Cuatro minutos y treinta y dos segundos. Ese fue el tiempo que necesitó Anne Hathaway para ganar en 2013 el Óscar a la Mejor actriz de reparto con Los Miserables (y el Globo de Oro, el BAFTA, el Premio de Sindicatos de Actores, el Satellite, el People’s Choice Awards, etc.). ¿Cómo fue eso posible? Representando con todo lujo de detalles hasta dónde es capaz de sacrificarse una madre por sus hijos.
En la obra de Victo Hugo, la desafortunada Fantine comienza su aparición en la gran pantalla, tirada en la calle, después de que en su trabajo descubrieran la existencia de su hija, la pequeña Cosette. Aquel que le prometió el cielo y la tierra le dio la espalda tan pronto como pudo, y la familia que se “ofreció” a cuidar a de su hija (sin el menor tipo de interés por salvaguardar su bienestar) terminó explotándola como una criada más a su servicio.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraFantine nos representa cada vez más a todas las mujeres que anhelamos –o intentan vivir– la maternidad, sin tener que renunciar a nuestras aspiraciones profesionales
Esta joven y bella mujer termina vendiendo su pelo, sus dientes y hasta su propio cuerpo, a todo aquel desalmado dispuesto a aprovecharse de una mujer necesitada. El amor de una madre no tiene límites, la miseria humana de toda una sociedad que le da la espalda e incluso decide hacer negocio de sus desgracias, tampoco.
Viendo la situación actual de España, donde el precio a pagar por ser madre (o querer serlo) implica, en una de cada tres madres trabajadoras, sufrir mobbing maternal, según los últimos estudios del año pasado, pareciera que la frustración de Fantine nos representase cada vez más a todas las mujeres que anhelamos –o intentan vivir– la maternidad, sin tener que renunciar a nuestras aspiraciones profesionales.
Como ella, muchas creyeron en el eterno ausente de la película, el origen de gran parte de nuestros males, quien vino llenándonos la cabeza de sueños e ilusiones, para terminar dejándonos en graves problemas a todos. Hablo del “líder” del auto-proclamado Gobierno más feminista de la Democracia, aquel que con más bien poco esfuerzo, ha conseguido situar a Españacomo el segundo país con mayor tasa de desempleo femenino de toda la Unión Europea. Antes nos enviaban a trabajar al desván si querían librarse de nosotras, ahora directamente ni nos contratan.
Si decidimos volcarnos en nuestro trabajo, primero, para que no nos despidan y podamos mantener a nuestra familia, y después, simple y llanamente, para demostrar que la maternidad no resta, sino multiplica, ¡cuidado dónde dejas a los niños! Si en la Francia de mediados del XIX fueron los Thénardier, los que decidieron sacar provecho de la situación, no me cabe duda de que en la España de siglo XXI hay alguien muy interesado en demostrar que “los hijos no pertenecen a los padres”. Controlan las escuelas y ahora quieren controlar a la juventud. El abuso está servido y no siempre llegará un Jean Valjean a tiempo para impedirlo.
Están dispuestos a financiar la muerte de nuestros hijos, pero no el mantenimiento de nuestras condiciones laborales o una educación libre de adoctrinamientos
¿Algo más podría salir peor? Evidentemente, porque este es un problema concreto, fruto de una situación mucho más generalizada donde, como pudimos ver en el film, el que no mira para otro lado frente a los problemas ajenos, es porque está intentando sacar partido de ellos. ¿No quieres renunciar a tu trabajo? ¿Tampoco estás dispuesto a que te adoctrinen a los hijos? ¡No hay problema! ¡Te ayudamos a abortar! ¡Todas lo hacen! ¡No hay secuelas y libera a la mujer! Están dispuestos a financiar la muerte de nuestros hijos, pero no el mantenimiento de nuestras condiciones laborales o una educación libre de adoctrinamientos. ¿Por qué? Dinero. Votos. Manipulación.
Quieren que estemos al servicio del establishment, en cuerpo y alma. Si paramos la “producción” que sea para darle nueva mano de obra, dispuesta a remar en la dirección establecida. Si no cumplen con sus requisitos, no les sirven, así que sigue trabajando y deshazte de “eso”. No les importa tu prole, pero es que tampoco les importas tú. Si estás lo suficientemente ocupado, en esta época de celeridad, quizás nunca llegues a darte cuenta, pero es que el no tener tiempo para ver los barrotes de esta nueva prisión es una de sus grandes victorias. La familia es irrelevante, el amor no tiene cabida, la sociedad se deja dominar frente a unas calles completamente podridas y manipulables. No discrepes, no levantes la voz. Clavo que sobresale, recibe martillazo. ¿Seguimos en la película o ya hemos vuelto a la realidad? Ni yo misma encuentro la diferencia.
I dreamed a dream… y no era ganar un Óscar. Quería ser madre, formar una familia, educar a mis hijos en valores, hacer de ellos hombres y mujeres de bien, realizarme profesionalmente, hacer de este mundo un lugar más justo y más libre. Amar, amar sin medida como dijera San Agustín, traer alegría, colores, hacer que cada momento de nuestra vida en la tierra, mereciera ser vivido hasta el último suspiro…
“Pero los tigres vienen de noche,
con sus voces suaves como un trueno,
destrozan tu esperanza
y convierten tus sueños en vergüenza».