Una empresa audiovisual de Montreal está siendo señalada por activistas LGTBI después de negarse a realizar el vídeo de la boda de una pareja homosexual por motivos de conciencia.
Todo empezó cuando Mike Cerantola eligió a la empresa Premiere Productions para encargar el recuerdo audiovisual de la ceremonia de unión con su novio.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraCuando el empleado de la empresa le pidió detalles del evento para evaluar las necesidades del rodaje, Cerantola explicó que no había uno sino “dos hombres” y que “todo en esta boda es no tradicional”, según recoge Life Site News.
Premiere Productions le envió al cabo de unos días un correo electrónico a Cerantola en el que declinaba el encargo por motivos de conciencia:
“Lamento no poder aceptar esta boda porque es contraria a mis creencias personales. Lo siento mucho y espero que no te ofendas. Deseo que tengas éxito y espero que puedas encontrar lo que estás buscando”, señalaba la misiva.
La ley canadiense recoge la objeción de conciencia de ministros del culto, pero no de otros ciudadanos frente a las uniones homosexuales
Excepciones de conciencia no previstas
Canadá fue uno de los primeros países en equiparar legalmente el matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo. En su ley C-38 aprobada en 2005 se redefinió el matrimonio como “la unión legal de dos personas con exclusión de todas las demás”, una extraña formulación que permite que dos personas de igual sexo se casen.
La ley prevé que los ministros de las confesiones religiosas puedan rechazar “la realización de matrimonios que son contrarios a sus creencias”, pero no habilita ningún espacio de libertad de conciencia para otras personas como fotógrafos, floristas, videógrafos o pasteleros, que suelen ofrecer sus servicios en bodas.
Esta circunstancia ya fue señalada en 2005 por las personas contrarias a esta ley, que advirtieron de que se abría la puerta a la persecución de cualquiera que defienda el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
Y es lo que está sucediendo con Premier Productions, que ve cómo algunas organizaciones están presionando para que sean denunciados. A su juicio, la objeción de conciencia o la libertad religiosa no es aplicable para quienes ofrecen este tipo de servicios abiertos al público en general.