80 años del 18 de julio/ Franco confiaba en que la República le llamara para evitar la Guerra

    El 23 de junio un mes antes del Alzamiento, el general había enviado una carta al jefe del Gobierno, Casares Quiroga, expresando el malestar del Ejército y la gravedad política. Tenía la esperanza de evitar el golpe.

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    Francisco Franco y Casares Quiroga
    Francisco Franco y Santiago Casares Quiroga/Actuall

    La guerra civil española sigue buscando una interpretación equilibrada por todos los grupos y simpatías políticas. Los llamados especialistas, después de tantos años, siguen manteniendo los bandos y una flagrante división.

    Escriben con una idea preconcebida en la que persisten antes y después del estudio de tan dispersa documentación. Muchos han obtenido fama y viven, muy bien por cierto, gracias a la Guerra Civil, gracias a Franco.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    Esta historia de la que ahora se cumplen 80 años empezó con un fracaso, el de la II República proclamada de forma totalmente arbitraria el 14 de abril de 1931.

    Era el fruto de unas elecciones municipales que no decidían un cambio de Régimen sino la elección de 8.000 concejales. Nunca se convocaron para sustituir la Monarquía por la República. Por otro lado el resultado numérico dio el triunfo a los concejales monárquicos.

    La indiferencia de unos, el desánimo o la cobardía de otros, dio paso a la República que convocó las primeras elecciones sin garantía alguna de autenticidad y desarrolló una Constitución alejada de la realidad política y social de España.

    Si la República hubiese sido bien interpretada, sin injerencias totalitarias del Frente Popular y la URSS, la Guerra Civil no se hubiera producido

    Alfonso XIII en el exilio
    Alfonso XIII en el exilio

    Quedan interrogantes. ¿Estaba ya pactada la caída de la monarquía? ¿Estaba el Rey ya predispuesto, incluso antes de las elecciones, a abandonar España y dar paso a la República? ¿La actitud de apoyo a la República del general Sanjurjo, director de la Guardia Civil, fue exclusivamente por despecho al Rey?

    Es todo muy extraño y hay actitudes que no se entienden. A pesar de todo si la República hubiese sido bien interpretada, sin injerencias totalitaristas del Frente Popular y de la Unión Soviética, si se hubiesen respetado creencias e ideas, si hubiese sido mínimamente democrática, creo que habríamos tenido República para rato y la Guerra Civil nunca se hubiese producido.

    Es un error a mi juicio interpretar la Guerra Civil española como un prólogo de la Segunda Guerra Mundial. La única semejanza es la división fuertemente establecida en Europa entre temblorosas democracias, fascismo y comunismo.

    La Guerra Civil fue algo interno alimentado por años de enormes errores políticos y recomendaciones a la violencia y al odio fomentados desde el radicalismo.

    Así: del cuartel de Pontejos, a las dos de la madrugada del día 13 de julio de 1936 salieron autocares de guardias y cada jefe de vehículo recibió orden escrita de la misión a cumplir: una camioneta fue al edificio donde vivía el señor Gil Robles, que se había ausentado, otra, la número 17, paró en el domicilio de don José Calvo Sotelo, a quien el capitán Victorino Cuenca, José del Rey y dos o tres más detuvieron, en forma de secuestro, y asesinaron dentro de la camioneta, por la espalda, abandonando su cadáver en el cementerio del Este.

    El alzamiento contra el Frente Popular se inició en la tarde del 17 de julio de 1936 en Melilla y con extraordinaria rapidez se sumaron las guarniciones y poblacion civil de de las plazas de soberanía y territorios del Protectorado de Marruecos.

    Muley Ben Ismail, jafila del Protectorado y hermano del sultán de Marruecos se unió al alzamiento, alegando que era una sublevación contra un Gobierno perseguidor de la religión

    Franco en Marruecos
    Franco en Marruecos / Manuel Rico Avello

    Es curioso recordar que el Jalifa Muley el Mehdi Ben Ismail primer jalifa del Protectorado y hermano del sultán de Marruecos se unió al alzamiento declarando que lo hacía por tratarse de una sublevación contra un Gobierno perseguidor de la religión.

    Un ejército de veinte mil hombres quedaba en la madrugada del 19 de julio bajo el mando del general Franco, comandante general de Canarias.

    Franco estuvo desde el principio en contacto con Mola. Incluso tenían, desde que Franco fue Jefe del Estado Mayor Central y Mola estaba en África, una clave para entenderse.

    La prudencia de uno y otro y el oscurantismo con el que se quiere relatar la biografía de Franco, han nublado la verdad y la historia. Franco siempre estuvo del lado del alzamiento y siempre tuvo claro que su responsabilidad sería conducir las tropas de África.

    A pesar de que en los planes iniciales nunca se pensó en tener que recurrir a las tropas africanas ya que la idea (equivocada como pronto se vio), era que se produjese una rendición rápida del Gobierno republicano gracias a la presión ejercida sobre Madrid por las columnas procedentes de Valladolid y Pamplona junto a la de Valencia. El fracaso del levantamiento en Valencia supuso un cambio transcendental. Seguramente una de las razones más poderosas que condujeron a una prolongada guerra.

    La única duda que surgió en el interior de Franco y que a muy pocos transmitió, fue la ligera esperanza de ser llamado desde el gobierno de Madrid para llegar a un acuerdo y establecer el orden y la legalidad sin necesidad de un enfrentamiento.

    El General Moscardó en las ruinas del Alcazar de Toledo
    El General Moscardó en las ruinas del Alcazar de Toledo

    La carta de Franco a Casares Quiroga, jefe del Gobierno, fechada el 23 de junio de 1936 es toda una declaración de intenciones. Su esperanza duró más de lo que lo que se ha pensado. Liberado el Alcázar de Toledo y la llegada de las Brigadas Internacionales deshizo cualquier mínima esperanza. La guerra iba ser tan larga como terrible.

    Franco y Mola en los preparativos del Movimiento (reunión en Madrid en casa del agente de Bolsa José Delgado en marzo del 36) habían acordado que el teniente general Sanjurjo sería el encargado de dirigir los ejércitos evitando de esa manera los recelos que otro nombramiento produciría en Goded y en Queipo de Llano.

    Dos hechos van a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Por un lado, la muerte de Sanjurjo el día 20 de julio al capotar en el despegue la avioneta que le iba a trasladar desde Estoril a Burgos para tomar el mando.

    Y por otro, el fracaso de la sublevación en Valencia quizá provocado por la ausencia del general Goded que se trasladó de Mallorca a Barcelona, donde fue detenido, en lugar de dirigirse a Valencia como estaba previsto en los planes iniciales.

    Se hablaba de que o bien Franco o bien Mola se harían cargo de la zona nacional

    La situación creada daba a entender que Franco o Mola se harían cargo del mando de la zona nacional. Pocos han estudiado esta situación porque casi nadie se ha fijado en lo que en Burgos se planteaba, la importancia de las decisiones que allí se tomaban y la transcendental actuación de la Junta de Defensa Nacional.

    El día 23 de julio se reúnen en Burgos los generales de División Miguel Cabanellas y Andrés Saliquet, con los de Brigada Miguel Ponte y Manso de Zúñiga, Emilio Mola Vidal y Fidel Dávila Arrondo.

    En el Palacio de Capitanía General se celebra una amplia deliberación acerca de la situación del momento y las determinaciones procedentes.

    Como consecuencia de aquella reunión quedó decidida la creación de la Junta de Defensa Nacional, así como la publicación del “Boletín oficial de la Junta de Defensa Nacional” que posteriormente se convertiría en el Boletín Oficial del Estado.

    General Cabanellas
    General Cabanellas

    Al día siguiente, 24, sábado, quedaba constituida la Junta de Defensa cuya presidencia asumió el general Cabanellas, siendo vocales los generales Saliquet, Ponte, Mola y Dávila, los coroneles de Estado Mayor, Federico Montaner Canet y Fernando Moreno Calderón.

    Posteriormente fueron incorporándose a la Junta previo nombramiento en el BOE: el 30 de julio el capitán de navío Francisco Moreno; el 3 de agosto el general Francisco Franco Bahamonde; el 18 el general Germán Gil Yuste y el 17 de septiembre los generales Gonzalo Queipo de Llano y Luis Orgaz Yoldi.

    La Junta de Defensa Nacional de España asumía la representación legítima de la nación ante las potencias extranjeras, como verdadero Gobierno. Dado que los mandos de la Junta precisaban estar fuera de Burgos, lugar en cuya Capitanía General se instaló, el pleno de la Junta designó una Junta Permanente depositando los vocales de la misma sus votos en el general Dávila.

    La Junta Permanente quedó así formada por el presidente, general Cabanellas y los vocales, general Dávila y el coronel Federico Montaner que ejercía de secretario de la Junta.

    Desde los primeros momentos se creyó que para el día de Santiago, 25 de julio, las fuerzas nacionales entrarían en Madrid

    A partir de aquel día el Gobierno de Burgos se definía telegráficamente ante los Gobiernos extranjeros: «No se trata de una sublevación partidista y desordenada contra el régimen de Gobierno que mantenga una autoridad organizada y solvente. Ni se trata tampoco de una guerra civil. Tratase de un movimiento nacional encabezado por el Ejército y secundado ardorosamente por elementos sanos todo país, para rescatar a España y librarla de los horrores del Soviet».

    Desde los primeros momentos se creyó que para el día de Santiago Apóstol, 25 de julio, las fuerzas entrarían en Madrid y la guerra quedaría acabada.

    Pero…

    El día 1 de octubre de 1936 en Burgos la Junta de Defensa Nacional proclamaba al general de división Francisco Franco Bahamonde como Jefe del Gobierno del Estado español.

    Durante casi cuarenta años desde aquella fecha sonaría por toda España el grito: ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! Hace ahora ochenta años. Ya es historia.

    ¿Cómo se llegó a ese nombramiento? Se lo contamos en el siguiente capítulo.

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