Hay que decirlo alto y claro: las creencias de los ciudadanos no se tocan.

La Santa Misa y Oración por los fallecidos por la pandemia del pasado domingo en la Catedral de Alcalá de Henares, transmitida por la Diócesis (como hace todos los días) y también por HazteOir.org, por Toro TV y por OKDiario, ha alcanzado unas cifras de visionado impresionantes.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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En el canal de la Diócesis de Alcalá el número de personas que habían visto la Misa superaba ayer, lunes, los 66.000 visionados:

Y en el canal de HazteOir.org se situaban en más de 164.000:

Puedes ver el vídeo de la Homilía de Monseñor Reig o leerla pinchando aquí.

Después de esto, conviene que más de uno vaya tomando nota.

[la irrupción de funcionarios armados en una iglesia para impedir una ceremonia religiosa] es de una violencia estética extrema, muy superior a la de la irrupción de Rita Maestre, que entonces sólo era una estudiante, en la capilla de la Complutense («¡Arderéis como en el 36!»), pues hablamos de la fuerza armada del alcalde. 

A Almeida le han dicho en la Sexta que va para Azaña, y se lo ha creído. (Ignacio Ruiz-Quintano: Misa)

Catacumbas

A la vista de algunos hechos sucedidos con la epidemia no me ha resultado raro encontrar un reportaje titulado “Misas clandestinas”, con declaraciones de sacerdotes como esta:

Lo estoy viviendo con un gran sufrimiento interior. No quiero yo ponerme aquí en plan víctima pero es muy duro ver a mucha gente que está muy necesitada y que a veces no les puedes atender todo lo que te gustaría. 

Personas que se mueren sin que hayamos podido darles los últimos sacramentos. Personas que están pasándolo fatal, encerradas en sus casas. 

Y una cosa es llamarlas pero el teléfono no es el contacto humano y notas que eso se queda corto. (Misas clandestinas: en las iglesias de los cristianos ‘rebeldes’)

En el reportaje mencionado hay incluso quien habla de sensación de catacumbas.

Con la ley en la mano, o con el decreto de alarma, nadie puede decirte ni mu si vas a la iglesia. Ten la seguridad de que te presionarán y te amenazarán, pero no pueden hacer nada de nada. 

En España hay ya un sentencia que reconoce el derecho de los creyentes a asistir a ceremonias religiosas durante el estado de alarma. Y el Tribunal Constitucional de Alemania ha dictaminado que impedir el acceso a los templos es “una grave intromisión en un derecho fundamental”.

¿Qué hacer si las policías en España multan a alguien por ir al culto religioso durante el confinamiento? Recurrir la multa y ganar el caso, porque el decreto de alarma no impide salir de casa para acudir a actividades religiosas.

Algunas policías ya lo saben: se conocen instrucciones de la Ertzaintza (la policía autonómica vasca) que piden recomendar a los fieles volver a casa, pero si el ciudadano no atiende a la recomendación, la instrucción es no extender la multa.

Este viernes 30 de abril por primera vez una sentencia ha empezado a sentar jurisprudencia: el Juzgado de lo Penal número 1 de La Coruña ha absuelto a un vecino de la localidad de Carballo que fue sorprendido el 12 de abril, tal como relata Europa Press, en las inmediaciones de una iglesia. La justicia ha alegado que, en efecto, acudir a los templos “no está expresamente prohibido” y que «lo que no está prohibido está permitido». (Primera sentencia que anula una multa por ir a la iglesia)

Se empieza por la libertad religiosa 

Está escrito en las más tristes páginas de la Historia: todas las tiranías se construyen recortando la libertad religiosa y de culto.

Se empieza restringiendo los derechos de los creyentes y se termina metiendo a la gente en campos de “reeducación”.

La Covid-19 supone un riesgo cierto y grave para la democracia. Y de manera especial en España, donde gobierna un cóctel de partidos entusiasmados con los usos totalitarios de la izquierda más reaccionaria y criminal.

Dos de las tres mayores potencias mundiales, China y Rusia, son regímenes autoritarios. 

Occidente amenaza estancamiento económico, militar, educativo y tecnológico, carcomido por diferentes enfermedades del bienestar, mal bautizadas como «progresismo». 

Ningún Estado, o conjunto de Estados, ha sobrevivido jamás en perpetua crisis existencial, poniendo en duda sus propios valores y creencias, y aceptando en los extraños lo que no aceptaría jamás en los propios. (Cristian Campos: 17 verdades incómodas que nos deja la epidemia de Covid-19 en España)

Campañas identitarias

¿Por qué en nuestro país, a diferencia de otros, la izquierda ha optado por el recorte de derechos civiles (estado de alarma) para afrontar la epidemia?

No solo por la querencia totalitaria que apuntábamos antes. También porque de la supuesta ideología de la izquierda no quedan ni las raspas. 

Sus valores cayeron hace décadas y trataron de sustituirlos por otros que, a raíz de la epidemia, están corriendo la misma suerte que los cascotes del muro de Berlín.

Lo reconocen hasta sus más destacados ideólogos:

Todo aquello que había dado forma a la izquierda en los últimos años, como el feminismo, el ecologismo o el movimiento proinmigración, ha sido relegado a un plano muy secundario, y los debates sobre las libertades, que antes se establecían sobre las minorías, ahora se fijan en los niños o los mayores y la conveniencia de que salgan o no de casa. 

Y las prevenciones sobre el control tecnológico y la vigilancia del Estado son mucho más frecuentes, y en el caso español es muy evidente, desde la derecha. 

Tenemos una izquierda occidental que tiene muy poco poder político, pero en la que tampoco se adivinan fuerzas sociales o posiciones ideológicas que puedan ser importantes en el futuro próximo. (Esteban Hernández: Pablo Iglesias y el papel de la izquierda durante la pandemia)

Carente de ideología, la izquierda ha colocado en su ausencia un sustituto  bastardo: las campañas identitarias. Y cuando estas decaen porque el personal está más preocupado por mantener su puesto de trabajo que por si hay que decir “vecinos y vecinas”, echa mano a la porra, el instrumento que SÍ forma parte de su ADN.

La España cautiva

Consuelo Madrigal, exfiscal general del Estado, habla ya de “sociedad cautiva”:

En su cautiverio, la sociedad ha asistido al cierre del portal de transparencia del Gobierno, la imposición de filtros a las preguntas de la prensa, la financiación pública oportunista de medios de comunicación vasallos, la restricción en la difusión de mensajes y la evaluación de la verdad o falsedad de las noticias y los enunciados.

Siempre debe frenarse la ilegítima apropiación de poder por parte de los poderes legítimamente constituidos. Algunos creen que esto solo es necesario cuando lo hace la derecha. Asumen acríticamente que la salud y la seguridad exigen la restricción de nuestras libertades o minimizan su importancia, sin pensar que las amplias facultades ya otorgadas son peligrosas, pueden ser utilizadas equivocadamente y quizá ya lo están siendo. (Consuelo Madrigal: La sociedad cautiva)

Los pasos hacia una democracia tutelada y recortada se aprecian día a día. El domingo pasado la policía detenía en Madrid a todos los vehículos que circulaban mostrando alguna bandera española y trataba de amedrentar a sus conductores para que la retiraran.

A ratos se diría que somos un experimento, que están ensayando hasta dónde pueden llegar sin que nos volvamos contra ellos. 

¿Cuánto tiempo habremos de aguantar a un Gobierno que intenta convertir en súbditos a los que antaño fuimos ciudadanos?

Aprovechando el equivalente a un arresto domiciliario de toda la población española, un trasnochado gobierno autoritario, ineficaz, opaco y con débil apoyo parlamentario juguetea con un conflicto institucional tras otro. 

Cuestiona al Rey y, con él, la organización del Estado. Utiliza de forma espuria la Justicia contra partidos políticos y contra críticos mientras abomina en público de las sentencias -y de los jueces- que no son de su agrado. 

También ha comprometido el prestigio de la Guardia Civil. Bajo el dudoso manto legal del estado de alarma avanzan el ideario y el estilo totalitarios de Podemos con el beneplácito de un presidente sin empatía, corbata roja, cuyo único objetivo parece ser que no le relacionen con el luto. Y no estamos vacunados. (Juan Carlos Girauta: La otra vacuna)

En 3 tuits

La vida de España en caracteres escasos:

La cita

Martin Luther King:

Nuestra generación no se arrepentirá de las obras y de las palabras de las malas personas sino del silencio de la buenas personas.

Y la imagen

Gallego & Rey:

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Jamás pensé que uno pudiera ganarse la vida hablando de la vida de los otros, así que sigo creyendo que no soy un periodista. Dicen que éste, el segundo oficio más viejo del mundo (el que estás pensando es el tercero), se ha profesionalizado. Yo me dedico a intentar disimularlo. Este es mi blog http://mvidalsantos.tumblr.com/