Imagen de la Basílica pontificia del Valle de los Caídos
Imagen de la Basílica pontificia del Valle de los Caídos

Las noticias que día con día nos llegan desde diferentes partes del mundo son una cadena interminable de desgracias: Mortales inundaciones en China, Bélgica y Alemania; insoportable ola de calor en Canadá con incendios en el noroeste de los Estados Unidos; crímenes sangrientos cometidos por los narcotraficantes mexicanos; violenta represión de manifestantes en Cuba, un comunista llega al poder en Perú… En fin, una imparable ola de violencia que le pone los pelos de punta al más flemático.

Todo hace suponer -aunque muchos no crean en su existencia- que es el demonio, el mismísimo demonio quien atiza esta hoguera de angustia interminable.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Quienes, por la gracia de Dios, aunque somos pecadores tenemos fe, sentimos la agradable sensación de que solamente encontraremos seguridad dentro de los acogedores muros de un monasterio.

Sin embargo, a la vista de los últimos acontecimientos, todo parece indicar que hasta ese consuelo nos será negado puesto que la ira del demonio se ceba también en contra de los piadosos monjes de clausura.

No exageramos al decir esto ya que el Consejo de ministros del gobierno español aprobó recientemente la llamada Ley de Memoria Democrática que es un proyecto que amenaza directamente a la comunidad benedictina del Valle de los Caídos.

De unos años a esta parte, el combate contra los símbolos religiosos se ha venido manifestando con la retirada de crucifijos de las escuelas, hospitales y otros lugares públicos.

Cuando empezaron los primeros ataques contra la comunidad benedictina que está a cargo de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, el ex vicepresidente Pablo Iglesias llegó a decir que no bastaba con expulsar a los monjes y convertir aquello en un museo, sino que fue más allá: destruir la gigantesca Cruz que, con sus 150 metros de altura, es la más alta del mundo y esparcir los pedazos por la explanada.

Cuanta razón tiene el Padre Santiago Cantera, O.S.B., prior de dicha Abadía cuando nos dice que “la rabia del demonio contra Cristo es cada vez más descarada. Es consciente de que se acerca su derrota final y se resiste a ella” (Ángeles y demonios. EDIBESA. Página 193)

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, con tal de mantenerse en el poder es capaz de vender su alma al diablo ya sea cediendo a los caprichos de los separatistas como obedeciendo a los marxistas de PODEMOS que son quienes desean acabar con la abadía benedictina.

Ahora bien, a lo lejos parece verse una luz al final del túnel puesto que, tanto la Conferencia Episcopal Española (CEE) como el Cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, han apoyado a la comunidad del Valle de los Caídos.

Y prueba de ello es que monseñor Luis Argüello, secretario de la CEE, se desplazó hasta la Abadía para transmitirles a los monjes el apoyo de los obispos españoles.

Asimismo, la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos de la CEE ha elaborado un informe del que se desprende que cualquier decisión del gobierno en contra de la comunidad y de la Basílica implica el incumplimiento de los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado.

Y es que, si se diera dicho incumplimiento, se iniciaría un conflicto jurídico internacional que acabaría enfrentando a España con el Vaticano.

No obstante, es tanta la rabia de los podemitas de Pablo Iglesias como la ambición de Pedro Sánchez que todo parece indicar que el actual gobierno está dispuesto a romper los acuerdos del Reino de España con el Estado Vaticano.

¿Cuál será el futuro que le espera a una comunidad de santos varones que han dedicado sus vidas a orar no solamente por su santificación personal sino también por todos aquellos que se encomiendan a sus oraciones?

Una comunidad que, siguiendo el lema de su fundador San Benito, ora y labora por esa paz que tanto añora el mundo en estos tiempos tan difíciles.

Quizás sea por eso, porque al rezar y trabajar pidiendo por la paz del mundo que la furia demoníaca se ha desatado contra ellos.

Y concluimos volviendo a citar al prior benedictino de la Abadía de la Santa Cruz:

“A medida que avanza el curso de la Historia, el ritmo y la intensidad de esta batalla se recrudecen cada vez más. Satanás sabe que el tiempo de su dominio sobre el mundo tiende a agotarse; es consciente de que la derrota que sufrió en el Calvario y a los tres días en la resurrección va a ser absoluta al final de los tiempos. Por eso intenta arrastrar el mayor número de almas posibles a la perdición y a la condenación eterna…”(Ídem. Página 238)

Frases contundentes que lo explican todo. Y es que si alguien no entiende esto es porque no ha entendido nada.

Nemesio Rodríguez Lois

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Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).