Cruda realidad / ¿Hasta qué punto seguirá siendo voluntaria la eutanasia?

    'El País', en su sección 'streaming' '¿Y tú qué piensas?, se pregunta si debemos hablar de eutanasia, recordando que Holanda amplía el marco de la muerte digna mientras España aún no ha abierto el debate. La pregunta es si llegará un momento en que dejará de ser voluntaria.

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    Javier Bardem interpreta a Ramón Sampedro en la película
    Javier Bardem interpreta a Ramón Sampedro en la película "Mar adentro" /Youtube

    Recuerdo que la primera vez que oí o leí de boca de Juan Pablo II la expresión ‘cultura de la muerte’ me pareció un fantástico ‘claim’ publicitario, pero también una perdonable exageración. Los años, sin embargo, me han hecho darme cuenta de que el pensamiento dominante de nuestro tiempo no podría recibir nombre más adecuado.

    Es muerte, muerte buscada con un entusiasmo que se mantiene aunque perjudique en ocasiones su imagen, aunque traicione toda la fealdad y podredumbre que se esconde tras sus proclamas buenistas.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    En estas páginas ya hemos tratado algunos aspectos de esa siniestra atracción por la muerte, ese aborrecimiento de la vida, desde los falsos ‘animalismos’ que se regocijan más con la muerte de un ser humano que no comulga con su zoolatría que con la vida de cien cachorritos, hasta el aborto, su diabólico e intocable ‘sacramento’, pasando por un ‘arte’ que se regodea en una oscura necrofilia.

    Quieren muerta la familia, quieren secos nuestros vientres. Y ahora que temen que el final de su hegemonía cultural esté próximo, que el péndulo empiece a balancearse en dirección contraria, tienen prisa por introducir la muerte a la carta en España. Como hace El País

    Qué alegres son estos chicos, qué regocijantes son siempre sus iniciativas políticas: muerte de la familia, muerte de los ninos antes de nacer, muerte de los ancianos, los defectuosos, los tristes… Apestan a cadaverina, y este deseo de muerte, esta sed insaciable de muerte será, al fin, su propia muerte.

    Se empieza matando incurables que viven en perpetuo dolor imposible de paliar y se acaba en una Holanda en la que muchos ancianos prefieren cruzar la frontera e irse a Alemania a hacerse chequeos

    Pero, aducen, ¿qué hacer con esos casos límite; qué hacer con el incurable cuyos días son una perpetua agonía en una espera de la muerte que tarda en llegar?

    Oh, vamos, ya hemos vivido esto antes, muchas veces ya, y ni siquiera hace falta recordar el adagio jurídico inglés según el cual los casos extremos engendran malas leyes.

    También sabemos, porque lo tenemos delante de los ojos, que estas novedades que se inician con los casos más dramáticos -a veces, directamente falsificados- y estadísticas inventadas acaban ampliándose hasta constituirse en una surcusal más de la cultura de la muerte, una muerte que gana terreno en nuestra sociedad y, lo que es peor, en nuestra mentalidad.

    Se empieza matando incurables que viven en perpetuo dolor imposible de paliar (¿existe eso?) y se acaba en una Holanda en la que muchos ancianos prefieren cruzar la frontera e irse a Alemania a hacerse chequeos, no vaya a ser…

    Es la llamada ‘pendiente resbaladiza’ de la que los progresistas se han hartado de burlarse aunque se cumple inexorablemente. El experto en Bioética más citado de Estados Unidos, Art Caplan, ya advertía que la eutanasia en Bélgica y Holanda se está deslizando por esa tantas veces negada pendiente resbaladiza en perjuicio de grupos vulnerables.

    En un comentario en la prestigiosa JAMA Internal Medicine, Caplan y su colega Barron H. Lerner dan la voz de alarma. Su voz es especialmente autorizada porque ha sido un entusiasta partidario de la muerte asistida y defendió el referéndum para legalizara en Massachussetts en 2012. Pero las noticias que le llegan de los países donde ya se ha aprobado son alarmantes.

    Así, en Holanda, el 6,8% de quienes obtuvieron eutanasia o suicidio médicamente asistido estaban categorizados como «personas cansadas de vivir», sin enfermedad incurable o dolores insoportables. Un 3,7% del sufrimiento alegado era meramente de orden psicológico.

    De igual modo, el 49,1% de quienes solicitaron la eutanasia con éxito caracterizaban parte de su sufrimiento como soledad. Por último, hasta un 53,7% aducía, sencillamente, ser mayor de 80 años. ¿Ser viejo es una enfermedad?

    Más: casi una de cada treinta personas en Holanda (3,3%) elige ya morir mediante eutanasia. La tasa se ha triplicado desde 2002, año en que se legalizó la eutanasia. En la región belga de Flandes, donde la eutanasia se legalizó el mismo año que en la vecina Holanda, entre 2007 y 2013 la prevalencia de la eutanasia ha aumentado de un 1,9% a un 4,6% del total de muertes, casi una de cada veinte.

    El año pasado Bélgica batió otro triste récord: en 2015, fueron legalmente muertos mediante eutanasia 2.022 personas, frente a las solo 24 del primer año de vigencia de la ley. Desde su aprobación, han muerto oficialmente 12.762 personas por este medio.

    Se calcula que el 80% del gasto médico total de cada persona se produce en sus últimos cinco años de vida… saquen ustedes las conclusiones

    Hay, por supuesto, un segundo peligro del que es imposible evadirse y que se hará más urgente y probable a medida que el envejecimiento demográfico se haga sentir con toda su fuerza en Europa: el factor presupuestario.

    Los avances médicos hacen que la sanidad sea cada vez más cara y, siendo gratuita, impone al Estado del Bienestar crecientemente insoportable. Se calcula que alrededor del ochenta por ciento del gasto médico total de cada persona se produce en sus últimos cinco años de vida. Saquen conclusiones. ¿Hasta qué punto seguirá siendo ‘voluntaria’ la eutanasia en estas condiciones?

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