El acto reivindicativo tendrá lugar el miércoles 14 de septiembre a las 19:30 horas frente a la Embajada de China en Madrid (Josefa Valcárcel, 40B) y pretende llamar la atención sobre la situación de monseñor Pedro Shao Zhumin, así como la de su secretaria y dos sacerdotes, que fueron secuestrados junto al obispo.
Shao Zhumin es el obispo coadjutor de la diócesis de Wenzhou y estaba a la espera de sustituir a monseñor Zhu Weifang, titular de la diócesis, que murió recientemente de cáncer a los 90 años.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSe da la circunstancia de que Zhu Weifang pasó 22 años en la cárcel por defender su fe y el vínculo con el Papado en Roma. Apenas había pasado un año desde que fuera consagrado sacerdote en 1954, cuando fue detenido por primera vez y condenado a realizar trabajos forzados en un campo en el que permaneció durante 16 años, en 1971.
11 años después de trabajo pastoral en la clandestinidad, Zhu Weifang volvió a ser detenido y encarcelado durante otros seis años.
En 2010, el régimen de Pekín reconoció por fin a Weifang, que dedicó sus último años a procurar un acercamiento entre la Iglesia católica clandestina y la llamada «patriótica», tutelada por el Gobierno.
Otros obispos secuestrados
El caso de Pedro Shao Zhumin no es único en China por desgracia. La lista de sacerdotes y obispos que han sufrido secuestros, encarcelamientos, arrestos domiciliarios y todo tipo de acoso por parte del régimen comunista chino es larga.
Entre otros, sigue en arresto domiciliario desde hace más de cuatro años monseñor Tadeo Da Maqin; y el obispo de Baoding, monseñor James Su Zhimin, lleva 19 años en la cárcel. El pasado mes de abril, falleció monseñor Tommaso Zeng Jingmu, obispo emérito de Yujiang, que había pasado 30 años en prisión. Y el año pasado, murió el titular de la diócesis de Yixian, monseñor Cosmas Shi Enxiang, que estuvo 14 años en prisión.
Pese a todo, el pasao mes de agosto el secretario de Estado Vaticano, monseñor Pietro Parolin, aseguró que son “muchas las esperanzas y las actitudes para el desarrollo de una nueva etapa en las relaciones entra la Sede Apostólica y China”.
