Pablo Casado, presidente del Partido Popular. / EFE
Pablo Casado, presidente del Partido Popular. / EFE

El Partido Popular de Pablo Casado está exultante. Está tan satisfecho que incluso se ha felicitado a sí mismo en un editorial publicado en el diario La Razón. Pero ya sabemos que la imagen que queremos proyectar de nosotros mismos no es siempre la más fiel. Y el editorial de La Razón deja ver las costuras que unen los retales del traje de Casado.

El líder del PP le explicó a Cayetana Álvarez de Toledo que el Partido Popular ha decretado una tregua cultural; tregua trampa, porque la batalla continúa del otro lado. Ahora dice al mismo diario madrileño que él ha defendido siempre la libertad, lo que es indudable, pero que ahora tiene que circunscribirse a “las preocupaciones reales de la gente”.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Una defensa de las libertades con responsabilidad, con sentido de Estado, de Gobierno; un Gobierno que ya casi puede tocar con las manos porque sólo nos acordamos del PP cuando truena. Es una defensa de las libertades moderna, actual, urbana y sobre todo respetuosa con el medio ambiente. El medio ambiente del PSOE, de Podemos, de La Sexta, et al. 

El Partido Popular es constitucionalista. ¿Qué digo? Es casi una constitución en sí mismo: un espacio abierto a todos. Es la casa común del centro derecha. Pero ello supone un grave problema toponímico; o, más bien, geométrico.

Pues si bien a la derecha parece haber un precipicio por el que los votos se desploman hacia Vox, el centro es un lugar indeterminado. Por eso dice el editorial de La Razón que el PP “busca ese centro político” que, al parecer, todavía no divisa.

El problema, como decía agudamente Alfonso Guerra, no es “de dónde vendrán” para no haber alcanzado el centro tras décadas de intensa búsqueda, sino que el centro es, en realidad, la plena aceptación por parte de la izquierda. Y eso no se va a producir nunca. Nunca. Por eso jamás alcanzarán el centro político, a no ser que sea desde el comité federal del PSOE, pongamos por caso. Lo que seguramente deberían intentar, por un puro ejercicio de responsabilidad y sentido de Estado. 

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