“Bajo nuestras leyes actualmente, no existe nada como eso”, respondió Hillary a la pregunta del presentador Chuck Todd sobre cuándo está el no nacido protegido por derechos constitucionales.

Aunque la aspirante demócrata, cuya campaña electoral recibe enormes donaciones de la multinacional del aborto Planned Parenthood, matizó que “eso no significa que no hagamos todo lo que esté en nuestra mano para… ayudar a la madre que esté embarazada y quiera asegurarse de que su hijo está sano”, fue tajante en cuanto a su oposición a “sacrificar el derecho de la mujer a tomar decisiones”.

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No, no es que la mujer pueda tomar la decisión de no pagar impuestos o de incumplir el elefantiásico corpus legal de un Estado niñera cada vez más intervencionista. La única decisión que parece sagrada para la probable nominada demócrata es la de acabar con la vida de su hijo no nacido.

“Esa es una decisión importante que bajo Roe vs Wade -la sentencia del Supremo que hizo ilegal para los Estados penalizar el aborto- hemos consagrado en nuestra Constitución”, dice Hillary. “Quiero mantener esa protección constitucional”.

Naturalmente, la idea de que el grupo de estrictos deístas de finales del XVIII que se reunieron para redactar la Constitución tuvieran en mente “proteger” un hecho que todos juzgaban inicuo es absurda, pero no más que imaginarles consagrando como “derecho” el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, algo que el Supremo también ha ‘hallado’ recientemente en el viejo pergamino.

El Comité Nacional Republicano señala que Clinton se reveló completamente fuera de onda con respecto a la opinión mayoritaria con sus duras declaraciones, informa LifeSiteNews. “Clinton confesó que está convencida de que ningún nino no nacido está protegido por derechos constitucionales. Los votantes sabrán así la posición extrema de Clinton con respecto a la protección de la vida humana”.

“Son inevitables los paralelismos con la frase del juez Roger Taney sobre los negros antes de la Guerra de Secesión”

Son inevitables los paralelismos con la frase del juez Roger Taney sobre los negros antes de la Guerra de Secesión. Lo ha recordado Bill Donohue, de la Liga Católica: “la posición de Hillary recuerda siniestramente a lo que el juez del Tribunal Supremo Roger Taney dijo en su infame sentencia sobre la esclavitud en 1857 en el caso Dred Scott. Declaró que los negros no tenían “derechos que el hombre blanco estuviera obligado a respetar».

Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en el Partido Demócrata /Fuente:EFE.
Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en el Partido Demócrata /Fuente:EFE.

Durante la revisión que llevó a la sentencia del caso Roe vs Wade, el dictamen señaló que si se aplicaba al feto la Décimocuarta Enmienda que garantiza que el Gobierno “no privará a ninguna persona de su vida, su libertad o su propiedad si el procedimiento legal apropiado” y otras garantías constitucionales el derecho al aborto “naturalmente cae por su propio peso porque el derecho a la vida del feto estaría protegido por dicha enmienda”.

Pero desechó este criterio al coincidir con la tesis del juez Harry Blackmun según el cual el aborto voluntario era común y no se castigaba antes de la adopción de la enmienda, lo que probaba que no estaba pensada para el feto en el vientre de su madre.

Clinton se mostró coincidente con ese razonamiento durante la citada entrevista, pero la elección de las palabras traicionó a la aspirante a la presidencia cuando habló de “madre embarazada que quiera asegurarse de que su hijo está sano”. El feto parece ser el gato de Schrödinger de la cultura de la muerte, un ser que es ya humano o un simple amasijo de células según la mujer quiera o no tenerlo.

Más lejos fue Bernie Sander,  rival de Clinton en la carrera de las primarias demócratas. Afirma  que no solo estaba de acuerdo con la ex secretaria de Estado en cuanto a que el feto no estaba protegido por derecho constitucional alguno sino que se debería considerar la aceptación plena del derecho al aborto como un test de mínimos para acceder al Supremo, del que la muerte del conservador y provida Antonin Scalia ha dejado un puesto vacante.

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