Los cristianos chinos, uno de los grupos más controlados por el régimen / Asia News

Después de encarcelar a Zhang, el abogado que ha evitado la destrucción de miles de iglesias en China, las autoridades comunistas de Zhejiang han prohibido “toda actividad religiosa” en los hospitales públicos. Es decir, desde este viernes, los enfermos tienen prohibido rezar, predicar y recibir a sacerdotes.

En esta prohibición, los enfermeros serán los encargados de explicar la nueva normativa a los pacientes y a los visitantes, tal y como recoge Asia News.

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Según afirmó un sanitario, con estos cambios “prevén aclarar inmediatamente a los pacientes que esto no está permitido en el hospital. Si no respetan la regla, serán contactados por los médicos y las enfermeras”. Además de rezar, más o menos haciendo ruido, “está prohibido recibir a ministros del culto o pastores”, concluyó.

Con esta medida, Zhejiang muestra una vez más su represión contra los cristianos. Todo empezó con la campaña contra las cruces y los edificios cristianos en 2014. Los fieles creen que el verdadero motivo de esta persecución a los cristianos es para reducir el impacto y la influencia de las comunidades cristianas en la sociedad china, puesto que el número de conversiones ha aumentado en China en los últimos años.

Persecución a los cristianos en China 

Se estima que en China hay más de 100 millones de cristianos. Y aunque algunos de ellos son libres de expresar su fe en ciertas regiones del país, la persecución ha empeorado en los últimos tiempos.

Uno de los datos que mejor refleja este acoso es que el Gobierno comunista de China permite la práctica religiosa sólo en lugares registrados por la Oficina de Asuntos Religiosos y bajo el control de la Asociación Patriótica de Católicos Chinos.

De ahí que exista una Iglesia ‘oficial’ y una Iglesia ‘clandestina’ en la que se encuentran los fieles que tratan de evitar el control del régimen. De hecho, hace unos meses y, según informaciones de Asia News, el Gobierno de Hubei exigió a los obispos ‘no oficiales’ que debían disponer de una tarjeta especial concedida por el gobierno para poder administrar los sacramentos.

En este sentido, y según se advierte en el informe anual de la organización cristiana con sede en Estados Unidos, China Aid, en 2014 los cristianos y practicantes de otras religiones en China experimentaron el hostigamiento más duro que se haya visto en más de una década.

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