
Un clavo quita otro clavo, dice la expresión popular. Pero en el caso del que ha hablado Scott Lloyd, un caso de violencia no puede curarse con otro acto violento.
El director de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, Scott Lloyd, del Departamento de Salud y Servicios Humanos lo ha manifestado en un memorándum a raíz de los últimos casos en las que jóvenes inmigrantes ilegales embarazadas han solicitado abortos como consecuencia de una violación, tal y como ha informado LifeSiteNews.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLloyd ha afirmado que asistir con un aborto a una inmigrante ilegal menor de edad no es lo mejor para la chica y ha manifestado que no podía autorizarlo ya que «el aborto no arregla el hecho de que la menor ha sido víctima de una agresión sexual«.
«Rechazar asistir en un aborto es rechazar participar en un acto violento contra una vida inocente»
«Rechazar asistir en un aborto es rechazar participar en un acto violento contra una vida inocente», ha concluido.
Esto vienen a raíz de un pleito que ha aportado la ACLU, la Unión Americana de Libertades Civiles, sobre si el Departamento de Salud también debía facilitar abortos a los inmigrantes como si fuera un servicio de salud más.
En casos anterior, la ACLU ha conseguido tras una batalla legal que varias jóvenes hayan podido abortar.
Lo que esto demuestra claramente es que la línea trazada entre la Administración Obama y la Administración Trump es bastante distante en casos de aborto.