La Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), que administra los servicios de salud públicos del país centroamericano, acaba de comunicar este nuevo caso de “bebé milagro”: médicos del hospital Max Peralta de Cartago han logrado, por primera vez en el país, llevar a buen puerto un parto de una madre ya fallecida. Para ello han tenido que superar un doble reto: mantener las funciones de la mujer y que el nino creciera a un ritmo normal para que no tuviera problemas durante el nacimiento.

Más de una decena de especialistas siguieron de cerca este caso, que comenzó a principios de enero, cuando Raquel Guillén , residente en de Paraíso de Cartago y embarazada de 25 semanas, acudió al hospital presentando complicaciones propias de un tumor cerebral. Finalmente, un sangrado intracraneal masivo la dejó en estado de muerte neurológica, el pasado 13 de enero.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Asumiendo el reto sanitario de servir a la vida

Desde ese mismo momento, ginecólogos, neonatólogos, intensivistas y personal de nutrición y farmacia asumieron el reto: había que extender el embarazo al menos hasta la semana 30 para que el bebé tuviera mayores posibilidades de sobrevivir. Un gran desafío, pues cuando el cerebro muere los otros órganos “van por su cuenta” hasta que se  apagan poco a poco.

“Es un caso  muy delicado. Un paciente con muerte neurológica no puede realizar sus funciones por sí misma, por lo que había que controlarle la temperatura, nivel de hormonas, respiración y frecuencia cardiaca cada cuatro o seis horas”, explica Carl Fabian, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Max Peralta.

Desde la hemorragia, la madre estuvo conectada a ventilación mecánica. Además, había que darle hormonas, vigilar las arterias uterinas ya que no se regulan solas y controlar sus niveles de agua y líquido. Los riesgos de infección eran muy altos, por lo que hubo que extremar la vigilancia.

Deylan, prematuro, nació sano y con buen pronóstico

Esta dedicación sanitaria se vio recompensada casi cuatro semanas después, a las 8:45 horas del pasado 8 de febrero: el pequeño Deylan Isaac venía al mundo mediante una cesárea normal practicada a las 30 semanas y media de gestación, con un peso de 1.355 gramos y 39 centímetros de talla. No necesitó reanimación ni presentó complicaciones pese a ser prematuro. Tras el parto, se desconectó a su madre de las máquinas que mantenían sus funciones vitales de forma artificial.

El bebé cumple este viernes 11 días en la unidad de cuidados intensivos, donde permanece tras ser atendido de una crisis respiratoria ya superada que presentó unos días después de nacer, y su satisfactoria evolución hace viable su próximo traslado a cuidados intermedios.

“Estuvo por siete días con ventilación mecánica asistida, pero ya respira por sí mismo con oxígeno suplementario. Desde el viernes recibe alimentación oral con leche de fórmula”, informa la neonatóloga Yamileth Mora.

Aún no se puede estimar cuándo se producirá su alta hospitalaria, pero lo ideal es esperar a que llegue a los 1.800 gramos de peso y a que pueda realizar sus funciones básicas.

Los abuelos agradecen la dedicación médica

“Enfrentamos sentimientos encontrados, porque es muy dolorosa la muerte de nuestra hija Raquel, pero nos da una felicidad enorme saber que el chiquito se recupera tan bien y que está luchando”, señalan los abuelos del pequeño Yolanda Calderón y Walter Chaverri.

Estamos deseosos de llevarlo a casa, donde lo esperan sus dos hermanos, porque de alguna manera vemos extendida la vida de ella en este pequeño. Le vamos a recibir con los brazos abiertos y con mucho amor”, afirman.

Es pequeñito porque es prematuro, pero sabemos que es bien fuerte. Los doctores lo están cuidando muy bien y chineando muchísimo. No tenemos con qué pagar la calidad de trabajo y la dedicación tan extraordinaria del personal del Max Peralta que nos apoyó y sigue apoyando de diferentes maneras”, agradecen los abuelos.

Otros “bebés milagro”

No existe mucha literatura médica sobre casos de bebés nacidos tras la muerte de su madre, pero sí existen algunos  registros en diferentes países. Un estudio publicado en la revista médica BMC Medicine  documenta 30 casos, entre 1982 y 2010 en todo el mundo, en los que se mantuvo con vida a la madre con muerte cerebral para salvar al bebé. De todos ellos, sobrevivieron 12.

En 2015, médicos estadounidenses del Hospital Metodista para Mujeres de Omaha, (Nebraska) constataron el de una joven de 22 años con muerte cerebral a  la que mantuvieron durante casi dos meses con respiración artificial, hasta conseguir que su embarazo llegara a término.

En Hungría,  los medios de comunicación divulgaron un caso parecido en noviembre de 2013, cuando un bebé sobrevivió tres meses en el vientre de su madre en estado de muerte cerebral,  a la que los especialistas mantuvieron artificialmente con vida hasta que su hijo cumplió los siete meses de gestación. La mujer había sido trasladada al hospital por una hemorragia cerebral, pero, al realizarle un ultrasonido se comprobó que el bebé seguía vivo.

Un año después, en 2014, durante un bombardeo en Gaza, los médicos se enfrentaron a otro nacimiento bastante inusual: debieron practicarle una cesárea de emergencia a una mujer que había muerto una hora antes en una explosión. La bebé falleció unos días después.

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