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A pesar del discurso con el que consiguió ilusionar a la militancia del Partido Popular durante el último congreso, Pablo Casado se nos ha revelado como digno sucesor de Mariano Rajoy y parece dispuesto a renunciar a la batalla cultural. Lo ha dejado claro hace unos días cuando ha dicho que “Un partido no puede pretender que una sociedad se parezca a él, por mucha razón que tenga.”

Uno de los tropiezos que le costó a Hillary Clinton perder la Casa Blanca fue el de calificar a los rebeldes a su candidatura de “deplorables”. Hace unos días, Rajoy se rió al reconocer que mintió a sus votantes cuando les prometió bajar los impuestos. Sin embargo, parece que este PP mentiroso va a conseguir más votos.

Once años y en el PP no han encontrado ni 5 minutos para ponerse a ello. ¿De verdad? ¿Tan poco valor le dan a la familia? ¿O a nuestra memoria? La familia, cuna y escuela de los que formarán el futuro, necesita un marco para sostenerse. Y este puede ser un Ministerio. A ver si esta vez se consigue.

¡¡¡Socialista!!! ¿No tenéis alguien en vuestras filas para remplazarle? Necesitamos un presidente que cambie de tercio; en el peor de los casos será tan malo como los dos últimos, pero a lo mejor acertáis.

Sin poder, sin líder, y con su espacio natural devorado por el centro, quien ganó fue Casado, en una disyuntiva entre las ideas y la nada. Casado no ha flaqueado. Mantiene su sonrisa, su apuesta por los principios y su estrategia. Y el resultado de las elecciones locales y regionales refrendan su apuesta.

Los viejos barones del PP -entre los que destaca Alberto Núñez Feijoo- han recobrado el control del partido para volverlo a encauzar por la ruta que trazara el siniestro Mariano Rajoy. Casado, quien solía coquetear con VOX, una vez derrotado, fue el primero en renegar de cualquier acercamiento.

¿Por qué vamos a creer en las promesas de Casado cuando con una mayoría absoluta holgada el Partido Popular no hizo nada? No sé si el PP ha obtenido lo que se merecía o si algún espabilado ha diseñado la campaña para ‘cargarse’ políticamente a Pablo Casado y recoger sus restos.

Vaya semana de noticias "casuales" sobre terrorismo en España, todas bien imbricadas y con ese olor propio de las cloacas del Estado. Y así seguimos, de casualidad en casualidad, hacia el olvido de la memoria, el pisoteo de la dignidad, el ninguneo de la justicia y el enmascaramiento de la verdad. 

Si Pablo Casado mantiene el poder y va dejando de lado al viejo y corruptísimo PP de Rajoy paso a paso pero sin remisión, tendremos líder del centro derecha para rato. Si no, le espera la Santa Compaña, como le dicen en Galicia, con sus capirotes y sus luces en mitad de las tinieblas.