
Otra vez liados con la ley de educación, que si quito esto, que si pongo lo otro, que derogo esta ley de otros para aprobar la mía…En fin, el caso es seguir mareando la perdiz mientras en los colegios se amontonan los ninos del siglo XXI pidiendo a gritos un cambio radical. Sí, radical. Y no me refiero sólo a las leyes, ni siquiera me refiero sólo al sistema y a la metodología, que también. Me refiero fundamentalmente a la ACTITUD.
Propongo que el lector lea el ideario de cualquier colegio español, concertado, público o privado, religioso o no, y busque la expresión: “atención a la diversidad”. Seguramente la encontrarán entre los primeros objetivos, acompañada de una serie de reflexiones, palabras rebuscadas y frases hechas que harán parecer que el colegio en cuestión se desvive por los ninos “diferentes”, es más, que son su preocupación “number one”. Estupendo. Quedará el lector impresionado y decidirá, si es que está buscando un colegio para su hijo, que ese es el ideal.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraPues bien, ahora lleven a ese hijo “diferente” al colegio en cuestión, y vean lo que ocurre….
Pasas por diferentes colegios y la actitud que leíste en el ideario dista mucho de la que te encuentras
Ya lo sé, no se puede generalizar, ¡líbreme Dios de hacerlo! Pero cuando a lo largo de la vida escolar de tus hijos, y máxime si todos son “diferentes” vas pasando por distintos colegios, y lo que vas encontrando por parte de los directores, coordinadores de ciclo, docentes (salvo honrosas excepciones) y orientadores es una actitud que dista mucho de la que leíste en el ideario, te dan ganas de generalizar, muchas ganas.
Falta de interés, desidia, nula intención de cambiar, de innovar, respuestas aprendidas, juicios de intenciones hacia los padres que luchamos por hacerle la vida más fácil a nuestros hijos, quejas de sobrecarga laboral (quién no la tiene), balones fuera, y un sinfín de actitudes apáticas es lo que están el la base de una “preocupante despreocupación” hacia lo que los docentes tienen entre manos: la vida de un nino.
Esta publicación de la OECD demuestra que el salario y el número de horas trabajadas no es la causa del bajo rendimiento escolar en España ni del bajo nivel de los profesores. Según estos datos, los profesores españoles trabajan una media de 38 horas a la semana y ganan unos 47.000 euros al año. Así que no vale esa excusa, ni esa ni ninguna otra.
Una vez más, somos los padres de familia los que hemos de conseguir que nuestros hijos comprendan, aprendan, avancen a su propio ritmo, manejen aquellos medios que mejor se adapten a sus circunstancias, tengan una autoestima adecuada, y puedan seguir adelante en medio de un mundo escolar en el que, como no son como la mayoría, les deja de lado. Por esto, una vez más, añoro y envidio a países como Estados Unidos en los que el homeschooling, la educación en casa, es algo normalizado y aceptado por todos.
Sí, se puede. Si yo, madre trabajadora dentro y fuera de casa, con tres hijos a los que atender, puedo formarme e informarme sobre las tendencias, lo que se debe y se puede hacer con cada nino, e incluso soy capaz de condensar los contenidos y llevar un control de lo que mis hijos trabajan en clase y, además tener informado de ello al profesor (¡el mundo al revés!) cualquier docente puede y debe hacerlo. Desgraciadamente muchos padres tenemos que invertir energía y tiempo en mendigar, a costa de que se nos critique y se nos juzgue por parte del equipo docente, unas cuantas medidas básicas que todo profesor debería conocer y aplicar.
Tal y como nos explican el el blog, altamente recomendable, “La rebelión del talento”, el nino nunca tiene la culpa de que un adulto no sepa trabajar con él, y, además, a poco que el profesor se dedicara 1 año de su carrera profesional a aprender algo sobre cada una de las circunstancias especiales de los ninos, en 5 años tendría recursos para responder a las más frecuentes, en 10 sería un experto en casi todo, pues el conocimiento que requiere es a nivel usuario y no investigador..
Sí, lo he vivido, lo he sufrido. Y puedo decir que me he estrellado contra un muro, que he aportado formación, información, he dedicado horas y horas para poder transmitir a los profesores toda aquella información rigurosa y científica disponible para poder trabajar con los ninos diferentes, con los de altas capacidades y con los que tienen dificultades de aprendizaje.
No descansaré en mi empeño por conseguir que en los colegios se tomen en serio lo que verdaderamente importa: conseguir el desarrollo integral del nino
Y lo seguiré haciendo, por mis hijos y por los que vengan detrás. Pero también seguiré apelando a la responsabilidad ineludible de los docentes, para que de una vez por todas reaccionen y cambien de actitud en un mundo en el que todo ha cambiado mientras muchos de ellos siguen anclados en su comodidad. Así que, aunque le pese a muchos, no descansaré en mi empeño por conseguir que en los colegios se tomen en serio lo que verdaderamente importa: conseguir el desarrollo integral del nino y que ni uno sólo de ellos se marchite ante la desidia de los que no saben ni quieren aprender.