El Papa Francisco, solo ante el crucifijo, en la Plaza de San Pedro.
El Papa Francisco, solo ante el crucifijo, en la Plaza de San Pedro.

En estos meses de pandemia y confinamiento universal se han puesto inevitablemente de manifiesto las actitudes profundas ante la vida, colectivas e individuales. Ha salido a la luz lo mejor y lo peor del ser humano. Han florecido la solidaridad, la entrega y el sacrificio, a la vez que la mentira, el enriquecimiento ilícito y rápido, y el odio al diferente.

Por un lado han crecido los sentimientos de fraternidad, pero simultáneamente la sociedad se ha polarizado aun más de lo que estaba.

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En esa amalgama de experiencias contrarias, las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación han sido el púlpito desde el que diversas personalidades, famosos, artistas… han aprovechado para aportar sus visiones, sentimientos, o incluso buscarse un hueco oportunista en estos momentos de incertidumbre económica y laboral.

Los políticos han oscilado entre las muestras de patriotismo solemne y superador de diferencias y posicionamientos dialécticos presuntamente ventajosos. El presidente Sánchez, superado por los cuatro costados por un tsunami para el que no estaba ni remotamente preparado, no ha hecho más que aludir a la “Ciencia” como refugio, madre y justificación de sus decisiones.

Se refería a ella con una fe decimonónica, devota, pasando por alto que la ciencia médica, amén de inexacta, está en pañales a frente a la Covid-19, algo desconocido, nuevo y extraordinariamente raro en su forma de comportarse. Sánchez se apoyaba en la “Ciencia” para decretar confinamientos, distancias sociales y demás cosas que están al alcance del sentido común de cualquier ciudadano y que nada tienen que ver con el saber científico.

Frente a la poca confianza que ha transmitido un presidente inseguro, que ha basado sus discursos en datos, cifras y magnitudes abstractas que no generaban confianza en la gente, hemos encontrado en los medios otros testimonios que realmente sí hacían nacer esperanza y confianza.

Iniciativas sociales para dar de comer a la gente; médicos y enfermeras, de cualquier color político, dejándose la salud e incluso la vida, por no traicionar su vocación de servicio. Y mil ejemplos más.

Entre todos estos testimonios que constituyen lo único que merece la pena conservarse de toda la avalancha mediática de estos meses, ha habido alguien cuyos gestos han sido capaces de transmitir confianza sin apoyarse en números ni previsiones abstractas. Un hombre anciano, de salud delicada, con problemas de movilidad, silencioso… atravesando solitario la Plaza de San Pedro de Bernini para terminar postrándose ante un Cristo doliente.

Una impresionante puesta en escena elocuente como pocas. El Papa Francisco ha testimoniado en estos meses la verdad más profunda: que somos nada, que la salvación no viene de nosotros mismos, que el mendigo es el protagonista de la historia.

En definitiva: que todos los avances de la ciencia, siempre buenos y prometedores, no sirven para darnos el ser y mucho menos para otorgar sentido a nuestro dolor, sufrimiento, e incluso muerte. Que la actitud soberbia del hombre moderno que cree controlarlo todo es una ilusión que se la lleva por delante un bicho microscópico que no entiende de fronteras, ingresos económicos ni edad. Que nuestra civilización que parece tocar a su fin necesita recuperar la humildad perdida y abandonar una prepotencia que solo nos ha traído desgracias. Gracias, Papa Francisco.

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Doctor en Humanidades por la Universidad CEU San Pablo y licenciado en Filosofía por la Universidad Pontificia Comillas. Profesor Adjunto de Narrativa Audiovisual en la Universidad CEU San Pablo. También es miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC), Director del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal Española y Presidente de Signis-España. Actualmente colabora en varios programas de la cadena COPE y en 13 TV dirige y presenta El cineclub de TRECE y Pantalla Grande. Dirige la revista digital de crítica de cine Pantalla 90. Crítico de cine de 'Alfa y Omega', 'El Debate de Hoy', 'Aceprensa' y 'Fila Siete'. Director de la colección de cine de Ediciones Encuentro. Autor de diversas monografías.