Arcopoli, Cogam y otras hierbas: “Consejos vendo y para mí no tengo”

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    Fiesta del Orgullo Gay en Madrid / EFE
    Fiesta del Orgullo Gay en Madrid / EFE

    Tras la aprobación de una de las mayores aberraciones legales que ha parido esta democracia, la “Ley Cifuentes de des-igualdad a favor del colectivo LGTBI”, nos despertamos con la primera víctima de la caza de brujas que, sin ningún género de duda, se iba a llevar a cabo: la “coach” Elena Lorenzo, que en su página web ofrecía la posibilidad de revertir la homosexualidad a las personas que de forma voluntaria lo desearan.

    La tristemente famosa ley expone que está penada con multa de hasta 45.000 euros “la promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género en una persona” y que “para la comisión de la infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona a tales terapias” (Art. 69,4-c Infracciones muy graves).

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    Pese a ello, la asociación Arcopoli no se ha atrevido, aún, a exigir que su voluntad se imponga sobre la voluntad individual de un adulto libre y autónomo, como exige esta ley, y se obligue a la búsqueda de la felicidad que Arcopoli considera “la buena” para esa persona que, siguiendo la terapia, solo va a ver “agravado su sufrimiento”.

    Por ello, tremendamente preocupada de forma repentina porque no se estafe al ciudadano, Arcopoli ha esgrimido una acusación con dudas sobre la titulación de la implicada y la eficacia, o no, de sus terapias.

    Sin embargo, parece que esta primera “represaliada” es “coach oficial” y ofrece asistencia como “coach”, por lo que ese argumento no tiene mucho sentido. Sobre la efectividad, o no, de tales terapias y si es estafa, o no, deberían ser los clientes los que lo decidieran y, en el caso de sentirse engañados, los que lo denunciaran.

    Elena Lorenzo, cuya página ha sido denunciada por Arcopoli.
    Elena Lorenzo, cuya página ha sido denunciada por Arcopoli.

    Evidentemente más falsas que las terapias sobre aspectos de la personalidad resultan las ofertas de revelar el futuro con cartas, bolas o posos de café, por lo que habría que arremeter contra tales “profesionales”, que claramente no tienen titulación oficial alguna, “protegiendo preventivamente” al adulto libre, formado y autónomo e impidiéndole que elija en qué diversión, estafa o producto quiere invertir, o tirar, su dinero. Es más, gran cantidad de productos de belleza y alimentos, por ejemplo, ofrecen en los anuncios publicitarios unos efectos más que discutiblemente reales. Los prohibimos también, supongo.

    Siguiendo con esta loable preocupación de Arcopoli y sus filiales por la efectividad de las terapias y la cualificación de sus ofertantes, llevo yo tiempo queriendo que me resuelvan  ciertas dudas que me asaltan.

    Como docente, y aún sin la ley Cifuentes como rodillo definitivo de la imposición ideológica, he recibido ofertas de talleres y cursillos dirigidos a menores en las aulas “para erradicar la homofobia”

    Como docente, y aún sin la ley Cifuentes como rodillo definitivo de la imposición ideológica, he recibido ofertas de talleres y cursillos dirigidos a menores en las aulas “para erradicar la homofobia” y para “aceptar la diversidad sexual” por parte de diversos colectivos LGTBI. También he visto entrar en las aulas a unas personas enviadas por lobbies y ayuntamientos con la misma finalidad.

    Y siempre me he preguntado dos cosas que espero que, tanto Arcopoli como las asociaciones filiales de los lobbies LGTBI que imparten tales “talleres”, me respondan:

    1º: Qué clase de titulación o capacitacion esgrimían esos “formadores” para acceder a los menores e impartir algo que transitaba entre la doctrina y la terapia.

    2º: Qué efectividad, resultados o efectos secundarios tenían las sorprendentes terapias que, con el nombre “charlas de prevención del acoso homofóbico”, impartían y recomendaban Cogam, FELTB y todas las hierbas de ese colectivo, tan discriminado que tiene más asociaciones y filiales que peñas el Real Madrid y que accede a subvenciones, prebendas y aulas de menores con más facilidad que un gato a un sofá.

    Esos talleres para la aceptación para la erradicación de la presunta homofobia no son sino talleres de aversión de una presunta y supuesta homofobia en los menores con resultados nulos o contraproducentes

    Porque, al final, esos cursillitos y talleres para la aceptación de la diversidad sexual y erradicación de la presunta homofobia no son sino talleres de aversión de una presunta y supuesta homofobia en los menores con resultados nulos o contraproducentes, científicamente discutibles y de planteamiento éticamente inaceptable.

    Y porque, para mi sorpresa, contra la voluntariedad, la autonomía y capacidad de discernimiento que se le supone al adulto que solicita esos servicios de “coaching”, los menores, ni lo elegían, ni lo recibían de forma voluntaria, ni sus padres, como responsables últimos, eran informados de los contenidos de tales terapias.

    Como ejemplo de las terapias “anti-homofobia” que imparten estos colectivos a través de gente sin titulaciones conocidas y dirigidas a menores de forma obligada en un aula de la que no pueden salir sin buscarse complicaciones, vamos a ver una propuesta del “Guión para las charlas de prevención del acoso escolar homofóbico de COGAM”, miembro de FELGTB:

    El círculo de los abrazos

    Con la disculpa de que “hay que separar la afectividad de la sexualidad” obligan a los menores a dar abrazos y besos, al margen del sexo, a un compañero con los ojos tapados sin que éste los identifique. Como ya saben que la expresión de la afectividad masculina y femenina es diferente, avisan: “Cada chico que dé un abrazo dando palmaditas en la espalda (si el abrazo es a otro chico ocurre el 99,9% de las veces) hay que hacerle que repita el abrazo hasta que deje de dar la palmaditas (Explicar que eso no es afectividad, “te abrazo pero que quede claro que sigo siendo muy machote”)” (sic).

    Al margen de cómo es posible que esa imposición produzca un rechazo a la homofobia (terapia ineficaz) lo que sí se producen son tres cosas, además del maltrato y la ridiculización individual de alumnos menores indefensos.

    En primer lugar, la ridiculización de la masculinidad (“ya está otro que tiene que demostrar que es machote…”) y sus expresiones afectivas. En segundo lugar, la imposición de una afectividad que en el 99,9% de las veces no es natural y espontánea (reconocido por los propios “expertos”) y en un gran número de alumnos, no deseada. Y por último, la imposición de contactos que no se desean.

    Y aquí la pregunta del millón: “Mi padre y yo nos saludamos así, si eso no es afectividad, ¿es que no me quiere?”

    Hay otras perlas de terapia antihomofóbica “La Caja de las Palabras”: se meten palabras en una caja (bisexualidad, transexualidad, sexo biológico…), los alumnos sacan un papel e intentan explicar al resto lo que es cada cosa para “repasar la teoría”.

    Otro ejemplo es el “El Psicólogo” durante cuya ejecución se simula que un alumno no avisado del juego va a una terapia dónde se le muestra que “su problema es la heterosexualidad” y se le obliga a responder a diversas preguntas…

    Cifuentes es una entusiasta del Día del Orgullo Gay.
    Cifuentes es una entusiasta del Día del Orgullo Gay.

    Con la totalitaria Ley Cifuentes, los contenidos teóricos y terapias homofóbicas (LGBTIfóbicas se llaman en la ley) se incluyen en los textos, materiales de clase, programas de las asignaturas, currículos en todas las etapas educativas y en todos los centros. “Expertos” en erradicar la extendidísima LGTBIfobia en el país más gayfriendly del mundo, según encuestas internacionales, formarán al personal docente en las “prácticas de aversión fóbica…”.

    ¿Vais a pedir al menos, para contar con la voluntariedad del implicado, como cuenta Elena “la coach”, el permiso de padres y menores para impartirlo?

    ¿Hablamos de  terapias, expertos y resultados?  ¿Hablamos de imposiciones, acientificidad, y manipulaciones?

    ¿Nos vais a contar, queridos lobbies homosexualistas, políticos que jugáis con los derechos humanos fundamentales y la intimidad de los menores, señora Cifuentes qué se busca con esto, qué resultados produce, quién los garantiza como buenos y adecuados?  

    ¿Vais a pedir al menos, para contar con la voluntariedad del implicado, como cuenta Elena “la coach”, el permiso de padres y menores para impartirlo?

    “Consejos vendo y para mí no tengo».

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    Riojana. Filóloga Profesora de educación física. Madre objetora a educación para la Ciudadanía. Estudiosa de la ideología de género. Conferenciante, tertuliana en programas de radio y televisión. Miembro de la Ejecutiva Nacional del partido VOX. Escritora de novelas y ensayos. Perseguida por su libro “Cuando nos prohibiernos ser mujeres…y os persiguieron por ser hombres”. Buscadora de la verdad. Defensora incansable de los derechos humanos fundamentales.