El padre Georges Jahola en Roma. Vía Tempi.it

Los cristianos en Irak sufren en la actualidad una persecución implacable por parte de Estado Islámico y otros grupos yihadistas. La situación extrema que viven los cristianos en Oriente Medio ha provocado un gran éxodo que ha llevado a más de 120.000 personas a abandonar su país a causa de las persecuciones.

Un tercio de ellos se ha refugiado en Jordania, Líbano, Turquía y Europa, mientras que los demás se encuentran en los campos de refugiados de Dahuk y Erbil, situado en el Kurdistán iraquí, que ya se encontraba lleno de refugiados tras la conquista de Mosul por los yihadistas en junio de 2014.

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Pero también existe el “contra-éxodo”. Es el caso del sacerdote siro-católico Georges Jahola, originario de la ciudad de Qaraqosh, ciudad bajo el dominio del Daesh, y tradicionalmente la más cristiana de Irak.

Hasta ahora el padre Jahola atendía en Roma, entre otros, a varios de los supervivientes de la masacre perpetrada en la catedral de Bagdad en 2010 compaginandolo con sus estudios en Ciencias Bíblicas. Pero este sacerdote ha dicho basta, y ha decidido volver para estar con aquellos cristianos que siguen en una situación desesperada, desamparados ante las humillaciones y las amenazas de los extremistas islámicos.

En una entrevista concedida a Tempi.it ha confirmado sus ganas de regresar insistiendo en que no puede esperar. Ante las preguntas de por qué quiere regresar diez años después de su marcha, Jahola respondió que para ayudar a su pueblo y a los refugiados que lo han perdido todo. “No me he parado a preguntarme por qué”, aseguraba. Además, el religioso decía no tener miedo y que su motivación era más grande aún que sus preocupaciones.

El sacerdote  aún no sabe cuál es su destino aunque contempla la posibilidad de reunirse con los refugiados de Erbil, los cuales disponen de una iglesia, Nuestra Señora de la Anunciación, que puede acoger cerca de 800 feligreses. La construcción de este edificio ha sido posible gracias a las donaciones recaudadas por la asociación francesa Fraternidad en Irak, ONG creada en 2011 para atender a las minorías religiosas del país.

Niña iraquí en un campo de refugiados.
Niña iraquí en un campo de refugiados.

Los cristianos están abandonados en Irak

“El hecho de que tantos cristianos hayan abandonado el país -eran un millón y medio en 2003 y ahora no son más de 250.000 en todo el país– es una verdadera catástrofe”, ha asegurado Jahola. Por ello, consideraba necesario que se facilite el regreso a estas personas que han tenido que abandonar Iraq debido a esta caza de brujas, pero el cura sabe que “sin un plan iraquí e internacional, es algo que no sucederá jamás”.

El padre Jahola afirmaba estar decepcionado y sorprendido por la falta de caridad que hay con estos cristianos: “Estamos siendo completamente ignorados. A muchos iraquíes les viene bien que los cristianos se hayan ido, así pueden apropiarse de sus bienes, sus tierras […] Por eso no se hace nada para defender a las minorías”.

Uno de los motivos de su vuelta es el desamparo de los cristianos ante la falta de reacción de los organismos internacionales, del gobierno central iraquí y del gobierno de Kurdistán, los cuales prometieron recuperar la ciudad de Mosul y la han abandonado a su suerte. En su opinión, los rumores sobre que Daesh se está retirando de los pueblos son muy débiles: “Hay demasiada información contradictoria como para estar seguros de la verdad”.

El terrorismo a las puertas de Europa

Georges Jahola no está sorprendido de la expansión de los terroristas hacia Occidente. “¿De qué otra forma puede ser? Habéis destruido los regímenes que frenaban su avance: Irak, Siria, Libia. Es lógico que estén a vuestras puertas. Han sido los occidentales, con las guerras, los que han permitido todo esto”.

Para él, la respuesta de Europa ha sido demasiado tímida ante un conflicto de semejante magnitud: “Creo que Europa no ha comprendido que está en verdadero peligro. Los gobiernos son muy tolerantes y hace falta una mayor convicción. Hace años que lo repito: la convivencia debe estar reglada por leyes, los extranjeros que no acepten el sistema europeo deberían volver a sus hogares”.

La figura de este valiente sacerdote se erige como uno de los pocos rayos de esperanza que le quedan a los cristianos perseguidos en Oriente Medio. Su ejemplo de solidaridad debería ser un modelo a seguir por las potencias mundiales, que dan prioridad a las cuestiones políticas por encima de las cuestiones humanas, paradójicamente, en representación de las personas que los eligen para cumplir con sus responsabilidades.

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