Fue una desgraciada constante en la Segunda Guerra Mundial, especialmente en lo referente al Ejército Rojo en su avance oriental sobre Alemania: las violaciones masivas a las mujeres más indefensas. Son tristemente célebres las violaciones en la toma de Berlín en mayo de 1945.
Pero hay otros episodios menos conocidos. Uno de ellos es el de las monjas polacas violadas tras finalizar la contienda.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSi esta historia se conoció fue gracias a los diarios que escribió el sobrino de la doctora Madeleine Pauliac que atendió al convento en el que soldados del Ejército Rojo cometieron violaciones de todo tipo.
Es el horror que la cineasta Anne Fontaine ha llevado al cine bajo el título de Las inocentes, que narra la historia de una joven doctora de la Cruz Roja a la que una monja solicita ayuda: es urgente acudir al convento. La médico no sabe de qué se trata hasta que descubre que algunas de las monjas están embarazadas.
Prejuicios y clichés
A partir de ahí la joven se juega el pellejo porque ayuda a las hermanas y eso es un desafío a la Cruz Roja. Por supuesto, las monjas crían a sus hijas.
En el diario de Pauliac la prosa es desgarradora: «Había 25 monjas. 15 fueron violadas y asesinadas por los rusos. El resto fueron violadas desde 35 veces, hasta 50. Nada de eso sería de una importancia mayor si no hubiese sido porque 5 de ellas estaban embarazadas. Vinieron a pedirme consejo y hablaron de aborto en términos velados».
¿Qué es lo más difícil en la vida de una monja? «La mayoría respondió que renunciar a la maternidad», dice la directora de la película que le contestaron unas monjas con las que convivió
La directora de la película confiesa que antes de hacer la película se marchó durante unos meses a un convento para convivir con religiosas, lo que le pareció imprescindible para conocer su manera de vivir.
«Es algo complejo. Tenemos muchos prejuicios y clichés sobre ese mundo. Me ayudó mucho hablar con estas mujeres con las que compartí la experiencia», declara a El Español.
Para Fontaine, la fe es uno de los factores decisivos de la película. «Existen muchas formas de expresar nuestra fe, no tiene por qué ser sólo de una forma religiosa, también lo podemos hacer a través del amor. Cuando la fe viene de dogmas preconcebidos no nos puede ayudar, pero no creer en nada tampoco es bueno», sostiene.
Uno de los aspectos que destaca la directora es que durante su estancia con las monjas aprendió a conocerlas en profundidad. ¿Qué es lo más difícil en la vida de una monja? «La mayoría respondió que renunciar a la maternidad».
Pablo VI y los anticonceptivos
Aunque no es exactamente lo mismo, esta historia recuerda a lo que ocurrió en el Congo durante los años 60 cuando algunas monjas misioneras eran violadas con demasiada frecuencia.
Ello abrió el debate de si las religiosas deberían tomar precauciones como consumir anticonceptivos para evitar un embarazo.
La leyenda dice que hasta el Papa Pablo VI autorizó a las monjas a usar tales anticonceptivos. Hasta el propio Papa Francisco lo aseguró el pasado mes de febrero en el vuelo que le llevaba de México a Roma. «En una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos de violencia», señaló el pontífice.
Pero la realidad es que Pablo VI en ningún documento ni declaración concedió tal permiso, así que nadie ha podido citar nunca una sola palabra suya a este respecto.
Muy al contrario, en la encíclica «Humanae Vitae» publicada en 1968, Pablo VI condenó como intrínsecamente mala «toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación».