
«Quiero ser enfermera porque he crecido en un hospital y así ayudaré a mis enfermeras a cuidar de otros». Así de generosa y apasionada se explica Jacqueline Rodriguez, una niña a la que los médicos no daban ni un año de vida.
Cuando Jacqueline aún no había visto la luz y se estaba desarrollando en el vientre de su madre, meses antes de nacer, los médicos descubrieron que algo no iba bien del todo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora«Su hija tiene unas malformaciones en la boca que suelen desembocar en tumores y su hija no tendrá más de un año de vida y en malas condiciones. La recomendación es que aborte».
Algo así le debieron de decir a su madre, que rechazó de inmediato la tenebrosa oferta.
Y no iba a ser cosa fácil, porque las masas de tejido ‘descontrolado’ estaban en las mejillas, en la lengua y hasta en el tórax, haciendo imposible movimientos y habilidades que la mayoría de las personas damos por hechas, tal y como recoge LifeNews.
«Esta pequeña simplemente quiere vivir. Cada día se levanta con una sonrisa en su cara y eso te anima. Es lo mejor que nos ha pasado», asegura su padre
Para hablar, Jacqueline se ayuda de una tableta electrónica y come a través de una cánula. Pero eso no es impedimento suficiente frente a su determinación de estudiar enfermería en la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas del país.
«Soy una persona normal y tengo problemas médicos como cualquiera», asegura resuelta mientras se gana la admiración de sus padres, Evelyn y Paul: «Está logrando mucho y su autoestima realmente ha florecido. Es increíble», explica su madre.
«Y no creía que estuviéramos así a estas alturas. Estoy muy agradecida», remata.
Su padre impulsa a Jacqueline a perseverar ante las dificultades de su enfermedad: «Esta pequeña simplemente quiere vivir. Cada día se levanta con una sonrisa en su cara y eso te anima. Es lo mejor que nos ha pasado».