Imagen referencial /Pixabay
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Ante la votación de la Proposición de Ley Orgánica 122/000020 de regulación de la eutanasia que el PSOE y sus socios han llevado al Parlamento, es necesario dar a conocer al menos algunos aspectos preocupantes y algunas mentiras evidentes que están presentes en su exposición de motivos.

Pero antes nos detendremos a comentar un episodio del debate previo a la votación parlamentaria que ha permitido que siga su curso la tramitación de la ley.

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En sede parlamentaria, nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se retrató al decir: “La agenda ideológica del gobierno de España es defender la salud pública, salvar vidas y no dejar a nadie atrás, con el mayor escudo social que se haya puesto en marcha en la historia de la democracia en una situación inédita como la que está viviendo la sociedad española”.

Con medidas como esta ley de eutanasia que pretende que en los hospitales públicos y privados los médicos administren la muerte a quien la pida (y a quien no), no se va a conseguir ninguno de esos objetivos.

1.- Matando a ancianos, enfermos terminales y discapacitados «graves crónicos» no va a salvar ninguna vida.

2.- Que en un hospital público se pueda matar enfermos y no solo curarlos, no va a mejorar nada la salud pública. Más bien provocará la desconfianza hacia los hospitales y a los médicos. Y no merecen esa desconfianza sino, por todo lo que han demostrado, todo nuestro cariño y apoyo.

3.- Sánchez afirma, como remate, no querer dejar “a nadie atrás”… a nadie cuya vida consideren digna de ser vivida el PSOE, Unidas Podemos y los otros partidos que van a apoyar la ley. No deja de ser tristemente irónico que los comunistas portugueses del PCP, liderado por el histórico comunista Filipe, se opongan a la eutanasia afirmando que «en un contexto en el que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público, la legalización de la muerte temprana agregaría un nuevo conjunto de problemas”. Ser comunistas no les impide darse cuenta de que la “muerte anticipada” es un verdadero negocio internacional. Y que la eutanasia no soluciona nada, sólo mata gente, desincentiva en invertir en cuidados paliativos, dependencia y ayudas.

Después de esta demostración de que en un solo párrafo puede Pedro Sanchez mentir tres veces, analicemos la exposición de motivos de la ley, donde se muestra su sesgo y la verdadera agenda ideológica de los partidos en el gobierno.

El contexto eutanásico y la pendiente resbaladiza

En la exposición de motivos de la ley se propone el concepto de contexto eutanásico como la «situación de enfermedad grave e incurable, o de una enfermedad grave, crónica e invalidante, padeciendo un sufrimiento insoportable que no puede ser aliviado en condiciones que considere aceptables».

En esta redacción se suprimió la indignante referencia a la discapacidad grave y crónica de la anterior proposición de ley. Pero los discapacitados siguen siendo potenciales víctimas de esta ley al poder ser incluidos dentro de una enfermedad crónica e invalidante, pensemos en cualquier persona que utilice una silla de ruedas, por ejemplo.

En cuanto al sufrimiento insoportable, la misma ley reconoce que podría ser aliviado (con los cuidados paliativos de los que no nos cansaremos de hablar). Pero añade a continuación “en condiciones que considere aceptables”. Es decir que habrá tratamientos paliativos que puedan combatir el dolor y el sufrimiento que serán aceptables y otros no.

La mera mención de que va a haber garantías suficientes y el descartar cualquier presión externa parece claramente un ejemplo de ‘excusatio non petita accusatio manifesta

La exposición de motivos continua con el supuesto objetivo de salvaguardar la autonomía y voluntad de poner fin a la vida de quien está el contexto eutanásico ya comentado: “con ese fin, la presente ley regula y despenaliza la eutanasia en determinados supuestos, definidos claramente y sujetos a garantías suficientes que salvaguarden la absoluta libertad de la decisión, descartando presión externa de cualquier índole”. 

Hay que decir que la mera mención de que va a haber garantías suficientes y el descartar cualquier presión externa (herederos, coste para las finanzas públicas, liberar camas de hospital, discapacitados y ancianos que pueden sentirse una carga para sus familias, etc.) parece claramente un ejemplo de excusatio non petita accusatio manifesta. En realidad, la ley reconoce que en este tema tan sensible existen y existirán siempre muchas presiones. Y prevé crear unas garantías legales que no han servido para nada en los países que ya sufren esta legislación.

Ninguna medida de supuesto control del procedimiento de eutanasia que se incluyen en la propuesta del PSOE ha servido para controlar nada allí donde ha sido aprobada. Así lo demuestran el informe Remmelink de la Fiscalía General de Holanda y los estudios que se han hecho en Bélgica.

A los negacionistas de la pendiente resbaladiza, baste replicar que lo que las leyes de estos países se preveía para enfermos terminales con un pronóstico de vida breve, se aplica ahora a niños, a personas cansadas de vivir y a enfermos de Alzheimer u otras demencias que no están en condiciones de consentir nada. El porcentaje oficial de muertos por eutanasia no deja de crecer, y eso que no incluye la cifra negra de las muertes no declaradas.

Eutanasia activa y suicidio asistido

La ley distingue entre dos modalidades de muerte. La eutanasia activa se define como la acción por la que un profesional sanitario pone fin a la vida de un paciente de manera deliberada y a petición de este; el auxilio médico al suicidio, aquella en la que es el propio o la propia paciente la persona que termina con su vida, para lo que precisa de la colaboración de un profesional sanitario que, de forma intencionada y con conocimiento, facilita los medios necesarios, incluido el asesoramiento sobre la sustancia y dosis necesarias de medicamentos, su prescripción, o, incluso, su suministro.

Con esta ley se podrá aplicar la eutanasia sin que la persona consienta explícitamente y libremente de tal forma que se podría lograr una incapacitación de hecho sin intervención judicial

Empezando por la segunda modalidad, el suicidio asistido, cabe decir que casi todo el mundo está de acuerdo en que el suicidio es algo malo. Una lacra que supone la muerte de muchas personas cada año. El primer impulso de cualquier ser humano es ayudar a aquel que nos anuncia su intención de acabar con su vida.

Pero con esta ley no sólo van a descender los suicidios en España, sino que aumentarán, ya que será posible dirigirse a los médicos de un hospital para pedir (y recibir) medios para suicidarse . La idea es tan horrible que no creo que merezca más comentario.

Sobre la eutanasia activa, la exposición de motivos de la ley especifica que «cuando una persona plenamente capaz y libre se enfrenta a una situación vital que a su juicio vulnera su dignidad e integridad, como es la que define el contexto eutanásico antes descrito, el bien de la vida puede decaer en favor de los demás bienes y derechos con los que debe ser ponderado, toda vez que no existe un deber constitucional de imponer o tutelar la vida a toda costa y en contra de la voluntad del titular del derecho a la vida. Por esta misma razón, el Estado está obligado a proveer un régimen jurídico que establezca las garantías necesarias y de seguridad jurídica”.

Este párrafo está cargado de mala ideología y de mal derecho. Es mentira que el estado no tenga un deber constitucional de defender la vida. Y de ninguna manera se puede aceptar jurídicamente que la obligación del estado sea establecer garantías para que el que quiera morir de eutanasia pueda hacerlo. La obligación del Estado es defender la vida. Esto puede verse en primer lugar en la Constitución española que en su artículo 15 proclama el derecho de todos a la vida. De igual manera, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU proclama en su artículo 3 el derecho de todo individuo a la vida.

Y en más leyes vigentes en España como el Convenio Europeo de Roma para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales o el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Y de modo muy explicito, por supuesto en el Código Penal que en el artículo 143 condena el auxilio al suicidio o el homicidio por compasión. ^si esta ley se aprueba, este artículo quedará derogado.

Que nadie se engañe. Esta ley no es una ley que vaya a mejorar la calidad de vida de ningún paciente. Para eso están los cuidados paliativos

En el párrafo también se dice que la persona tiene que ser “plenamente capaz y libre”. Esto puede sonar bien, pero más adelante el articulado de la ley se encarga de diluirlo, previendo casos en que se podrá aplicar la eutanasia sin que la persona consienta explícitamente y libremente de tal forma que se podría lograr una incapacitación de hecho sin intervención judicial. En Holanda y Bélgica la eutanasia ya se aplica a personas que no son ya ni capaces ni libres como los ancianos con demencia senil o las personas en coma. Estas personas ya no pueden considerar “a su juicio” que su “situación vital vulnera su dignidad e integridad” y sin embargo pueden ser víctimas de la aplicación de la ley.

Objeción de conciencia

Por último diremos que supuestamente en la ley se garantiza la seguridad jurídica y el respeto a la libertad de conciencia. Es verdad que contempla una objeción de conciencia, pero los mismos límites que se imponen así como las sanciones a los centros o al personal sanitario que nieguen el “derecho a morir” a los pacientes que están reflejadas en el articulado convierten esta afirmación en una mentira más.

Esta ley, de ser aprobada y aplicada, supondrá transformar a los médicos en verdugos encargados de administrar la muerte.

Para concluir, que nadie se engañe. Esta ley no es una ley que vaya a mejorar la calidad de vida de ningún paciente. Para eso están los cuidados paliativos. Es una ley hecha para que se pueda matar a través de la eutanasia a personas vulnerables que merecen todo nuestro cuidado y respeto. El aprobarla nos llevará un paso más allá en la deshumanización de las personas y en la cultura de la muerte.

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