Prohibido prohibir

    Si los manifestantes parisinos de Mayo del 68 levantaran la cabeza y vieran a los ‘progres’, sus supuestos herederos políticos, queriendo prohibir libros, esconderían la cabeza debajo de los adoquines, allí donde se encontraba la playa.

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    Portada del libro '¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual' editado por HazteOir.org / Actuall
    Portada del libro '¿Sabes lo que quieren enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual' editado por HazteOir.org / Actuall

    El envío del libro ‘¿Sabes lo que van a enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual’ realizado por HazteOir.org a 16.500 colegios españoles ha desatado las iras de algunos gobiernos autonómicos. Así, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, según informó Actuall, publicó un mensaje en su portal educativo en Internet, Séneca, exigiendo a los centros educativos sostenidos con fondos públicos (es decir, públicos y concertados) que el libro no se difundiera “entre el alumnado ni la comunidad educativa”.

    También la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura ha emitido una circular advirtiendo a los colegios e institutos contra el libro de HazteOir.org, porque “defiende una clara opinión contra la diversidad sexual” y es de “carácter homófono”. Así nos hemos enterado, de paso, de que el Secretario General de Educación de la Junta de Extremadura, Rafael Rodríguez de la Cruz, que firmaba la circular, confunde los términos, lo cual es bastante grave teniendo en cuenta su alta responsabilidad en la enseñanza de la región.

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    Pero no todo acaba aquí porque Rodríguez de la Cruz advierte muy seriamente contra la oferta de charlas en los centros sobre el contenido del ‘libro prohibido’, llegando a escribir (en este caso correctamente en lo que a gramática se refiere) lo siguiente: “La invitación a impartir charlas en los centros, vulnera un derecho fundamental de las personas, por lo que dicha entidad puede estar incurriendo en un delito del que insta a ser cómplices a los centros educativos”. La entidad es HazteOir.org, que ya está acusada de tres delitos intolerables: imprimir un libro, distribuirlo y atreverse a proponer charlas informativas de asistencia voluntaria.

    Así que HazteOir.org ya no puede, según la Junta de Extremadura, ejercer las libertades clásicas de la versión más moderada del liberalismo decimonónico: imprenta, reunión y expresión.

    “Las reacciones políticas prohibicionistas rehuyen el debate y eligen la opción de tapar los ojos al ciudadano para que no sepa, para que no lea, para que no opine”

    Pero cuando todo estaba preparado para detener a cualquier ciudadano que estuviera leyendo el libro de HazteOir.org, llegó el PSOE. Y sentenció, a través de la responsable del Área de Igualdad y Movimientos Sociales, Soraya Vega, que el libro es “inaceptable” y que ofende a la memoria de las personas que fueron asesinadas, encarceladas y torturadas por su orientación sexual e identidad de género por el fascismo y el nazismo”. Nada menos… y nada más. Conozco bien el libro ¿Sabes lo que van a enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual’ y les aseguro que no veo que ofenda a nadie, y mucho menos a los asesinados, encarcelados y torturados. Lo que si denuncia es que se utiliza la ‘memoria histórica’ como pretexto para introducir ideologías LGTBI en el aula. En todo caso, doña Soraya Vega, ha anunciado que su partido va a desarrollar diversas iniciativas políticas en los parlamentos contra esta “deleznable iniciativa”.

    Se ha dictado, por tanto, una ‘orden’ de prohibición sobre una inocente publicación de menos de cincuenta páginas. El libro prohibido. O, como ya explica HazteOir.org, “el libro que no quieren que leas”.  No me digan que no es emocionante. Pero recuerden que si se atreven a llevarlo encima, deben esconderlo con habilidad en algún sitio. Si lo leen en un transporte público, deben forrar la portada y la contraportada y mirar a hurtadillas por si alguien les hace disimuladamente una fotografía mientras lee en el banco de un parque. De lo contrario, se arriesga Vd. a que le multen o le acusen de homófobo (¿o era homófono?) o de leer ‘propaganda’ de HazteOir.org.

    Y así estamos. Todavía espero, sentada y con enorme ilusión, poder debatir sobre este ya famosísimo libro. Acerca de sus afirmaciones, su contenido, su portada, sus razones y sus advertencias. Porque de momento sólo escucho descalificaciones, insultos y pataletas. Y ruido parlamentario, mediático y hasta sindicalista.

    “Sería deseable un diálogo sereno en el que se expongan los argumentos antes de amenazar a HazteOir.org y querer quemar en la hoguera el libro prohibido”

    Pero nadie se pronuncia, con datos, ideas y argumentos racionales, sobre el contenido de esta publicación, cuyo propósito es muy sencillo: analizar un conjunto de leyes autonómicas que introducen ‘diversidad sexual’ obligatoria en las aulas españolas y denunciar la entrada de los colectivos LGTBI para que revisen si los materiales, recursos y actividades escolares se adecúan a  sus presupuestos ideológicos.  

    Las preguntas para el debate serían sencillas. Por ejemplo:¿Quiere Vd. que la Administración educativa obligue a sus hijos de todas las edades a aprender diversidad sexual de la mano de los colectivos LGTBI? O también: ¿Quiere que su hijo aprenda en el cole modelos de comportamiento lésbico, gay, bisexual, transgénero e intersexual? Y en el debate, habrá padres que, con gran entusiasmo, acojan esta ideología y la quieran para sus hijos. Pues muy bien. ¿Pero qué hacemos con los padres que quieren hablar de estos temas en casa o encomendar a personas de su confianza que expliquen a los ninos y adolescentes el desarrollo afectivo-emocional, la identidad y las diferencias sexuales? ¿Amordazamos a esos padres? ¿Les multamos?

    Así que mi humilde propuesta es que debatamos sobre el contenido real, no imaginario, del libro ‘¿Sabes lo que van a enseñarle a tu hijo en el colegio? Las leyes de adoctrinamiento sexual’ con sinceridad y calma, sin insultarnos ni demonizar al adversario. El argumento fundamental, en el que espero que todos estemos de acuerdo, se llama ‘libertad de educación’ y está garantizada, entre otras leyes relevantes, por la Constitución Española, que afirma expresamente que “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.  

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