La pequeña Lizzy, una niña estadounidense de tan sólo seis años sufre el Síndrome de Usher, un extraño trastorno genético cuyas consecuencias son la pérdida parcial de la audición al nacer y la pérdida gradual de la vista hasta quedarse completamente ciega.
Esta niña está a punto de quedarse ciega pero tenía un gran deseo antes de perder la visión totalmente: poder ver al Papa Francisco. Y este miércoles ha podido cumplir su sueño.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraGracias a la generosidad de una compañía aérea turca la familia ha podido viajar al Vaticano. Sentada en las primeras filas en la Plaza de San Pedro durante la audiencia de los miércoles, el resto era ya cosa de Francisco.
Al enterarse de la presencia de esta niña el Papa quiso tener un gesto especial con ella. De este modo, el Pontífice fue hacía ella y en un emotivo gesto que duró varios segundos bendijo los ojos de la pequeña, le acarició la cara y le regaló un Rosario.
Lizzy se mostró muy tímida pero a la vez muy feliz de poder cumplir su sueño. Será algo que ni la ceguera le podrá robar.
Además, los padres de la pequeña aprovecharon el viaje a Roma para mostrar a su hija las preciosas obras de arte de la ciudad para que quedasen grabadas para siempre en su retina.