La Asociación de Segundas Esposas ha denunciado que el Gobierno reparte las pensiones de viudedad como si en España existiese la poligamia, pues esta se reparte de manera equitativa entre la divorciada y la nueva esposa del fallecido.
Una situación esperpéntica que se fue gestando tras la aprobación de la Ley del divorcio, y que se ha acelerado de manera ininterrupida desde 2006 con la ley del divorcio express del expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn algunos casos hay personas que se han casado más de seis o siete veces, lo que refleja de alguna forma la queja de la Asociación de las Segundas Esposas sobre la existencia de la poligamia en España; como si en vez de prohibida únicamente existiese un vacío legal. En este caso sería una especie de poligamia sucesiva.
100.746 divorcios en 2014
De hecho, el número de divorcios en España no han parado de crecer desde 2006, cuando se aprobó la ley del divorcio express. La última cifra que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística revela que la Justicia ha concedido la ruptura matrimonial a 100.746 parejas, un 5,6% más que el año anterior.
Y ese nivel de rupturas provoca, entre otros daños humanos y sociales, situaciones surrealistas como la situación de las primeras y segundas esposas y las pensiones de viudedad.
El argumento habitual que esgrimió el Gobierno para defender la ley del divorcio express era que su aplicación ofrece una salida a los problemas maritales, pero los hechos no concuerdan con las cifras oficiales.
¿A qué se deben estas cifras?
Según declara a Actuall el presidente del Instituto de Política Familiar, Eduardo Hertfelder, la ley de Zapatero es causa directa del incremento de divorcios.
No hay ninguna ley en Occidente que potencie tanto la ruptura como la del divorcio express de Zapatero
Zapatero incluyó tres novedades con su ley del divorcio express que han sido nefasta para los matrimonios, según cuenta Hertfelder. «La primera es que es unilateral, es decir, que no hace falta tener consenso para pedirlo. La segunda, que no hace falta esgrimir ningún tipo de razón y la tercera su rápidez. No hay ninguna ley en Occidente que potencie tanto la ruptura».
Además, continúa Hertfelder, «desde Europa se insta a que los Estados creen estructuras que ayuden a los matrimonios con problemas para que encuentren una solución, y desde España llevamos 30 años sin hacerles caso».
«En vez de ofrecer soluciones a un problema, lo hemos aumentado. Hemos pasado de 45.000 divorcios en 2004, a más 100.00 ahora», concluye el presidente del Instituto de Política Familiar.
Las leyes influyen en las convicciones de la gente
Para Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla, «la ley tiene una dimensión pedagógica: al conceder reconocimiento y efectos jurídicos a ciertos modelos relacionales, y no a otros, el Derecho está rodeándolos de un halo de legitimidad; está presentándolos a la sociedad como merecedores de imitación».
Contreras: facilitar las rupturas porque estas son numerosas es como argumentar ‘Como hay más robos, conviene rebajar las penas’
Por eso, reflexiona Contreras, «el legislador no es ‘neutral’ cuando decide convalidar jurídicamente la creciente volatilidad de las parejas, razonando en términos parecidos a: ‘ya que las parejas se rompen cada vez más, facilitemos los trámites de ruptura’. ¿Tendría sentido que el legislador penal estimase que ‘dado que cada vez hay más robos, conviene rebajar las penas'»?
Al final, concluye el catedrático, «al quitar obstáculos al divorcio, el legislador no se limita a hacerse eco de las tendencias sociales vigentes; más bien, considera que esa tendencia a la disolución de la familia es saludable, y por tanto decide apoyarla y acelerarla. La ley envía mensajes morales a la sociedad e influye en las convicciones de la gente, bien legitimando las tendencias, bien intentando contrarrestarlas»: