Imagen de la tradicional ofrenda floral a la Virgen del Pilar en Zaragoza.
Imagen de la tradicional ofrenda floral a la Virgen del Pilar en Zaragoza.

Dios de bondad, de justicia y de paz, escucha nuestra oración. Somos Guardias Civiles, y el servicio es nuestra vocación. Tenemos que ser fuertes, pero ayúdanos a no ser violentos. Ayúdanos a que nunca nos domine la ira o el odio, Señor, que la gente entienda el sentido de nuestro servicio: que lo comprendan todos, incluso los que a veces se creen perjudicados por nosotros. Protégenos, Dios mío, cuando arriesgamos nuestro bienestar o sintamos miedo por nuestra vida. Que la Virgen del Pilar, Madre de tu hijo y Madre nuestra, nos proteja en tu nombre; y mantenga nuestra vida en la auténtica paz que procede de ti. Amén.

El 12 de octubre es el día de la Fiesta Nacional de España, día de la Hispanidad y del Pilar. Como Fiesta Nacional está regulado por la Ley 18/1987 con un artículo único que ordena ‘Se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el día 12 de Octubre’. Es día de la Hispanidad, decidido en 1892 por María Cristina de Austria, regente en nombre de su hijo Alfonso XIII, para celebrar el cuarto centenario del descubrimiento de América. Y es día del Pilar, fiesta patronal de Zaragoza, en honor de la patrona de la ciudad, en recuerdo, según tradición católica, de la aparición en carne mortal, el día 2 de enero del año 40, de la Virgen María al apóstol Santiago a las orillas del río Ebro. Allí hay una columna de jaspe: El Pilar. Que sirve de peana a una estatuilla de estilo gótico tardío, de 36,5 centímetros de altura, atribuida al darocense Juan de la Huerta y datada en 1435, que representa a la Virgen María. La Virgen del Pilar es patrona del Cuerpo de secretarios, interventores y depositarios de la administración local, del Cuerpo de Correos y Telégrafos, del Arma submarina de la Armada Española; y de la Guardia Civil, por Real Orden de 8 de febrero de 1913, por la que ‘se declara Patrona del Cuerpo a Nuestra Señora la Virgen del Pilar de Zaragoza’.

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En el día del Pilar, de la Hispanidad y fiesta nacional de España, las noticias nacionales salían del Paseo de la Castellana de Madrid. A punto de vencer la pandemia, se conmemoraba la fiesta con un desfile militar de las Fuerzas Armadas. El Rey, Gobierno, Poder Judicial, los representantes de las autonomías y lo que ocurriera antes, en o después del desfile eran noticias: un efecto óptico o un error de colores en la patrulla Águila, que volaba sobre los cielos de Madrid, mostraba lo que pareció una bandera republicana. Abucheos y gritos contra Sánchez. Aplausos al Rey y pitadas al presidente del gobierno, que se escondía tras él. El Gobierno casi completo, con la excepción de Maroto y Castells, asistía al desfile. Conversación entre Casado y Lesmes, pendiente la renovación de órganos del Estado y del CGPJ. Diálogo Ayuso-Margarita.

Robles, raro. Precisión de los paracaidistas acrobáticos que bajaron la bandera de los cielos. Las ministras de Unidas Podemos, con su vice Yoly presidiendo, iban por primera vez a la recepción real. Y la mascarilla absurda, reivindicativa de la ministra de Igualdad en plena fiesta de la Hispanidad.

Mientras tanto, el pueblo con su vida. Natural. Sin cámaras, pero con boato propio. Magnífico. En Navacerrada, en la Iglesia, fiesta con Misa solemne y asistencia de las autoridades locales de dos pueblos próximos. Alcaldes socialistas de Navacerrada y Becerril de la Sierra, sin bastones de mando y con concejales mezclados. Policías Locales. Medallas prendidas en uniformes de la Guardia Civil. Ofrenda de una bandera y un tricornio de gala. Homilía larga, de cura docente. Lecturas de guardias civiles. Casi al final, uno de ellos rezó en público la oración del principio: Tenemos que ser fuertes, pero ayúdanos a no ser violentos. Ayúdanos a que nunca nos domine la ira o el odio, cuando intentamos salvaguardar vidas y la convivencia social. Que lo comprendan todos, incluso los que a veces se creen perjudicados por nosotros. Protégenos, Dios mío, cuando arriesgamos o sintamos miedo. Que la Virgen del Pilar nos proteja en tu nombre; y mantenga nuestra vida en la auténtica paz que procede de ti.

En el Paseo de la Castellana hubo aplausos al Rey y al Ejército; y abucheos al presidente del gobierno. En la Iglesia de Navacerrada, no. Al llegar el ‘Ite missa est’, el sacerdote propuso tres ‘vivas’: ¡Viva la Virgen del Pilar!, ¡Viva España!, ¡Viva la guardia Civil! Por ensalmo, contestó la parroquia. Por encanto, explotó un aplauso. Natural, cerrado, compacto.

José Luis Heras, analista político

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