
El Estado Islámico tiene aproximadamente unas 3.000 mujeres y ninas bajo su control como esclavas sexuales. Son una de sus fuentes de financiación, pues este grupo terrorista no duda en venderlas como ganado al mejor postor. Ahora, en pleno siglo XXI, sus métodos se han modernizado y utilizan las aplicaciones móviles de plataforma. El resultado es escalofriante, con mensajes como «Virgen, 12 años, 12.500 euros».
Muchas de esas esclavas proceden de cuando miles de mujeres y ninos yazidíes fueron hechos prisioneros en agosto de 2014, cuando el grupo terrorista invadió sus aldeas en el norte de Irak. Una vez cautivos, el Estado Islámico creó bancos de imágenes y datos de sus esclavos para posteriormente ofrecerles a la venta a través de WhatsApp o Telegram.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEsta cantidad de datos se han podido conocer gracias a un activista de la comunidad yazidí que ha remitido a la agencia AP las conversaciones privadas entre propietarios y las negociaciones que se llevan a cabo en torno a las chicas.
Dentro de la organización de compra-venta, los terroristas tienen bien localizados tanto a los dueños como a las esclavas, para evitar que intenten liberarse de las garras del Estado Islámico.
Lamiya fue vendida varias veces y torturada por sus «dueños»
Sin embargo, hay quién sí logra escapar. Lamiya Aji Bashar tuvo suerte. Durante 19 meses fue esclava sexual y perteneció a varios hombres. Ahora con 18 años ha contado a la agencia AP, las violaciones y las torturas que sufrió durante su cautiverio.
Lamiya ha tratado de huir hasta en cuatro ocasiones, cada vez que la capturaban de nuevo, gracias a los registros localizadores del IS, la tortura empeoraba. Pero ella no perdía la esperanza y a las pocas semanas, de nuevo intentaba escapar.
En 2014, fue secuestrada en la localidad Kurda de Kocho, junto a su hermana de nueve años, Mayada, la cual todavía permanece cautiva. No se conoce el paradero de sus padres, se cree que fallecieron en el ataque a la ciudad.
Su primer dueño fue un combatiente iraquí de la ciudad de Raqqa. Cada vez que abusaba de ella la encadenaba y sus agresiones, cuenta la joven, fueron muy violentas. Lamiya intentó escapar en dos ocasiones de su dueño, pero el combatiente siempre la interceptaba y de vuelta a su cautiverio, el abuso empeoraba.
Al poco tiempo, la joven fue vendida de nuevo a un soldado del IS en Mosul. Estuvo cautiva dos meses en unas condiciones deplorables y finalmente fue vendida de nuevo a un fabricante de bombas del IS, quién la obligó a ayudarle a fabricar bombas que se usaban para atacar a las localidades Kurdas.
Cuando el fabricante de armas, «se cansó de ella», la vendió a un médico de la ciudad Irakí de Hawija, también perteneciente al grupo terrorista. «El médico me pegó casi todos los días -relata la joven- disfrutaba pegándome».
En plena huida, una mina terrestre explotó, su rostro quedó cubierto de heridas y perdió el ojo derecho
En marzo del 2016, después de más de un año de cautiverio, huyó junto a Almas, de ocho años, y a Katherine, de 20, también esclavas del médico de IS. En plena huida, una mina terrestre explotó. Solo Lamiya sobrevivió, pero su rostro quedó cubierto de heridas y perdió el ojo derecho.
Aún así, esta joven se siente afortunada. «Logré escapar de ellos y aunque hubiera perdido los dos ojos y parte del cuerpo, me hubiera escapado de todas maneras», relata para AP. Lamiya siente sin embargo la pérdida de sus compañeros. «Ni siquiera sabía sus apellidos, todos luchamos por ser libres y lograr escapar, no sé porque yo me salvé y ellos no».
Lamiya se encuentra ahora en una casa de acogida, ha podido contactar con su tío y sus hermanos mayores que viven en Alemania. Próximamente viajará para reunirse con ellos.
El IS se moderniza
La aplicación Telegram es muy popular en el Medio Oriente y aunque la compañía está comprometida a prevenir el abuso del servicio y que elimina de forma rutinaria canales públicos utilizados por IS, el grupo terrorista usa una línea interna para ofrecer a sus «esclavas».
WhatsApp: «Pedimos a la comunidad que nos informe de cualquier tipo de comportamiento esclavista para que podamos intervenir»
Por su parte, el portavoz de WhatsApp, Matt Steinfeld, otro medio que utilizan para la venta de esclavas los terroristas, ha asegurado en un comunicado que están trabajando para eliminar este tipo de perfiles y denunciar a los usuarios.
«Tenemos tolerancia cero para este tipo de comportamiento y desactivaremos las cuentas cuando veamos evidencias de actividad esclavista, la cual viola nuestros términos. Además, pedimos a la comunidad que nos informe de cualquier tipo de comportamiento esclavista para que podamos intervenir».