Antes había agencias de noticias, ahora hay agencias de verificación. Lo importante no es ya el hecho, sino que junto a él aparezca una mano con el pulgar hacia arriba o hacia abajo, indicando si es o no verdad.
Recuerdo que en uno de los salones discretos de un hotel de Bilbao había un teletipo imprimiendo noticias constantemente, porque estaba abonado a una agencia. Los señores importantes se acercaban, repasaban los últimos sucedidos y se retiraban. Cuando amontonado debajo del teletipo alcanzaba una altura considerable, un empleado cortaba el rollo y lo tiraba. Tomarse una copa en una mesita baja, servida por un camarero que la colocaba sobre un posavasos, mientras el rotor acribillaba el papel le permitía al joven que era yo creerse en un lugar donde pasaban cosas y se tomaban decisiones cruciales.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl desprestigio de los medios de comunicación tradicionales es tan grande que ya les hace falta que alguien diga que lo que publican es verdad. Sorprendente, ¿verdad? En los buenos tiempos de la presan, los lectores daban por sentado que nadie se inventaba una entrevista, y cuando esto ocurría se producía un escándalo. Los errores se solucionaban con una fe de erratas.
Lula da Silva se ha alegrado de la aparición del corona virus, porque confirma sus creencias estatistas
Pero hoy, la sospecha de que se les engaña afecta a todos, salvo a los fanáticos. Se ha roto la confianza de las audiencias en los medios de comunicación, y por eso el ‘Gobierno de progreso’ dedica a la Policía a perseguir lo que considera bulos en Internet. Cuanto más millones suelta Moncloa (o la Generalitat catalana o la Xunta gallega) en medios, menos prestigio tienen éstos.
Por ejemplo, ayer, doña Soledad Gallego-Díaz consideró que la noticia más importante de la portada de El País era que PP y C’s cedían la presidencia de la comisión para la recuperación del Parlamento andaluz. La condición manipuladora de la abuelita llegó a poner en el titular “reconstrucción”, una de esas expresiones talismán que ha elaborado Moncloa, como “nueva normalidad”. La destitución por el ministro de Interior del jefe de la Guardia Civil de Madrid por la elaboración por parte de sus subordinados de un informe sobre la responsabilidad el Gobierno en la extensión de la pandemia obedeciendo a una juez era la tercera. Las mentiras de Pedro Sánchez descubiertas hasta por la CNN ni han aparecido, para no poner en duda la fe del público en el doctor Sánchez.
Los ‘progres’ creen que tienen domesticados a sus votantes, sean negros, hispanos, inmigrantes o mujeres
Y para que no nos diga ningún lector que siempre miramos para la izquierda, el ABC del domingo 24 dedicó la portada a las manifestaciones en caravanas contra el Gobierno, y omitió en ellas al convocante, que era Vox. En cambio El Mundo y La Razón lo añadieron. Y El País borró de su portada esa protesta contra su amado Gobierno. Más importante era para doña Sol un vídeo contra el presidente brasileño.
En estos días, dos protegidos de la prensa progresista (y perdón por la redundancia, pues ya he dicho en otras ocasiones que sólo hay un periódico con varias cabeceras) han dicho verdaderas animaladas que los medios de comunicación españoles han silenciado de manera casi unánime.
Joe Biden, destacado metepatas y sobón, ya metido en la campaña electoral, declaró el viernes 22 en un programa de radio que los negros que no le voten “no son negros”. Esta frase recuerda la que pronunció hace cuatro años Madeleine Albright, secretaria de Estado de Bill Clinton, para apoyar a la esposa de éste: “Hay un lugar en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres”. La mujer o el negro, por el hecho de serlo, tienen que dar su voto al candidato demócrata. Si lo hacen, reciben, junto al carné de miembro de la clase moralmente superior, una subvención o una paguita. Y si no lo hacen, se les organiza un linchamiento, como a Clarence Thomas cuando fue propuesto para magistrado del Tribunal Supremo.
Cuanto más millones de euros suelta Moncloa a los medios de comunicación, menos prestigio tienen éstos
Así de soberbios son los progres. Creen que tienen domesticados a sus votantes, sean negros, hispanos o mujeres, y luego se preguntan por qué pierden elecciones… al menos fuera de España.
Por si fuera poco, el equivalente en EE. UU. a la SER, la CNN, omitió la cobertura de las declaraciones racistas de Biden. Si nos descuidamos, nos olvidaremos de que el partido de los ‘supremacistas blancos’, el partido de los miembros del Ku Klux Klan y de los linchamientos, era el demócrata, no el republicano.
Unos días antes, el ex presidente brasileño Lula da Silva, encarcelado por corrupción y liberado ahora, declaró en otra entrevista su entusiasmo por el covid-19, porque, a pesar de las casi 20.000 personas que ha matado en su país, constituye un argumento contra el liberalismo: “Menos mal que la naturaleza, contra la voluntad de la humanidad, creó ese monstruo llamado coronavirus porque ese monstruo está permitiendo que los ciegos comiencen a ver que sólo el Estado es capaz de solucionar determinadas crisis.”
La CNN, el equivalente a la SER en Estados Unidos, ocultó las declaraciones racistas de Biden y sólo dio su rectificación
¡Qué simpático! Silva me recuerda a esos filántropos como los Gates y los ecologistas que están convencidos de que sobra gente en la Tierra. ¡Menudo gesto sería que Lula da Silva se contagiase y se dejase morir!
¿Se ha enterado usted de estas declaraciones de dos figuras de la progresía mundial? ¿Verdad que no? Ahora imagine que esas frases las hubieran pronunciado Donald Trump, Santiago Abascal, Viktor Orban o Amancio Ortega. No sólo los telediarios, sino que Rafael Simancas, el Wyoming y Eva Hache las recordarían durante años.
El sectarismo y la consideración de los lectores como bobos que se tragan todo lo que se les dice son los motivos que están hundiendo la prensa. Por eso han aparecido, y seguirán apareciendo, medios como Actuall.