Para adivinar quién es el culpable, los aficionados a la novela policíaca clásica, o a la negra, tienen muy entrenado el hábito de preguntarse a quién beneficia el crimen.

“Un gobierno que provoca crispación social deliberada es un agente de destrucción muy peligroso.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Fue Zapatero, en fin, quien legó a la posteridad, a su pesar, la prueba más significativa de su relación con la crispación social al confesarle a Iñaki Gabilondo tras una entrevista, con las cámaras y micrófonos aún conectados: «Nos conviene que haya tensión». 

Algo impensable en Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar o Rajoy. Y algo, por desgracia, perfectamente definitorio de Sánchez, segunda parte de la segunda parte del PSOE gobernante.” (Juan Carlos Girauta: Tensión)

Hoy no vamos a hablar de crímenes y criminales, ni de Agatha Christie, ni de Raymond Chandler, ni de espías, ni de cloacas del Estado. (O sí.) 

Hoy damos un paseíto por Tombstone. 

“No es una moda pasajera, es el producto de miedos e intereses lo que lleva a que todos, desde Podemos al PP pasando por PSOE y lo que queda de Ciudadanos, tengan a Vox en su punto de mira. 

Podemos acusa a los de Abascal de fascistas porque precisamente Vox deja al desnudo su discurso falsamente igualitarista y progresista, dejando nítidamente claro que el comunismo actual es el auténtico fascismo, anti-ilibertades, anti-vida, totalitario, violento y explotador.” (Rafael Bardají: Todos contra Vox)

Tras Vallecas, los pistoleros de Tombstone promueven ahora una nueva versión de la caza de brujas (o de judíos) impulsando “una red de delatores para que denuncien delitos de odio”. Y ya sabes qué significa “delito de odio” en manos de un BOE o de una toga socialista.

Sobre una de las cabezas que los pistoleros de Tombstone apedrearon un poco antes de Vallecas, la de la diputada Rocío de Meer, sentenció el dirigente de Podemos, Pablo Echenique, que solo era kétchup. Seguro que entonces Ángeles Barceló también gimió “Pablo, Pablo…”

Recuerda el episodio Javier Somalo, que también rememora las loas de Podemos a la violencia criminal de ETA & descendientes. En ninguno de estos casos hubo condena de la violencia, sino todo lo contrario. Ay, Agatha Christie, Agatha Christie…

“Se pierde la cuenta de las veces que hemos alertado sobre lo que el PSOE, más todavía con socio comunista colgando, es capaz de hacer ante unas elecciones complicadas.

La democracia consiste en que gobierne la izquierda y lo contrario siempre es fascismo.

ETA apoya al Gobierno pero el peligro para la democracia es Vox y ya también el PP. Bildu debería ser ilegal. Vox todavía no ha violado la ley.

Cuando la izquierda no llega porque no la votan, brota fascismo por doquier y salta a las portadas y los telediarios.” (Javier Somalo: Las balas de Pablo y el kétchup de Vox)

El Ok Corral trans del PP

Lo leí en Público: “Las elecciones de Madrid son unas autonómicas muy generales”. ¡Gran verdad! Y se diría que se celebran en el famoso patio trasero de Tombstone. 

También leí estas estupendas declaraciones de Isabel Díaz Ayuso:

“Defenderemos en todos los colegios de la Comunidad de Madrid la aplicación del artículo 27.3 de la Constitución Española, según el cual los poderes públicos deben garantizar el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación que esté de acuerdo con sus propias convicciones, con el fin de evitar cualquier tipo de adoctrinamiento en los centros educativos.” (Las claves del programa electoral de Ayuso: «Libertad y las personas en el centro de todas las políticas»)

Después de leer esto me dispuse a aplaudir pero no conseguí hacerlo porque a continuación me saltó la siguiente noticia: El PP elabora una ley LGTBI para cubrir los cambios de sexo.

¿Cómo? No daba crédito. ¿Otra ley trans del PP? 

“La Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León, dirigida por la popular María Isabel Blanco Llamas, ha elaborado un anteproyecto de ley LGTBI que propone que el sistema de salud castellanoleonés cubra los tratamientos hormonales y cirugías necesarias para que las personas transexuales de la Comunidad puedan realizar el cambio de sexo.

El texto del Partido Popular contempla que, para la realización de los cambios de sexo, no se condicionará la prestación sanitaria a un examen psiquiátrico.” (El PP elabora una ley LGTBI para cubrir los cambios de sexo en Castilla y León)

O sea, a ver, ¿una ley trans del PP de Castilla y León calcada de la ley trans de Madrid, aprobada por el PP de Isabel Díaz Ayuso?

“En el caso de los menores de edad, recibirán el tratamiento médico relativo a su transexualidad proporcionado por profesionales pediátricos, incluido el tratamiento bloqueador hormonal al inicio de la pubertad y el tratamiento hormonal cruzado.”  (El PP elabora una ley LGTBI para cubrir los cambios de sexo en Castilla y León)

¿Y ahora qué? ¿A quién me creo? ¿A Ayuso y sus declaraciones sobre el adoctrinamiento? ¿A la Ayuso que se abstuvo en la votación de la ley trans? ¿A la estrella del partido que va aprobando leyes trans por toda España?

“La futura ley también prohíbe ‘las terapias de aversión o de conversión de las manifestaciones de orientación sexual o identidad de género libremente manifestadas por las personas’.”  (El PP elabora una ley LGTBI para cubrir los cambios de sexo en Castilla y León)

No es una ley calcada de la ley trans de Podemos, en absoluto. ¡Es una ley calcada de la ley trans de Madrid, aprobada con el Gobierno del PP!

“No sólo hay que acabar con la izquierda, totalitaria y opresiva; también hay que acabar con la socialdemocracia blandita cuyos cambios sólo buscan volver al poder para hacer lo de siempre, perpetuar las políticas de izquierdas frente a los intereses de los españoles.” (Rafael Bardají: Todos contra Vox)

Me estoy imaginando al votante madrileño frente al montón de papeletas el día de la votación.

¿Cuál elegir? Veamos, momento de reflexión… ¿Se puede uno hacer una pregunta, o lo tacharán de fascista? Me refiero a esta pregunta: ¿es el PP madrileño un partido lo suficientemente firme como para alcanzar el objetivo de mandar al basurero las leyes de la izquierda y también las suyas propias?

En la recién clausurada legislatura esa firmeza se ha echado de menos en el PP de Madrid, a tenor de las muchas componendas en que ha caído, sorteando batallas tan esenciales como la derogación de las leyes de género, o la implantación del Pin Parental para no “provocar” a la izquierda. (Del PP de Génova, 13, mejor ni hablar.)

La excusa para tanto cobardeo, según Ayuso, es que el PP ha tenido que gobernar con Ciudadanos y por eso no ha librado batallas tan esenciales como las arriba citadas.

Lo que nos lleva al terreno de la perplejidad: si gobiernan solos no cogen el toro por los cuernos y si gobiernan con Cs, tampoco. ¿Entonces?

Fernando Sánchez Dragó no se anda por las ramas:

“Si quiere que gobierne Ayuso, vote a Vox. Hágalo por pura lógica aritmética y en virtud del mal llamado voto útil.

De momento, y sólo en lo concerniente a las elecciones de Madrid, los votos que Vox reciba apuntalarán la candidatura de Ayuso. El equilibrio de fuerzas y la envergadura del envite así lo exige.

Su galopada, además, tiene un espinoso factor de riesgo: el apoyo hipócrita de Pablo Casado y los mismos idus de Génova con los que Rajoy y Montoro remataron a Esperanza Aguirre.” (Fernando Sánchez Dragó: Si quiere que gobierne Ayuso, vote a Vox)

También podemos hacernos otra pregunta: ¿qué queremos?

“Yo me contentaría con llegar al futuro que los españoles nos prometimos al final del franquismo y arranque de la transición: una España tolerante, sensata, abierta y próspera; una España donde las mayorías respetan a las minorías, pero éstas no se imponen al sentir mayoritario de la población.

Una España de igualdad de oportunidades y de igualdad entre los sexos, sin discriminación de ningún tipo y sin criminalización de  ninguno de ambos géneros; una España donde los empresarios pueden cumplir con su función de crear riqueza y los trabajadores dispongan de la posibilidad de progresar a través de su esfuerzo personal.

Una España en la que la familia sea el pilar esencial de nuestra sociedad; una España, en fin, que cuenta con un proyecto nacional, la fuerza y los objetivos de sumar en el mundo defendiendo nuestros intereses nacionales a la vez que promoviendo la colaboración, el entendimiento y la cultura democrática.” (Rafael Bardají: Regreso al futuro)

¡Me apunto a todo el párrafo!

Llegó la violencia

Se diría que el poder, que en las sociedades democráticas dispone del uso exclusivo de la fuerza, la está franquiciando en España. 

Se diría que desde el poder se amplía el monopolio de la violencia, cediendo su uso a sectores determinados.

De esta forma se legaliza el uso de la violencia de terceros, convirtiendo su práctica en cotidiana. 

Pregunta muy fascista: ¿los partidos que ejercen el poder en España están externalizando la violencia? 

La violencia contra la actividad democrática de los partidos políticos es la vía más genuinamente totalitaria (camisas pardas nacionalsocialistas, camisas negras italianas, soviets rusos).

Y es esta la violencia que parece consentida (¿alentada?) desde el poder en la campaña electoral de Madrid.

Primera vez que esto sucede en España desde 1931. 

Rectifico, ya ha sucedido. Fue en Vascongadas y estuvo a cargo de los padres de los actuales Bildus.

Con la externalización de la violencia, a la oposición ya no solo se la combatiría en el parlamento con palabras y votos. 

Otra pregunta muy facha: ¿significa eso que el poder empieza a considerar que la actividad parlamentaria no basta para alcanzar sus objetivos?

Dicho de otra manera, el poder empieza a considerar que la democracia no basta para alcanzar sus objetivos. ¿Qué tal suena? Ello explicaría por qué algunos empiezan a recurrir a la violencia.

Hace unos pocos días se legalizó otra forma de violencia callejera al otorgar patente de corso a los piquetes “informativos” de los sindicatos durante las huelgas.

Es curioso, partidos que denuncian algo tan abstracto e indemostrable, tan carente de base jurídica, como lo que denominan “violencia estructural”, han decidido franquiciar el monopolio de la violencia real a sus squadristi. 

¿Qué tal si nos movemos un poco más?

Frente a la violencia de las escuadras del poder en sus muy diferentes manifestaciones, disfraces, tapaderas institucionales y escondrijos mediáticos, la mayoría de los españoles agachan la cabeza y procuran no levantar demasiado la mirada.

“La sociedad española sigue instalado en pautas de comportamientos de muy antiguo régimen. Obedece con fidelidad a sus elites y acata, si no con gusto, sí con paciencia y buena voluntad a lo que le mandan. 

El mito del español beligerante y rebelde está tan lejos de su naturaleza como el del romántico y apasionado: nada más realista y prosaico que un español, como pocos pueblos habrá de mayor docilidad y mansedumbre.” (José María Marco: Elites, encuestas y terremotos)

No estaría de más que todas las mañanas, al abrir la puerta de casa para salir a la calle, el dócil pueblo español se preguntara qué quiere, hacia dónde pretende caminar y de la mano de quién.

“Todos sabemos que para que el mal triunfe basta con que los hombres buenos no hagan nada. Lo que no sabemos todos es que para que el bien triunfe, los hombres buenos deben hacer lo correcto. 

En la España actual, lo correcto es combatir a la izquierda política y al progresismo cultural. 

Y no nos engañemos, la izquierda política está encarnada hoy en Podemos y en Sánchez (y sus aledaños antiespañolistas), pero el progresismo cultural se extiende también en un centroderecha que renunció hace tiempo a defender sus principios y prefirió arrodillarse en un vano intento de hacerse perdonar por la izquierda.” (Rafael Bardají: Para que el bien triunfe)

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Jamás pensé que uno pudiera ganarse la vida hablando de la vida de los otros, así que sigo creyendo que no soy un periodista. Dicen que éste, el segundo oficio más viejo del mundo (el que estás pensando es el tercero), se ha profesionalizado. Yo me dedico a intentar disimularlo. Este es mi blog http://mvidalsantos.tumblr.com/