Como todo el mundo sabe, Isabel San Sebastián es una famosa polemista que a menudo interviene en programas de radio y televisión. Asimismo -a la vez que colabora en varios periódicos- es autora de numerosos libros destacando de manera muy especial en el género de novela histórica; tanto así que, en estos momentos, es la autora de novelas históricas más leída en España.

Es tal el prestigio de dicha autora que todas sus novelas gozan de tal demanda que han superado ya los 450.000 ejemplares vendidos.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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En los últimos años, Isabel San Sebastián ha enfocado su atención a un multisecular episodio de nuestra historia: la Reconquista Española, o sea la larga y heroica lucha que -durante casi ocho siglos- sostuvieron los cristianos españoles para expulsar de la península a los seguidores de Mahoma.

En estos momentos -y tratando dicho tema- obtiene un gran éxito en las librerías su novela más reciente Las campanas de Santiago.

En dicha novela los protagonistas principales son Tiago y Mencía, matrimonio cristiano que se ve separado por la feroz embestida que acometió Almanzor en contra de Santiago de Compostela.

Si repasamos nuestras viejas lecciones de Historia, recordaremos como en aquella ocasión el principal empeño de Almanzor era devastar el sepulcro del Apóstol Santiago puesto que, de ese modo, pretendía arruinar la moral de los cristianos haciendo que éstos creyesen que Alá (el dios de Almanzor) era superior a Cristo (el Dios de los cristianos)

“Si Santiago abandonaba la lucha”, nos dice la autora, “si permitía que su sepulcro fuese profanado impunemente, si dejaba de tender su manto protector sobre la Cristiandad hispana, ¿dónde hallarían fortaleza los soldados de la Cruz enfrentados a un ejército sarraceno infinitamente superior al suyo? ¿A quién se encomendarían antes de entablar batalla contra semejante adversario?” (Las campanas de Santiago. Plaza Janés. Páginas 192 y 193).

Un golpe contundente contra la moral cristiana era el que planeaba Almanzor profanando la tumba del Hijo del Trueno.

Almanzor dio marcha atrás respetando la tumba. No obstante, incendió la ciudad a la vez que ordenó que las campanas de la catedral compostelana fuesen llevadas hasta Córdoba

Sin embargo, algo pasó… Orando ante el sepulcro, Almanzor encuentra a un anciano monje que le suplica respetar tan sagrado lugar. Nunca sabremos lo que en realidad ocurrió.

¿Acaso su corazón de piedra se ablandó ante las lágrimas de un monje inerme? ¿Acaso se dio cuenta de que llevaba su fanatismo hasta límites intolerables? ¿O acaso tuvo una visión sobrenatural que lo amenazaba con graves desgracias si persistía en su propósito?

El caso es que Almanzor dio marcha atrás respetando la tumba. No obstante, incendió la ciudad a la vez que ordenó que las campanas de la catedral compostelana fuesen llevadas hasta Córdoba a hombros de cristianos.

“Graves debieron ser nuestros pecados para que el cielo nos enviara a este flagelo llamado Almanzor… Jamás sufrió la Cristiandad una embestida tan terrible ni estuvo tan cerca de sucumbir ante la hueste de la media luna” (Op. Cit. Página 205).

Pues bien, de eso trata la novela: De las mil peripecias que sufre Tiago mientras marcha hacia la capital del califato cargando -junto con otros muchos- las pesadas campanas. De las mil peripecias que Mencía, su embarazada esposa, sufre también al huir de Compostela e internarse en las boscosas regiones de Asturias.

Con esta novela -como al principio dijimos- Isabel San Sebastián continúa el ciclo dedicado a la Reconquista; ciclo que empezó con La visigoda y continuó con La peregrina.

Conociendo el temple de esta mujer que roba tiempo a sus actividades para dedicarse a la gran pasión de escribir, todo hace suponer que muy pronto seguirá por el mismo cauce de la Reconquista.

Esto hace suponer que sus novelas tengan continuación y que así veamos -valgan los ejemplos- la gran batalla de las Navas de Tolosa o el episodio en que, una vez reconquistada Córdoba, San Fernando ordenó que las campanas de Santiago que servían de lámparas en la mezquita fuesen devueltas a su lugar de origen a hombros de moros.

Y que decir de otros episodios grandiosos como las hazañas del Cid, de Guzmán el Bueno y -de manera muy especial- la toma de Granada por los Reyes Católicos.

El campo de la Reconquista es tierra fértil para que Isabel deposite sus semillas haciendo germinar obras de una calidad indiscutible que, al mismo tiempo que divierten, también instruyen y educan.

En fin, que esta novela es una lectura muy apropiada en este 2021 en que toda España celebra el Año Santo Compostelano.

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