Por Eduard Pröls
«Todos los comienzos son difíciles», dice el proverbio. Y a primera vista, uno podría tener la impresión de que esta frase resultó ser cierta una vez más el pasado sábado.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPero también se puede ver de otra manera: las amplias restricciones impuestas por el coronavirus, con un límite de participantes de 550 personas; la obligación de llevar mascarillas y guardar la distancia; el tiempo adverso (heladas, ráfagas de nieve), así como una publicidad limitada del evento por parte de los organizadores debido a las restricciones previstas, no pudieron evitar que participaran en la I Marcha por la Vida de Múnich bastante más de 500 personas (el TAZ de izquierdas, que no simpatiza precisamente con los provida, habla de 800 participantes -y no lo hará sin razón-).
Rápidamente quedó claro que este nuevo, pero largamente esperado evento no era una imitación bávara de la «Marcha por la Vida» que se celebra anualmente en Berlín en septiembre: globos en lugar de cruces de madera blancas y los colores azul y amarillo dominaron la llegada de la «generación provida» al sur de Alemania.
Y gracias a un excelente trabajo de las fuerzas policiales desplegadas, el evento pudo convertirse en una celebración imperturbable y alegre por la vida, a pesar del ambiente adverso y de los intentos de los izquierdistas radicales por perturbar el evento.
Quedó claro que los organizadores, en torno a Silja Fichtner, Richard Theisen y Andreas Wagner, de la asociación Stimme der Stillen (La Voz de los Silenciosos), se inspiraron en el concepto de la Marcha por la Vida de Viena, que se reorganizó hace tres años y ha tenido mucho éxito desde entonces.
La integración internacional de la marcha de Múnich también quedó patente con los saludos de los organizadores de otras marchas de todo el mundo, llegados desde Australia, Croacia, España, Argentina, Estados Unidos, Bélgica, Italia y Austria, junto con los correspondientes himnos nacionales.
Y fue bueno que la cantante Vero, conocida por la marcha de Viena, viniera y con su gran canción We are the pro-life generation, que parece convertirse en un himno de los provida, hiciera bailar a los participantes, congelados por la larga espera en el frío.
Esperemos que el 19 de marzo de 2022 sea un día más cálido, y que no haya más restricciones coronavíricas. Entonces la II Marcha por la Vida de Múnich seguramente demostrará que hay un gran potencial en este evento.