
Llevaba 11 años sin ponerse la toga, que guardaba el sueño de los injustos desde 2011, cuando fue expulsado de la carrera judicial por modificar 48 horas el régimen de visitas de un niño para que pudiera acudir a una procesión. Fue el «aviso a navegantes» para todos aquellos que ya en aquel tiempo tuvieran criterio propio sobre la pretendida imposición de la ideología de género.
Desde el lunes, una vez rehabilitado en su condición de magistrado, Francisco Serrano se ha puesto al frente del Juzgado de Primera Instancia número 7 de Badalona, especializado en Familia.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSerrano, que ahora dirige su propio despacho de abogados en Sevilla, ya adelantó al conocerse su rehabilitación que «por dignidad me pondré otra vez mi toga, mis puñetas, mi escudo de magistrado” y que en un plazo no demasiado extenso pedirá la excedencia porque prefiere ser «un abogado libre a un magistrado prisionero del miedo ante un sistema judicial que vive también sometido a planteamientos ideológicos contra los que puedo luchar con libertad desde mi despacho de abogados”.
¿Vuelve por derecho?, le insistimos desde Actuall. Y responde afirmativamente, añadiendo: «Así me quito la espina». «Vuelvo libre y me marcharé libre, como amo de mis decisiones», insiste, mientras explica que se encuentra muy a gusto en Badalona, aunque su vida personal y profesional -a través de su despacho- está en Sevilla a donde volverá pronto.
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— Francisco Serrano (@FSerranoCastro) April 25, 2018
Han sido 11 años en los que la toga, su toga, la que tiene derecho a vestir como magistrado juez, ha estado encerrada en un armario. «La toga me sienta bien», reconoce Serrano, «pero ha estado en un armario todo este tiempo».
Tan es así, que se convirtió en un símbolo del calvario por el que ha pasado. Francisco Serrano reconoce que no quería ni verla en todo este tiempo: «Se me abría la herida, era un sufrimiento verla. Sentía melancolía, tristeza y dolor».
Pero cuando el lunes la volvió a estrenar, tras un preceptivo paso por la tintorería, Serrano tuvo sensaciones nuevas: «Ha sido un día de alegría enorme«, describe, al tiempo que explica que afronta este nuevo paso por la judicatura como una oportunidad de crecer y mejorar en su conocimiento jurídico y dispuesto a frontar los asuntos que se le pongan sobre la mesa con todas las consecuencias.
Serrano dice volver a lucir puñetas «sin remordimientos, porque ya perdoné» y porque entiende que la peripecia judicial que ha vivido, al fin y al cabo, tiene hasta su aprovechamiento personal: «Me ha enriquecido espiritual y moralmente».
Eso sí, no olvida el enorme daño patrimonial que se le ha producido, al ser expulsado de la carrera judicial durante siete años de manera irregular, por lo que refiere a Actuall que sigue peleando por sus derechos ante la Administración.