El pasado mes de julio, Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, propuso al juez Brett Kavanaugh (Washington DC, EE. UU., 1965) para ocupar la plaza que dejó libre Anthony Kennedy por jubilación en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos.
Kavanaugh atesora todos los ingredientes posibles para que la izquierda estadounidense haya organizado una cacería contra un jurista graduado con honores cum laude en el Yale College.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraPara empezar, Kavanaugh es católico. Y, además, un convencido de la causa en defensa de la vida humana antes y después del nacimiento. Esta toma de postura, por sí misma, ya sería motivo suficiente para organizar un linchamiento mediático por parte de la izquierda.
Pero aún hay más. Kavanaugh forma parte de una corriente jurídica llamada «originalismo», que defiende que no se pueden hacer interpretaciones de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica que perviertan su contenido original, como sucedió con Roe vs Wade, el caso que abrió la puerta al aborto libre en los Estados Unidos.
Kavanaugh se encuentra desde hace semanas sometido a una enorme presión. Para su nombramiento, es necesario el plácet del Senado, para lo que ha sido sometido a una serie de comparecencias que han llegado a límites kafkianos.
La última acusación que se ha hecho, en el colmo de rebuscar algún fallo, ha sido que una vez la policía habló con él después de que, en una disputa de bar, al parecer lanzara un hielo a su contrincante en su juventud
Dado que no había nada en su trayectoria jurídica que pudiera ser motivo de rechazo, se desató una guerra sucia contra él. Primero intentaron acusarle de haber tenido comportamientos deshonestos con una mujer, compañera del instituto, que no ha podido probar ninguna de sus acusaciones. Además, decenas de mujeres que compartieron los años de juventud con Kavanaugh, salieron en su defensa.
El debate llegó al paroxismo cuando el propio Kavanaugh se vió obligado a declarar, en el Senado, ante las cámaras y toda la humanidad, que se había mantenido virgen hasta el matrimonio.
La última acusación que se le hizo, en el colmo de rebuscar algún fallo, fue que una vez la policía habló con él después de que, en una disputa de bar, al parecer lanzara un hielo a su contrincante en su juventud.
Finalmente, este fin de semana ha sido aprobada su candidatura por el Senado.
Lo cierto es que a quienes acusan a Kavanaugh no les importan ni las mujeres supuestamente despechadas, ni, mucho menos, la «agresión glacial». Lo que les interesa es que no sea revocada la sentencia Roe vs Wade, una de cuyas protagonistas (Norma McCorvey, escondida tras el pseudónimo Jane Roe) ha declarado que su caso en realidad fue un fraude.
Norma entró en el juego y decidió mentir para reforzar su postura: dijo que había sido violada. Años después, ya convertida en activista provida, admitió su trampa
La organización Live Action ha identificado de forma muy gráfica seis mentiras fundamentales que sustentaron una sentencia que ha permitido el desarrollo de un negocio millonario que se ha llevado por delante 60 millones de vidas humanas. Eso supone un exterminio de alrededor del 18% de la población actual de los Estados Unidos.
1.- Jane Roe: ni fue violada ni abortó
Norma McCorvey (Jane Roe) tenía 21 años cuando quedó embarazada por tercera vez y buscó un aborto provocado en el estado de Texas. En aquel momento, sólo se permitía la práctica en caso de riesgo para la vida de la madre.
Así entraron en escena dos abogadas, Linda Coffee y Sarah Weddington, que buscaban un caso con el que lograr la legalización del aborto libre. Norma entró en el juego y decidió mentir para reforzar su postura: dijo que había sido violada. Años después, ya convertida en activista provida, admitió su trampa.
Lo único positivo de este proceso es que su hijo finalmente nació y fue dado en adopción, antes de que se emitiera la sentencia.
2.- La mentira autocumplida del 60% de apoyo al aborto
Una de las personas más involucradas en lograr la legalización del aborto libre fue el conocido doctor Bernard Nathanson, entonces fundador de la NARAL, una organización dedicada a eliminar las restricciones legales del aborto mediante la presión política y socia.
El propio Nathanson ha reconocido que «convencimos a los medios de que la causa del aborto permisivo era liberal, ilustrada y sotisficada… sabiendo que si se hiciera una verdadera encuesta seríamos profundamente derrotados». Y difundieron el dato del 60% de partidarios del aborto utilizando «la táctica de la mentira autocumplida» porque «pocas personas se preocupan por ser una minoría», ha explicado el propio Nathanson.
Estas confesiones, como las de Norma McCorvey, fueron realizadas después de que, quien fue conocido como ‘el rey del aborto’, cambiara de postura y se convirtiera en uno de los mayores activos del movimiento provida a nivel mundial.
3.- Exagerar el número de abortos ilegales
Nathanson también descubrió la estrategia de exageración del número de aborto ilegales, que por supuesto sólo se planteaban desde la perspectiva del peligro para la madre. Nunca se mencionaba la muerte segura del hijo.
A principios de los años 70, los partidarios de la despenalización del aborto repetían como un mantra la cifra de 1.000.000 de abortos ilegales que supuestamente se habrían producido.
En realidad, la cifra se acercaba «a los 100.000» según el testimonio de Nathanson, pero aquél supuesto millón hizo su efecto.
4.- Exagerar el número de mujeres muertas por abortos clandestinos
Para presionar al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, los partidarios del aborto se inventaron otra de esas ‘cifras mágicas’ que impactan a los medios y a los ciudadanos: más de 100.000 muertes de mujeres al año por aborto clandestino.
De nuevo, la cifra ha sido desmentida por los mismos que la impulsaron. El doctor Nathanson ha admitido que semejante cifra fue propuesta por era «un número bonito, redondo e impactante», pero que no respondía ni de forma remota a la realidad.
Como mucho, unas 300 mujeres podrían morir por esta causa y, en todo caso, era una cifra que disminuyó entre 1930 y 1970 gracias a los avances científicos, las mejoras en la asepsia y la prevención y el uso de antibióticos.
Tanto es así, que el Centro para el Control de las Enfermedades de los Estados Unidos reflejó en sus estadísticas sólo 39 muertes maternas en el curso de un aborto ilegal en 1972, un año antes de la sentencia del caso Roe vs. Wade. Y no deja de ser una cifra terrible, aún más si se tiene en cuenta a los hijos de esas mujeres que también murieron.
Sigue habiendo muertes relacionadas con el aborto y muchas veces relacionadas además con la dejadez y el desinterés de los propios negocios abortistas
5.- El aborto legal no lleva al aborto seguro
Como consecuencia de la mentira anterior, los partidarios del aborto aseguraban que la legalización de la muerte programada de seres humanos acabaría con la mortalidad materna relacionada con el aborto.
La realidad se ha encargado de desmentir a los defensores de etsa falacia. El hecho es que sigue habiendo muertes relacionadas con el aborto y muchas veces relacionadas además con la dejadez y el desinterés de los propios negocios abortistas. De hecho, no son pocos los establecimientos abortistas que cierran en los Estados Unidos en cuento hay una ley que les pideunos mínimos estándares de esterilización, equipamiento de emergencias o servicio de ambulancia.
6.- ‘Lo’ que se aborta es plenamente humano: lo dice la ciencia
Una de las estrategias clave de los partidarios de la legalización del negocio del aborto consistía en tiempos de Roe vs Wade -aunque también en la actualidad- en desproveer de todo vestigio de humanidad al nonato.
De nuevo, Bernard Nathanson, es revelador: «Era negar lo que sabíamos de verdad: que en un aborto mata a un ser humano existente. Negamos ese hecho en un esfuerzo por engañar al público estadounidense y a los tribunales de esta tierra».
El juez Kavanaugh podría ser el encargado de que estas seis mentiras dejaran fuera de juego a una industria millonaria basada en la muerte intencionada de millones de seres humanos, ya que , junto al ya elegido Neil Gorsuch, podría formar una mayoría suficiente en el Tribunal Supremo. Por eso le persiguen.