceso. Porque muchos de esos contenidos se emiten en horario infantil, vulnerando la Ley de Regulación Televisiva.
Es el caso del reality Gran Hermano VIP. En la casa conviven dos chicas que se han declarado abiertamente bisexuales: la sexóloga Daniela Blume y la heredera de la firma de coches, Elettra Lamborghini.
Y las escenas de este reality pueden ser vistas a cualquier hora. Se trata de un programa en directo con debates televisados y un especial 24 horas como si de un informativo se tratase.
Tras la fusión de Telecinco y Cuatro, el canal CNN+ ha pasado a ser el 24 Horas de Gran Hermano. Los insultos, las palabras groseras, y el comportamiento inadecuado de los concursantes de la casa de Guadalix son el día a día de todos los espectadores que deciden dar audiencia a este tipo de programas que deforma la concepción de convivencia en un hogar.
Pero los contenidos LGTB no son exclusivo de las privadas. La serie de ficción El ministerio del tiempo (TVE) tiene un personaje clave, Irene –que interpreta Cayetana Guillén Cuervo-: una lesbiana, dispuesta a comerse el mundo en la noche madrileña de los años 80.
Y los LGTB se cuelan hasta en el restaurante First Dates (Mediaset). Allí no importa lo que comas, siempre y cuando «te apuntes» para encontrar a la media naranja. Y el espacio aprovecha la oportunidad para mostrar a su público adolescente, la normalidad del colectivo LGTBI, incluidos los transexuales.
Lo mismo ha ocurrido en Mujeres y Hombres y viceversa, semirreality realizado por Bulldog Producciones (Cadena). Desde 2008 se dan cita en el espacio dos parejas, chicos o chicas, que reciben el nombre de tronistas.
A lo largo del programa, el tronista decide las citas con cada pretendiente, teniendo la oportunidad de conocerse mejor en citas grabadas fuera del programa.
La presentadora, Emma García, durante mucho tiempo pidió a la dirección del programa que existiera un trono gay, algo que no debería de extrañar, ya que todos los directores que ha tenido Mujeres y Hombres y Viceversa, han buscado en ganchos y asesores un hombre homosexual para crear conflictos como con Nacho Montes o Víctor Sandoval.
Finalmente al ver que todos los programas del amor en el mundo están dando la oportunidad al colectivo LGTBI, Mujeres y Hombres y viceversa se ha visto obligado a incorporar este trono, y lo quiere hacer a lo grande.
Los Vázquez, Kiko Hernández, Chelo Cortés…, reyes de corazones
Eso en cuanto a series de ficción, concursos o realities. Pero además existen otros iconos LGTB que se cuelan a diario en los hogares, difundiendo explícita o implícitamente ese estilo de vida.
Son los conductores de programas o contertulios, cuya influencia social los ha convertido prácticamente en líderes de opinión.
No parece casual que la mayoría de los programas del corazón cuenten con presentadores del colectivo LGTBI. Entre ellos, Jorge Javier Vázquez o Jesús Vázquez, otro rostro de las cadenas del grupo Mediaset.
Kiko Hernández, colaborador de ‘Sálvame’ también se considera abiertamente gay a pesar de marear a sus seguidores durante mucho tiempo.
‘Sálvame’ es sin duda el programa del corazón estrella en este apartado. Empezando por su presentador Jorge Javier Vázquez, Kiko Hernández o Chelo García Cortés, colaboradores del magacín de televisión.
El programa que ocupa las tardes de Telecinco podría sacar una carroza en el próximo día del Orgullo gay con la mayoría de su plantilla.
Estos personajes no se limitan a actuar ante los platós, sino que convertidos en celebrities, por obra gracia de la prensa del corazón, airean su vida privada.
Así Jesús Vázquez presentador de ‘La Voz’ formalizaba su unión con Roberto Cortés. Tres años después, anunciaban públicamente su intención de adoptar un nino.
Otros presentadores estrella de Telecinco hacen gala de su homosexualidad, como es el caso de Jordi González en el debate de Gran Hermano o Sandra Barneda presentadora de ‘Hable con ellas’ y ‘Un tiempo nuevo’, que se muestra “orgullosa de ser quien soy” y que resta importancia a la condición sexual de las personas: “basta ya de armarios, de etiquetas, de juzgar a las mujeres y a los hombres”.
En suma, si lo que no sale en la tele no existe, será forzoso concluir que el mundo LGTB ha logrado un éxito que jamás hubiera podido soñar Antonio Gramsci, el gran teórico de la batalla cultural.
O por decirlo en clave televisiva: “¡La televisión! Maestra, madre, amante secreto…” La frase no es de Marshall McLuhan, sino de Homer Simpson.