He leído mucho esta semana acerca de los valores, de los principios que rigen nuestra sociedad, la española y en general las sociedades occidentales.
Y he leído acerca de la desaparición de esos valores y de su sustitución por valores bien distintos, contravalores más bien.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraY a raíz de la lastimosa campaña de PP y Cs en Córdoba contra los hombres por el hecho de ser hombres, he recordado lo mucho que el Partido Popular y Ciudadanos comparten con el reaccionario bloque de la moción de censura.
¿Por qué a PP y a Cs les gusta tanto utilizar el lenguaje de la izquierda, o votar sus propuestas culturales más aberrantes, esas que disfrazan de igualdad o libertad de elección, o mantener y aun reforzar sus leyes más antidemocráticas?
¿Por qué tienen tanto miedo a enfrentarse a la izquierda en el terreno de los valores? (Bueno, y en tantos otros.)
¿O acaso no es miedo? ¿Acaso será que ya se han pasado al lado oscuro? ¿Al lado aberrante?
Frente a los ataques a los hombres por ser hombres, he encontrado esta semana un tesoro, una carta de Miquel Giménez a su difunto padre.
Es una espléndida descripción de los valores que nos inculcaron nuestros mayores y que, de la mano del catastrófico siglo XX, hemos destruido:
El señor Miguel vivió mucho, nunca concedió la menor importancia a las cosas materiales, hizo del amor al trabajo bien hecho una cuestión de honor y de la necesidad de poseer una cultura una obligación.
Me inculcó que los derechos no existían sin los deberes, me hizo ver que nadie es más que nadie, que no hay que hacer caso de nada que no sea tu conciencia, que se pueden barrer las calles con aires de príncipe y que ni todos los ricos son malos ni todos los pobres son buenos.
Sabía aquilatar con una mirada la condición moral de cada persona sin juzgarla, no tuvo jamás un no para nadie que llamase a su puerta para pedirle lo que fuese, concedía más importancia al apretón de manos y la palabra empeñada que a cien notarios e hizo feliz a su familia. (Miquel Giménez: El señor Miguel, mi padre)
Desprecio por la vida, por la honestidad y por la coherencia, deslealtad, ambición, falsedad, corrupción, mentira, traición. Y bastantes cosas más. Todo eso ponen en solfa a cambio de una supuesta igualdad y una supuesta libertad que no son tales.
Quieren que juguemos a traicionar nuestra verdadera identidad.
Y eso, entre otras cosas, pasa por declarar culpables a los hombres por el simple hecho de ser hombres.
Para impedirles ser como deben ser.
Pero no pasarán
Parece que vayan a comerse el mundo, ¿verdad? No paran. Y así dan la sensación de ser super poderosos. Se diría que PSOE y toda la morralla paranoica de la moción de censura son apisonadoras.
Pero no es así. En absoluto. El frentito popular es mucho menos firme de lo que aparenta. Por eso se mueve sin parar, para que no se note. Y los propios socialistas lo empiezan a denunciar.
En un artículo francamente impresionante viniendo de ese sector ideológico, Nicolás Redondo Terreros escribe:
Me dirijo a los socialistas de toda España. Ya que no pueden salvar la dignidad colectiva del partido, salven la suya. Digan donde puedan que no están de acuerdo con los pactos con Otegi.
En ocasiones es más importante decir un rotundo «no» que callar… Lo primero es una expresión de valentía; lo segundo, de una cobardía incompatible con la democracia. (Nicolás Redondo Terreros: El pacto con Otegi nos devuelve a la España negra)
Y en una entrevista no menos perturbadora para la izquierda, Joaquín Leguina advierte:
El futuro es muy oscuro. Los votantes socialistas, por muy sectarios que sean, no pueden estar a favor de los separatistas.
Basta con analizar el número de votos que han perdido Pedro Sánchez y Pablo Iglesias entre abril y noviembre para darse cuenta. Por lo que no van por buen camino, desde el punto de vista electoral, pero sobre todo no van en el buen camino de la defensa de la democracia española.
En estos momentos no existe el PSOE. El PSOE ya no es un partido democrático, es el partido propiedad de Pedro Sánchez. (“El PSOE no es un partido democrático, es el partido de Sánchez”)
Se levantan voces conocidas y reconocidas del PSOE señalando al Rasputín de Moncloa, que no es Redondo, como algunos insinúan, sino Pedro Sánchez. ¿Y los militantes? ¿A qué esperan? ¿O tal vez están ya tan podridos como su secretario general?
Tú sabes que todas las razones por las que te afiliaste al PSOE han muerto. Si solo te ata la expectativa o el disfrute de una nómina, eres un cínico. La otra opción es que seas un fanático.
Si has metabolizado la mentira de que España está amenazada por el fascismo, de que esta vez la guerra civil hay que ganarla y de que Otegi es tu compañero en el frente, ten al menos la coherencia de afiliarte a Podemos. ETA mataba socialistas, pero nunca habría matado a un camarada podemita.
El sanchismo nada hoy en una ciénaga de patrañas, incompetencia y cesarismo. Solo os votará quien se contagie de vuestra fiebre sectaria o se lucre de vuestra red clientelar.
Vas a callar, pero no vas a sobrevivir. Vivirás sin poder y sin honor. Y la oposición será menos dura para ti que los espejos. (Jorge Bustos: Cal viva sobre Ferraz)
Pero es que además de mostrar su debilidad, el Gobierno del PSOE se está poniendo en evidencia. Y eso es muy importante: en evidencia ante toda Europa, ante todo el mundo.
Empiezan a ser señalados, desde su empeño en cargarse el poder judicial hasta, ayer mismo, el rechazo del Fondo Monetario Internacional a su política económica.
Y eso, que es muy malo para ellos, es estupendo para España:
Que el Gobierno, para neutralizar a ese puñado de personas, esté arrostrando con tanto descaro el riesgo de mostrar al mundo su cara más totalitaria debe darnos una enorme sensación de importancia. (Enrique García-Máiquez: ¡Más madera!)
Y no debemos ser “un puñado de personas” las que estamos plantándoles cara cuando cada vez que proponen algo, pinchan. Y cada vez desde la UE les dan un tirón de orejas.
Así que ánimo, porque digan lo que digan sus telediarios y hagan lo que hagan, les estamos frenando:
Cuando tengamos la tentación de sentirnos derrotados e insignificantes, pensemos en la de molestias que se toman y en los riesgos que corren para bloquear un tuit o un artículo, para evitar que una familia exija su derecho a la educación en español en un pueblo de Cataluña (o de Galicia o de Baleares) o para que unos padres no escojan el colegio de sus hijos.
El Gobierno, con sus extravagantes sobreactuaciones, nos recuerda que podemos poderle. (Enrique García-Máiquez: ¡Más madera!)
Hay quien habla de resistencia pero no, somos mucho más que eso, mucho más que resistir pasivamente. Estamos en plena ofensiva contra la morralla de la moción de censura. Y acusan cada golpe.
En la sociedad aguanta un núcleo duro que se les resiste ahora y siempre a la invasión ideológica y moral como los del poblado de Astérix. Su poción mágica es la verdad.
Inasequibles a la censura soft, capaces de encontrar resquicios para dar con sus lectores, empeñados (en los dos sentidos) en la educación libre de sus hijos, defensores de su propiedad y de su libertad, amantes de España en todos los territorios de la nación, etc. (Enrique García-Máiquez: ¡Más madera!)
No lo están consiguiendo y no lo conseguirán en el futuro. ¿Recuerdas aquel presidente insensato que parecía tener en sus manos todo el poder y todos los recursos para mantenerse en él?
Mandamos al paro a Zapatero y hoy es un personaje desprestigiado y un poco patético al que solo reciben en administraciones de segunda.
¿Sabes por qué?
Porque 1º no nos limitamos a resistir, sino que plantamos cara. Y 2º porque no se puede borrar la realidad, no se puede eliminar la verdad, es imposible luchar contra la razón.
Como hizo Zapatero. Como está haciendo Sánchez.
Es prácticamente imposible limitar la libertad de expresión, protegida no sólo por las leyes y la Constitución sino también por la pluralidad del sector y de la sociedad civil.
Amenazar la libertad de información es muy fácil en una dictadura, pero es muy difícil censurar a los medios de comunicación en una democracia parlamentaria que forma parte de la Unión Europea.
Han perdido el sentido de los límites. Este Gobierno ha perdido el contacto con la realidad hasta el punto de creer que se puede hacer cualquier cosa si se controla el BOE. No es así. (Pedro García Cuartango: La ceguera del poder)
No es así, ni lo ha sido nunca. Y por eso se enfadan:
No está acostumbrado al reproche, la crítica, el rechazo. Menos aún a que le lleven la contraria o a que le ninguneen.
Iván Redondo ha sufrido estos días unos infrecuentes cabreos, breves arrebatos de cólera según algunos, que han llamado poderosamente la atención.
El gurú de Sánchez da siempre por hecho que sus medidas serán recibidas con agitación y turbulencias, dado lo disparatado e inasumible de casi todas ellas, entre el totalitarismo y la autocracia.
En cuanto esto ocurre, en el momento en que estalla la tormenta, lanza otra idea aún más controvertida y atrabiliaria que disipa la anterior.
Es una estrategia de bombas de racimo que tapa unos reproches con otros. (José Alejandro Vara: El día que Iván montó en cólera)
Pues que se enfaden. Que atrapados en su rabia, sigan lanzando sus bombas de racimo. No nos vamos a mover ni un centímetro hacia atrás.
Y cada día nos van a encontrar un paso más adelante, más cerca de su final, más firmes, más fuertes.
¡No pasarán!