En internet hay muchos ojos pendientes de lo que haces / Pixabay

La BBC británica, lo más ‘serio’ que se vende en medios institucionales, ha usado su división de ‘Trending’ online para atacar a una usuaria de la red social Twitter -de derechas, naturalmente-, poniéndola como ejemplo de ‘mensajes de odio’ y, lo más grave, dando datos personales como su ciudad de residencia y el empleo de su marido. Es un caso de ‘doxing’ -publicar los datos personales de una cuenta anónima-, el más moderno método de ‘control ideológico’.

En otro orden de cosas, la policía belga fue muy criticada por su espectacular torpeza tras la masacre en Bruselas, dejando que el cerebro del atentado de París se mantuviera meses viviendo tranquilamente en la propia capital, en el barrio de Molenbeek.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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El dictador nazional-socialista, Adolf Hitler / Flickr
El dictador nazi, Adolf Hitler / Flickr

Pero no es cierto que no se produjeran detenciones inmediatamente después de los ataques: apenas unas horas después, la policía británica arrestaba a Matthew Doyle. No, no tenía nada que ver con los atentados, pero había escrito un cometario en Twitter que las autoridades consideraron medianamente ‘islamófobo’. Eso es lo que significa anarcotiranía, cuando la ley solo funciona contra los enemigos del pensamiento obligatorio.

La razón por la que el más férreo totalitarismo se está instalando en nuestras sociedades a pesar de que, supuestamente, andamos todos vigilantes y alertas repitiendo el manido «nunca más», es que no estamos mirando en la dirección adecuada.

Vigilamos en busca de uniformes, desfiles, líderes arrogantes ladrando consignas, símbolos y banderas y la manida llamada de la Gestapo/el KGB a las cuatro de la madrugada. Pero eso es como si los generales de la II Guerra Mundial se prepararan para una nueva guerra de trincheras… Que es, por otra parte, lo que hicieron.

Alfredo Pérez Rubalcaba/ Flickr PSOE
Alfredo Pérez Rubalcaba/ Flickr PSOE

Los Gobiernos no necesitan perros pastores: sabe de usted más de lo que quiere pensar, desde sus más nimios datos financieros y laborales –cortesía de Hacienda- hasta su historial médico completo

El poder no necesita ya algo tan novelesco como unos hoscos hombres de gabardina gris llevándose detenido a alguien de madrugada y haciéndolo desaparecer, para desanimar a los díscolos y rebeldes. Eso sería contraproducente, porque eso es precisamente lo que la gente teme y espera. Pero el Gobierno sabe de usted más de lo que quiere pensar, desde sus más nimios datos financieros y laborales -cortesía de la Hacienda de Montoro- hasta su historial médico completo, gracias a la Sanidad pública, por no hablar de lo que permite saber el control de Internet y los móviles. ¿Se acuerdan de Rubalcaba, y su advertencia de que sabe todo de todos?

De igual forma, las élites no necesitan la censura oficial para acallar a los disidentes. Cuentan con un ejército incontable de voluntarios que estarán encantados de hacer esa labor. Y el resultado es bastante más efectivo que el lápiz rojo y la multa del franquismo.

Una opinión dudosa, cierta renuencia a celebrar públicamente lo que el pensamiento obligatorio exige lleva automáticamente a la denuncia, no a la policía, sino urbi et orbi en las redes sociales, lo que a menudo supondrá la pérdida de empleo, la imposibilidad de volver a contratarte y la pérdida de prestigio social. ¿Libertad de expresión? ¡No me hagan reír!

Ni siquiera el anonimato es una protección. Si las opiniones del sujeto son lo bastante molestas para los ‘guerreros de la justicia social’ (Social Justice Warriors o SJW, como son conocidos en las redes), alguno habrá que se mueva con soltura en la red y acabe descubriendo -y desvelando públicamente- la verdadera identidad del osado.

Es el ‘doxing’, las técnicas que se utilizan para desvelar identidades ocultas en la red. Luego se completa con dirección postal y empresa para la que uno trabaja y así se aseguran de que el sujeto es despedido -las empresas tienen pavor a la mala publicidad- y de que amigos, familiares y colegas sepan que un ‘delincuente del pensamiento’ vive entre ellos. También sirve, si la indignación es muy grande, para que cualquier grupo agraviado haga una ‘visita’ al disidente.

El lobby gay obligó a dimitir a Brendan Eich, inventor del navegador Firefox, porque donó 3.000 dólares en una campaña contra el matrimonio homosexual en California

Brendan Eich, ex CEO de Firefox / Wikipedia
Brendan Eich, ex CEO de Firefox / Wikipedia

¿Les parece exagerado? ¿Recuerdan el caso de Brendan Eich en 2014? Eich, un genio de la informática, inventó el Firefox, un navegador especialmente seguro y eficaz, y fundó con él una empresa de gran éxito, Mozilla, favorita de los locos de la informática. Hasta que un empleado filtró que, cuando se discutía el referéndum sobre el matrimonio homosexual en California, Eich había donado 3.000 dólares a la campaña a favor del «no».

Solo 3.000 dólares. Apoyando una posición perfectamente legítima y que, de hecho, fue la que salió: de los más de 30 estados donde se ha sometido la cuestión a referéndum, solo en tres ganó el «sí».

Pero todo esto no sirvió de nada ante la presión del lobby gay, que obligó a Eich a dimitir. Y su caso está muy lejos de ser el único, aunque su exposición mediática llamó especialmente la atención.

La censura se ha privatizado. Facebook, por ejemplo, es ya uno de los ‘países’ más poblados del mundo, con cientos de millones de usuarios. Pero es también una empresa privada con lo que, cuando Zuckerberg se comprometió a impedir que en su red social se compartieran mensajes contrarios al islam y a la inmigración, nadie podía llamarlo, técnicamente, censura, a pesar de que la propia Angela Merkel recurriera a él para solicitar esa misma medida.

Facebook hace y deshace a su antojo, permitiendo o borrando comentarios de sus usuarios, ya que es una empresa privada. Pero nadie que conozca el mundo actual puede pretender que es ‘solo’ una empresa privada más.

Y el último rizado del rizo -por el momento- es un nuevo buscador y base de datos dirigido a exponer ante empleadores, amigos y familiares a los autores de supuestas ‘opiniones de odio’ anónimas en las redes. Se llama ‘Social Autopsy’ y es un proyecto tecnológico en proceso de recaudación de fondos. No, el nazismo  no necesita uniformes ni pistolas.

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