Los lectores de Actuall estáis siempre muy bien informados en asuntos relacionados con la defensa de la Vida y la dignidad humana. Seguro que la gran mayoría ya conocéis la situación de Tafida Raqeeb, una adorable niña de cinco años que permanece en coma en el “Royal London Hospital” desde hace unos meses por una hemorragia cerebral.

Llevo desde 2011 en Ginebra participando en las reuniones, negociaciones y actividades del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra. Mi trabajo siempre ha sido en pro de la defensa de la Vida, la Familia y la Libertad Religiosa. Colaboro con Hazteoir y CitizenGO en Ginebra desde 2018 y el miércoles 11 de septiembre llevamos la situación de Tafida ante el Consejo de Derechos Humanos. Aquí se puede ver el vídeo de la intervención en la que se presentaba la campaña firmada por más de 226.267 ciudadanos[1] en la que se pedía respetar la vida y dignidad de Tafida y autorizar su traslado a Italia para su tratamiento[2].

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La situación en otro país no sería ni tan conocida ni tan polémica. En Reino Unido cabe la posibilidad de que quien decida sobre el mejor interés del niño, en muchos casos con criterios materialistas o de costes, sea el sistema sanitario, el hospital o el equipo médico. Muchos nos sorprendemos de que no sean los padres, Mohammed Raqeeb y Shelina Begum, los que decidan sobre el tratamiento y el hospital donde curar a su propia hija. Los padres son los que concibieron, cuidaron durante el embarazo y después de su nacimiento a Tafida. Sus padres son los que le enseñaron las primeras palabras, los que disfrutaron con los primeros pasos y los que se ilusionaban con el futuro de su hija. Los padres deben ser quienes decidan en el tratamiento a dar a su hija y deben elegir el hospital donde crean que tendrá más posibilidades para curarse y mejorar.

Tafida tiene actividad cerebral, respira de forma independiente, se comunica con sus padres, abre los ojos y comienza a mover las extremidades[3]. Una vez que se realicen los tratamientos prometidos, Tafida podrá comenzar la rehabilitación que llevará unos meses o incluso un año. Pedir el tratamiento médico para ella es totalmente lógico y parece lo normal en padres que quieren y buscan lo mejor para su hija[4].

No es un problema de falta de técnica ni capacidad en Reino Unido, es un problema de falta de voluntad.


La niña Tafida Raqeeb puede recibir tratamiento, aunque en Reino Unido no se lo ofrecen ya que creen que su lesión cerebral es irreversible, que no hay posibilidad de mejora, que los tratamientos para la curación van contra el mejor interés de Tafida y que lo mejor es dejarla morir. Además, se niegan a que la niña sea trasladada a Italia al hospital infantil Gaslini, en Génova por las mismas razones. Aquí se puede ver una limitación clara de la libertad de tránsito entre países de la Unión Europea, y Reino Unido todavía lo es. Hay que decir que existe la certeza de que el traslado es perfectamente seguro y hay especialistas que así lo han certificado. En Reino Unido retienen a la niña contra los deseos de los padres y no permiten el traslado a otro hospital. Dicen ponerse del lado de la niña pero no respetan los derechos de los padres a elegir el tratamiento médico para su hija.

No es un problema de falta de técnica ni capacidad en Reino Unido, es un problema de falta de voluntad. Igual que se puede curar a la niña Tafida en Italia se podría intentar en Reino Unido. No quieren ni intentar curarla ni dejarla partir porque eso sería certificar que el sistema de salud británico no puede o no quiere curar a niños enfermos cuando hay una perspectiva de largos o costosos tratamientos. Lamentablemente, el caso de Tafida no es ni único ni el primero. Alfie Evans, Isaiah Haastrup y Charlie Gard son ejemplos del hecho de que las vidas de los niños, la voluntad de los padres y la oportunidad de recibir tratamiento médico adecuado no siempre se respetan en el Reino Unido.

En Reino Unido, como en la gran mayoría de países, los padres tienen la patria potestad y la posibilidad de decidir sobre sus hijos, incluido el derecho a consentir y aceptar tratamientos médicos. No obstante, el derecho no es absoluto y está limitado por el llamado “interés superior del niño” que es lo que ha utilizado el sistema de salud británico para decir que lo mejor para Tafida es morir y que el traslado o tratamiento en Italia no van a favor de su interés superior. Los padres han apelado la decisión del sistema de salud británico ante un Tribunal Superior para que se permita el traslado de Tafida. Las vistas orales del juicio terminan hoy, 13 de septiembre. Es muy probable que después de este caso se vaya a un Tribunal de Apelación o incluso al Tribunal Supremo.

Hay que salvar a la niña Tafida antes de que muera, antes de que la dejen morir.

El sistema de salud británico y el hospital están dispuestos a dar la batalla legal, cueste lo que cueste, con tal de que no se autorice su traslado y un juez autorice la muerte de Tafida. Los costes legales podrán superar el medio millón de euros. El sistema de salud británico prefiere gastar el dinero en juicios que en la curación o el tratamiento. Para los padres de Tafida la dignidad y la vida humana no tiene precio y lucharán hasta el final. Esperemos que la decisión judicial respete los derechos internacionales, la voluntad de los padres, la vida y la dignidad humana de Tafida y que valga como ejemplo para tantos otros niños en casos similares que puedan venir después. No se debe permitir que el nombre de Tafida se añada al de Alfie Evans, Isaiah Haastrup y Charlie Gard como niños a los que el sistema británico de salud no pudo o no quiso curar negándose a que fueran tratados fuera del Reino Unido.

Estamos ante un caso muy importante para la defensa de los derechos humanos reconocidos internacionalmente, específicamente el derecho a la vida y el derecho de los padres a decidir en asuntos que afecten a sus hijos. Se sentarán precedentes. Hay que salvar a la niña Tafida antes de que muera, antes de que la dejen morir cuando hay un tratamiento y hospitales y doctores dispuestos a aplicarlo. Todavía las instituciones y los tribunales en el Reino Unido pueden actuar y respetar la Justicia y el Derecho Internacional. En unos días será demasiado tarde. Si llegase a morir Tafida por falta de tratamiento o por no darle comida ni hidratación los familiares podrían solicitar en vía administrativa o judicial la reparación, pero esa no es la solución. La solución es darle el tratamiento y atención médica que necesita o no negar el traslado allá donde están dispuestos a ayudar.


[1] https://citizengo.org/es-lat/lf/172483-dejen-que-tafida-raqeeb-reciba-atencion-que-necesita

[2] https://youtu.be/eDYvx4VCDw4

[3] https://www.youtube.com/watch?v=p2Yut0ZSuEQ (Vídeo de Tafida)

[4] https://www.youtube.com/watch?v=-9koUtoP85U (Vídeo en inglés de entrevista con la madre de Tafida)

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Rubén Navarro es abogado y licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Le encanta viajar y comunicarse con amigos de otras culturas e idiomas, además de un buen café por la mañana. Habla inglés, francés e italiano. En Ginebra desde 2011, ha trabajado con diplomáticos, legisladores y ONG en la defensa de la familia, la vida y la libertad religiosa en el Consejo de Derechos Humanos dela ONU. Es autor de un capítulo en el libro ‘La Batalla por la Familia en Europa’, coordinado por Francisco José Contreras.