Ahora lo despreciable no es deshacerse de un hijo, sino recordárselo al que lo hizo, por Elentir

    La línea roja ya no es la defensa del derecho a la vida, ni la libertad de información, sino mencionar un aborto que el propio Zapata hizo público. La formación de Carmena afirma que "la ciudadanía no merece que se rebaje hasta estos niveles el debate político".

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    Imagen intrauterina de un ser humano en desarrollo / Wikimedia
    Imagen intrauterina de un ser humano en desarrollo / Wikimedia

    Hoy se ha producido un incidente entre el concejal madrileño Guillermo Zapata y el digital El Español, al publicar éste que Zapata ha enchufado a su exnovia como asesora por 50.000 euros.

    El diario que dirige Pedro J. Ramírez probó la relación enlazando un artículo escrito por la entonces pareja en enero de 2014 contando el aborto provocado de su hijo, artículo en el que ambos defendían ese acto como un derecho. En una descarada forma de usar aquello como cortina de humo para tapar el enchufe, Zapata ha publicado este tuiteo hoy a mediodía:

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    La coalición de ultraizquierda Ahora Madrid, que gobierna en la capital de España, ha salido en su apoyo con este tuiteo:

    En el artículo enlazado, Ahora Madrid afirma: «un medio decide convertir esa circunstancia en un titular asociado a la gestión municipal. Se ha traspasado una línea roja que debemos denunciar públicamente»Es decir, que la línea roja ya no es la defensa del derecho a la vida, ni la libertad de información, sino mencionar un aborto que el propio Zapata hizo público. La formación de Carmena afirma que «la ciudadanía no merece que se rebaje hasta estos niveles el debate político». ¿Y la ciudadanía sí se merece tener como concejal a un individuo que hacía miserables chistes sobre el Holocausto y sobre víctimas de ETA, y que ahora se enfrenta a un juicio por ello? Algunos tuiteros se han lanzado a criticar el titular de El Español recordando el aborto de Zapata y de su expareja. Lo han hecho tanto partidarios de Zapata como adversarios, entre ellos Daniel Lacalle, que lo ha tachado de «inaceptable titular, que merece la más enérgica condena».

    El Español se ha limitado a recordar la prueba de la relación entre enchufador y enchufada; curiosamente Zapata y su entonces pareja hace criticaban que se tratase el aborto como un «tabú»

    Y todo porque El Español se ha limitado a recordar la prueba de la relación entre enchufador y enchufada, publicada por ellos mismos. Paradójicamente, en el citado artículo escrito por Zapata y su entonces pareja hace dos años, ambos criticaban que se tratase el aborto como un «tabú»: «Nos decidimos entonces a hablar, a contarlo, desde el principio. A naturalizar lo natural. A quitarle el misterio, la ligereza y el exceso de drama, las durezas y los momentos de alivio y afecto, las bromas (sí, también hemos hecho bromas)». Hay que señalar que en este aborto se acogieron al supuesto de malformaciones del feto. Es un supuesto que sirve para liquidar a hijos por nacer que tienen, por ejemplo, síndrome de Down.

    Un tío con síndrome de Down

    Yo tengo un tío con síndrome de Down, y os podéis imaginar lo que me cabrea leer que liquidar a hijos por nacer como él sea «lo natural». Pero lo que más me pasma es la curiosa actitud del citado concejal. Obsérvese que hace dos años hablaba de «exceso de drama» y de «bromas», y ahora nos asegura que fue «el hecho más doloroso de mi vida». Me gustaría pensar que este concejal ha cambiado de idea respecto de la decisión que tomó con su hijo, pero su militancia política en un partido abortista no indica, precisamente, muestra alguna de arrepentimiento.

    «Me pregunto de qué naturaleza es el dolor que invoca Zapata. ¿Cómo se explica ese dolor si no se reconoce la condición humana al hijo abortado?»

    Lo llamativo es que el mismo que pedía no tratar el aborto como un tabú, y sugería quitarle dramatismo o incluso hablar de las bromas que comentaba en ese artículo -insisto- escrito para defender ese acto como un «derecho», ahora lo use como un doloroso velo para que no le incordien con el enchufe recién descubierto. Si este señor entiende que abortar fue algo íntimo, ¿por qué lo publicó en un diario digital? ¿El aborto de su hijo es tema de interés público para defenderlo, pero no para recordar la relación que él mismo reconocía en ese artículo? Por otra parte, me pregunto de qué naturaleza es el dolor que invoca Guillermo Zapata. ¿Cómo se explica ese dolor si no se reconoce la condición humana al hijo abortado, si se considera que los padres tenían derecho a hacer eso como quien tiene derecho a cortarse las uñas?

    El término «hijo», ni una vez

    En aquel artículo escrito en 2014, la entonces pareja aseguraba lo siguiente: «Decidimos abortar en un contexto en el que se habla del aborto con una ligereza y una falta de respeto tremenda. Abortar fue una decisión consciente y dolorosa. Fue un alivio y un drama. Fue la vida. Nuestra vida». «Mi vida -dice Nuria- porque todo el mundo opina pero al final me pasa a mí, sólo a mí». Hay que recordar que, científicamente hablando, el aborto implica acabar con la vida de un ser humano por nacer. Así pues, el aborto no fue algo que sólo le pasó a esta chica, como si se hubiese quitado un tumor. El principal afectado, porque perdió su vida, fue su hijo. Lo curioso de ese artículo escrito por ambos hace dos años es que en un texto de 1769 palabras, el término «hijo» no aparecía ni una vez. Le citaban siempre como «feto», refiriéndose a él de la forma más impersonal posible, y no mencionando nunca que se trataba de una vida humana.

    Lo coherente es no concebir que se usen las palabras «padre» o «madre» para referirse a lo que se equipara con un tumor, un grano o con cualquier otro ser que no merezca la catalogación de «humano»

    Incluso se quejaban de que en el hospital señalasen la relación biológica de ambos con el hijo en cuestión: «En la Fundacion Jiménez Díaz las ecografías se realizan separando a la madre del padre, o por lo menos así se funciona en la parte «pública» del hospital. Decimos padre y madre porque cuando vas ahí ya no eres Nuria y Guillermo, chico y chica, pareja o lo que sea. Eres padre y madre».  La queja es comprensible. Lo coherente es no concebir que se usen las palabras «padre» o «madre» para referirse a lo que se equipara con un tumor, con un grano o con cualquier otro ser vivo o aninanimado que no merezca la catalogación de «humano». Pero científicamente el hijo por nacer de Zapata y de Nuria era un ser humano, y era su hijo. Les podrá gustar o no, pero el hecho científico e incontestable es ése, por mucho que algunos quieran enterrarlo bajo un quintal de ideología abortista.

    Como quien se deshace de un tumor

    Esto nos asoma a la paradoja que señalo en el título de esta entrada. Algunos reprochan a El Español que recuerde un aborto que el propio Zapata publicó para utilizarlo con fines políticos, con el fin concreto de reclamar que deshacerse de un hijo por nacer sea algo legal, pero no cuestionan el hecho en sí, el acto de deshacerse de ese hijo como quien se deshace de un tumor. Los mismos que reclamaban que el aborto no fuese un tema «tabú» para poder cometerlo sin ninguna consecuencia legal, ahora pretenden que nos callemos sobre ese echo sin darle ninguna importancia a la víctima de ese aborto, que fue el hijo abortado. Hasta este grado de perversión nos ha llevado la aceptación social del aborto. Deshacerse de un hijo por nacer es algo que ya merece menos reproche que un enchufe, e incluso se considera de mal gusto que un medio lo cite, como si se estuviese metiendo en algo que no debería trascender a la intimidad de una pareja, aunque la propia pareja lo haya ventilado a los cuatro vientos.  

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